La digna rabia por los 43 normalistas resuena en un zócalo amurallado La digna rabia por los 43 normalistas resuena en un zócalo amurallado
Foto: Eduardo C. Ortiz/Eje Central

Una oleada de digna rabia salió del Ángel de la Independencia este 26 de septiembre. Eran los padres y las madres de los 43 normalistas de Ayotzinapa junto a miles de manifestantes que reclamaban verdad y justicia a 10 años de la desaparición de los estudiantes.

La lluvia no los detuvo. Tampoco lo hicieron el cansancio o el frío. Y mucho menos una muralla de cemento que interrumpió su marcha rumbo al zócalo capitalino.

Universitarios, organizaciones sociales, integrantes de las normales rurales y colectivos de todo el país arroparon a las familias en su lamento, tal y como lo hicieron en 2014. Y a una década del crimen acusaron a la autoridad y al Estado de encubrir al Ejército.

Los vidrios rotos y las pintas ocurrieron de forma paralela a la manifestación, pero el ruido que provocaron no logró opacar las consignas ni retener a sus participantes.

Entre la multitud, destacaron tres ataúdes que parecían flotar y que cruzaron Paseo de la Reforma, giraron sobre Avenida Juárez y transitaron directo al zócalo sobre la Calle 5 de mayo hasta que toparon con pared.

A las 18:20 de la tarde, la vanguardia descubrió que los accesos al zócalo habían sido bloqueados con material de construcción y que la única forma de pasar era disolviendo el oleaje en pequeñas gotas de agua.

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Estudiantes normalistas participaron en la protestas por los diez años del caso Ayotzinapa. Foto: Alejandro Aguilar

Los participantes se las ingeniaron para llegar al zócalo, acusaron “que la plancha no tiene un solo dueño”, calificaron el bloqueo como una provocación y avanzaron por calles paralelas, entre los obstáculos. Los más hábiles incluso pasaron por encima de ellos.

Contra todo pronóstico, la comitiva logró arribar a la plaza de la Constitución.

Sin embargo, la muralla no pasó desapercibida para las familias y el reclamo de impunidad resonó más fuerte que nunca. Dando la espalda a Palacio Nacional, los padres y las madres llamaron traidor a Andrés Manuel López Obrador.

Este gobierno da vergüenza. No sé qué miedo tenía el presidente de que la marcha llegara al zócalo. No nos van a detener unos pedazos de block. Y si tenemos que brincarlos los vamos a brincar, y lo haremos junto a toda la gente que usted defraudó”, acusó en el micrófono Mario González, padre de César Manuel.

Junto a él, uno de los defensores de las familias señaló falta de empatía desde el poder y sugirió que la doctrina humanista, que pregona el titular del Ejecutivo, no es más que una farsa.

A los reclamos por la muralla, se sumó el de la impunidad y sin titubeos ni temores los padres exigieron que se castigue la participación de las fuerzas armadas en la desaparición forzada masiva.

“Señor presidente, no nos hagamos tontos. Usted sabe perfectamente bien que el que participó cobardemente en el ataque hacia nuestros hijos fue el ejército. Usted lo sabe y desafortunadamente se puso del lado de la traición, No nada más traicionó a estos 43 padres de familia, sino a todo un pueblo mexicano sediento de justicia y de verdad”, remató González.

Bajo la oscuridad, los manifestantes se fueron replegando, pero las madres alzaron la voz para prometer que no cejarán en la búsqueda de sus hijos ni en la exigencia de “presentación con vida”.

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En el Antimonumento a los 43, las familias llevaron a cabo un “pase de lista”. Foto: Alejandro Aguilar

Hilda Legideño, madre de Jorge Antonio Tizapa, le recordó a los presentes que es imposible olvidar a un hijo y subrayó que si bien la administración priista fabricó “la verdad histórica”, la gestión lopezobradorista terminará con una cuenta pendiente con Ayotzinapa.

“Son nuestros hijos a quienes amamos y a quienes queremos de regreso. Nosotros como padres seguiremos adelante, porque nos asiste la razón. Dos gobiernos, el de Enrique Peña Nieto, responsable de la desaparición y en el que fabricaron la verdad histórica, y el actual gobierno (nos fallaron). Ellos también le dieron la espalda al caso Ayotzinapa, firmaron un decreto que al final no les importó”, aclaró.

El abogado Vidulfo Rosales reconoció que este sexenio tuvo voluntad cuando asumió el caso y creó una Comisión para la Verdad; no obstante, recriminó que la misma se disolviera en cuanto “las pruebas apuntaron a la complicidad del Ejército”.

La década de incertidumbre terminó con un acto de digna rabia, tal y como empezó, pero las familias anticiparon que la lucha no se acaba.

En medio de la plancha del zócalo y con un mural de fuego a sus espaldas, los padres, las madres y los abogados del caso destacaron que la justicia va más allá de partidos y sexenios y anticiparon que están dispuestos a recorrer todos los caminos necesarios a fin de encontrar aquel que los guíe a la verdad.

“Pueden llegar gobiernos y pueden salir, pero mientras no se tenga la repuesta ni información del paradero de los 43 estudiantes, mientras no se sepa la verdad de lo que ocurrió la noche del 26 de septiembre, seguiremos caminando y levantando la voz, hasta que haya verdad y justicia”, resonó.

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Las vallas frente a Palacio nacional fueron intervenidas con una frase para los jóvenes desaparecidos. Foto: Alejandro Aguilar

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