El Serengueti mexicano

Víctor Aguilar, Ana Ballesteros e Iñaki Malvido

A simple vista, la cuenta de la fundación Black Jaguar-White Tiger en Instagram parece el paraíso de cualquier amante de la naturaleza. En ella pueden verse miles de videos y fotografías de animales, especialmente grandes felinos: jugando entre sí, siendo alimentados, corriendo, saltando, posando para fotos con celebridades, conviviendo con sus cuidadores. No es casualidad que 7.2 millones de personas y contando sigan día con día las publicaciones.

Black Jaguar-White Tiger, o Jaguar Negro-Tigre Blanco, fue creada en el año 2015 por el empresario mexicano Eduardo Serio, a quien sus seguidores también conocen como “Papa Bear”. En el año 2016 fue registrada formalmente como organización sin fines de lucro y libre de impuestos. Desde entonces ha “rescatado, rehabilitado y preservado animales”, de acuerdo con su sitio web, escrito en inglés en su totalidad. Se autodenomina “santuario”, pero carecen de las características necesarias para ser considerada como tal.

En un enorme claro entre pinos y abetos, azotada por el viento y el sol, se encuentra una de las instalaciones de Black Jaguar-White Tiger. En aquellos terrenos áridos conviven varios de los cientos de felinos de la organización en jaulas cercadas con rejas. Hoy en día, de acuerdo con uno de sus veterinarios de cabecera, Mario Macías, en entrevista con la periodista Mara Patricia Castañeda, tienen aproximadamente “unos 400” felinos. Sin embargo, la cifra exacta no es clara. 

Ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Black Jaguar-White Tiger se registró como un Predio o Instalación de Manejo de Vida Silvestre (PIMVS). Se le llama así a los “criaderos intensivos, viveros, jardines botánicos o similares que manejan vida silvestre de manera confinada con propósitos de reproducción controlada de especies o poblaciones para su aprovechamiento con fines comerciales”. 

En su página web, la fundación menciona que rescata animales a través de “misiones independientes o en colaboración con el gobierno mexicano”. Otros felinos son donados por particulares que ya no pueden mantenerlos. Eduardo Serio, en la cuenta de Instagram de la fundación, ha mencionado varias veces a los animales que recibe por parte del gobierno, muchos de ellos supuestamente rescatados de situaciones de maltrato y abuso. El gobierno mexicano, a través de la Semarnat y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), entrega animales confiscados a diferentes organizaciones que velan por la conservación de los animales silvestres, como podría ser un zoológico.

Rafael Pacchiano, exsecretario de la Semarnat, dice que durante su gestión esta secretaría tenía alrededor de seis centros donde se resguardaban animales mientras se les encontraba un nuevo destino. De acuerdo con él, la Profepa “la pasaba mal” porque no tenían muchos lugares donde poner a los animales rescatados.

De acuerdo con una solicitud de transparencia a la Profepa, desde el año 2015, esta instancia gubernamental ha depositado 92 animales en Black Jaguar-White Tiger. Entre 2015 y 2018, bajo la gestión de Rafael Pacchiano Alamán, la fundación de Eduardo Serio recibió 90 ejemplares, incluyendo 33 tigres, 30 leones y 5 jaguares. A partir de 2019, bajo las gestiones de Josefa Blanco-González Ortiz-Mena y Víctor Manuel Toledo Manzur, sólo recibieron 2 leones. Otra solicitud de información a la misma Procuraduría explica que el decremento en número de animales entregados a la organización de Serio se debe a que se ha procurado canalizar ejemplares en distintos sitios para evitar la sobrepoblación en un solo predio. De acuerdo a la misma solicitud transparencia, en el mismo periodo, de 2015 a la fecha, solo se entregaron 8 felinos al Zoológico de Chapultepec.

Los felinos olvidados

Ma-Tzu. Tierra. Love. Estos son tan solo algunos de los nombres de los grandes felinos que tiene Black Jaguar en sus instalaciones y que protagonizan las publicaciones de sus redes sociales. Eduardo Serio documenta el día a día de su fundación a través de imágenes y videos, con largas explicaciones en inglés en los pies de foto. De esta forma los seguidores de la cuenta pueden enterarse de cuando llega algún cachorro, cuando rescatan algún león o cuando un tigre se pone a jugar. Las publicaciones dan un vistazo a las personalidades de estos animales, pero también a la de Eduardo Serio. A través de sus posts podemos conocer varios aspectos de su vida –por ejemplo su repetido apoyo a Donald Trump, incluso escribiendo que fue “el honor de su vida haber luchado contra el comunismo” junto al expresidente–, su amistad con personajes como el artista chino, Ai Weiwei, y su acercamiento a la espiritualidad con fotografías y frases del gurú indio, Osho. 

La primera, la que empezó todo, fue Cielo, una cachorra de jaguar negra, que, de acuerdo con Eduardo Serio en entrevista con la revista Hotbook, se había quedado huérfana e iba a ser vendida en el año 2013 a una tienda de animales “para que el público se tomara fotos con ella”. Serio dijo que logró convencer a la persona que vendería a la jaguar de que mejor se la “donara” a él. Dice no haber pagado por ella. Para la revista Rolling Stone Colombia se contó una versión distinta de esta historia: supuestamente Cielo ya estaba en la tienda de animales, donde la drogaban para que la gente se tomara fotos, y Serio la compró. No queda claro cuál de las dos versiones es la más apegada a la realidad. Sin embargo, tras quedarse con Cielo, formó la fundación que ahora se conoce como Black Jaguar-White Tiger. 

En cuestión de meses empezaron a llegar más felinos, muchos de ellos de circos, tras entrar en vigor el artículo 78 de la Ley General de Vida Silvestre, que prohíbe que los circos usen animales en sus espectáculos, modificación propuesta e impulsada por el Partido Verde Ecologista de México. De acuerdo con Rafael Pacchiano, esta ley complicó la situación de los animales resguardados en el país, ya que “se agotaron los espacios”.  “La Profepa empieza a encontrar en esta fundación una salida para poder darle una vida digna a estos animales que están entregando principalmente a los circos. Entiendo que Profepa entregó cerca de 400 animales a esta fundación”, dice el exsecretario.

Mientras esto ocurría, más gente comenzó a donar los felinos que tenían como mascota. Al aumentar el número de felinos, la fundación tuvo que buscar más sitios para seguir operando. A pesar de que Serio dice que rescató a Cielo para que la gente no se tomara fotos con ella, en Black Jaguar-White Tiger los visitantes se retratan con los felinos, incluyendo a la jaguar negra. 

Fundaciones como Black Jaguar-White Tiger son parte de un círculo vicioso en el mercado de mascotas silvestres, en especial los grandes felinos. Esto se debe a que mucha gente compra leones, jaguares o tigres y, a los pocos meses de tenerlos, se dan cuenta que son animales grandes cuyo mantenimiento es costoso. Además en muchas ocasiones pueden llegar a ser peligrosos. Por eso los depositan en zoológicos o colecciones privadas. En México es legal tener un animal de este tipo, siempre y cuando se cuente con el papeleo y los permisos correspondientes de la Semarnat. La compra-venta de estos animales está tan normalizada que una persona en México puede encontrar grandes felinos en varios lugares: desde un criadero de especies, hasta un grupo de Facebook.

“Hay muchos particulares que se les hace muy fácil ir a comprar un león. Lo compran de tres, cuatro semanas, es chiquito, no pasa nada. Pero un león a los dos, tres meses ya no lo aguantan. ¿Entonces qué hacen? Nos lo mandan”,  dice el veterinario Mario Macías, en su entrevista con Mara Patricia Castañeda.

María Teresa Moreno es médico-veterinaria zootecnista. Desde hace más de 30 años se dedica a la comercialización y asesoría legal de fauna silvestre. Para ella parte de la problemática de las mascotas salvajes es que a pesar de tener el papeleo legal, se debe tener también un plan para mantener al animal por sus 20 o 25 años de vida. Al complicarse este segundo paso, muchos dueños de mascotas salvajes se dan cuenta que ya no pueden mantenerlos. En su experiencia, decenas de personas llevaban los animales que ya no podían tener a zoológicos o de regreso a los criaderos de donde los compraban. “El animal no es para cinco meses, sino para 25 años”, dice Moreno.

De relojes, donantes y leones con nombres de estrellas

Dada la presencia de felinos rescatados, felinos cachorros y felinos donados, Black Jaguar-White Tiger cuenta con tres lugares diferentes en Ciudad de México. Ahora, son aproximadamente 400 felinos, de acuerdo con el veterinario Mario Macías. Los más cachorros están en un sitio y los adultos en dos ranchos. El más grande de estos últimos se encuentra en el Ajusco, en las faldas de uno de los volcanes que enmarcan el Valle de México. Ninguno de estos espacios está abierto al público, a menos que se pague una inscripción como voluntario por una semana, con un costo de 3 mil 150 dólares, unos 63 mil pesos.

El precio no es lo único que hace que el recinto sea exclusivo. Esto también se debe a la cantidad de celebridades que visitan a los felinos y se toman fotos con ellos. Desde expresidentes como Enrique Peña Nieto o Ernesto Zedillo, hasta cantantes como Katy Perry o Demi Lovato aparecen en fotos y videos subidos por la fundación a Instagram desde el año 2015. Muchas de estas estrellas ayudan a promocionar las donaciones a Black Jaguar. Además de eso, otros tantos famosos han dejado una huella distinta en el lugar: muchos de los felinos llevan sus nombres. Hay un león llamado Lewis, por el piloto de Fórmula 1, Lewis Hamilton. Hay una tigresa llamada Khloé, por la estrella de reality, Khloé Kardashian. Hay un león llamado MalumaBaby por el cantante colombiano. Todos estos felinos forman parte del espectáculo que son las redes sociales de Black Jaguar, y haciendo honor a sus nombres, se han convertido también en celebridades para los millones de fans de la fundación.

Black Jaguar-White Tiger sobrevive de los donativos de “las personas que siguen la fundación y ciertos patrocinadores que apoyan, ciertas marcas que apoyan. Pero principalmente la gente que dona”, dice Mario Macías, en entrevista con Mara Patricia Castañeda. Dos de las marcas a las que se refiere aparecen incluso en su página web, son Swarovski, una marca austriaca de joyería, y Hublot, una compañía sueca de relojes de lujo. En el sitio web también aparece un botón naranja con la palabra donate (done). Al dar click se despliegan diferentes planes de pago: mensual, trimestral, anual o por una sola vez. También existe la posibilidad de hacerse “patrocinador” de alguno de los “bebés”, a cambio de recibir una fotografía personalizada o menciones en la cuenta de Instagram de la organización.

De acuerdo con la Secretaría de Hacienda y del Servicio de Administración Tributaria (SAT) la organización de Eduardo Serio ha recibido donativos cada año desde 2016 –cuando fue su primer ejercicio fiscal– hasta 2019, que corresponde a los últimos datos disponibles. A lo largo de esos cuatro años reportan haber recibido 88 millones 386 mil 438 pesos por parte de donantes.

En los diferentes registros ante el gobierno hay una contradicción: aunque Black Jaguar está registrada como una donataria autorizada sin fines de lucro ante la Secretaría de Hacienda, también está clasificada como un PIMVS ante la Semarnat, un Predio o Instalación de Manejo de Vida Silvestre cuyo propósito es un aprovechamiento, en este caso de los animales, “con fines comerciales”.

El santuario que no es santuario

“Estás en tierras sagradas, actúa en consecuencia”, anuncia, en inglés, a los exclusivos visitantes uno de los muros dentro de las instalaciones de Black Jaguar-White Tiger. A los ojos de millones de personas, esta fundación se presenta a sí misma como un santuario. Sin embargo, para la Comisión Nacional de Áreas Protegidas (Conanp) los santuarios son “áreas establecidas en zonas caracterizadas por una considerable riqueza de flora o fauna o por la presencia de especies, subespecies o hábitat de distribución restringida”. En la lista se mencionan 18 santuarios en nuestro país, que en su mayoría son playas, como Playa de Puerto Arista en Chiapas o Playa de la Isla Contoy en Quintana Roo. Todos estos lugares son ecosistemas naturales completos, no establecimientos fabricados por personas. Black Jaguar-White Tiger no es uno de los 18 santuarios protegidos por el Estado Mexicano. 

La fundación de Eduardo Serio tampoco está reconocida como santuario frente a la Federación Global de Santuarios de Animales, una organización internacional que se encarga de acreditar este tipo de lugares para asegurarse que los animales tengan la mejor calidad de vida posible. Los santuarios que pertenecen a esta federación no pueden permitir el contacto físico directo de los animales con los visitantes, como podría ser tomarse una foto con un felino o cargar a un cachorro, ya que esto puede poner en riesgo la salud de ambas partes. Black Jaguar-White Tiger no cumple con este requisito.

Miguel Rivas Soto, experto en refugios, santuarios y conservación en Oceana, una organización internacional que trabaja por la protección de los océanos, dice que para definir los santuarios de una especie determinada, se debe definir el “ámbito hogareño” o el espacio adecuado que necesita para cumplir sus necesidades biológicas. “Para algunos felinos mayores se necesitan crear santuarios de cientos de kilómetros cuadrados, porque son necesarios para que busquen sus presas”, dice Rivas. Black Jaguar no cumple con esta característica. Los felinos están hacinados en espacios relativamente pequeños, considerando que son especies que por naturaleza recorren cientos de kilómetros al día. Casi no hay sombras para ocultarse del sol: solo una  pequeña malla oscura que atraviesa las jaulas de un extremo a otro. Donde muchos imaginarían un oasis, hay solo pasto seco, rodeado de concreto y alambre.

Luis Yescas, biólogo experto en jaguares que trabaja en la fundación Jaguares en la Selva, en Oaxaca, dijo que las instalaciones carecían de vegetación debido al tipo de terreno árido. Concluyó que debido a la falta de árboles y otras características de hábitats naturales, probablemente los animales que viven en Black Jaguar tienen pocos estímulos para desarrollar sus conductas naturales.

Teresa Moreno también destaca que Black Jaguar-White Tiger no es un santuario por definición. “Yo puedo decir que mi garage se llama Santuario Tere Moreno. Y eso es lo que él (Eduardo Serio) hizo”.

“No comparto la forma de hacer ‘conservación’ o educación ambiental, manejando animales cachorros o adultos con contacto directo, mucho menos si es dentro de una casa, en un sofá o una cama”, agregó Yescas sobre los videos de la fundación que pueden verse en redes sociales. “Creo que lejos de educar, el mensaje se convierte en: ‘tú también puedes tener uno y así ayudas a la conservación’ –cuando solo se exponen a accidentes y, sobre todo, a tener especies sin una calidad de vida digna”. 

Por otro lado, el exsecretario Rafael Pacchiano difiere en ese sentido diciendo que si Black Jaguar-White Tiger estuviese abierto a todo público sí se rompería “la idea del santuario y de darles una vida digna”, pero al tener “ciertas celebridades que él (Eduardo Serio) invita para vender” solo se están generando ingresos para que la organización pueda continuar operando. “Entiendo que se venda como santuario, supongo que como mercadotecnia”, dice Pacchiano.

Las diferentes especies conviven de forma inusual en las instalaciones de Black Jaguar-White Tiger. Esto puede verse en sus publicaciones de Instagram o Facebook, o en videos más largos en su canal de YouTube, que cuenta con más de medio millón de suscriptores. Un ejemplo de esto es un video filmado por el mismo Serio, titulado The Kids o “los niños”. El creador de la fundación se graba entrando a una de las jaulas donde se pueden observar al menos cuatro leones, dos tigres y dos jaguares conviviendo todos juntos en la misma jaula. Especies como los leones africanos y los tigres, que habitan comúnmente en Asia, difícilmente estarían juntos en la naturaleza. Luis Yescas considera difícil que los felinos convivan de esta manera. “Salvo por el león, el resto de los animales son solitarios, entonces es muy difícil hacer un grupo de jaguares. En ocasiones los tenemos separados como normalmente viven, solitarios”. 

Para este reportaje buscamos a Eduardo Serio para conocer su opinión al respecto a través de correo electrónico y de dos cartas entregadas al personal de Black Jaguar-White Tiger. No obtuvimos respuesta.

Los ‘bebés’ de Black Jaguar-White Tiger

Otra parte importante del atractivo de las redes sociales de Black Jaguar, y de la fundación en sí misma, es la constante presencia de cachorros de grandes felinos. En varias publicaciones aparecen cachorros de león jugueteando entre sí o cachorros de tigre acostados en mantas con peluches. 

El registro de la fundación de Serio como PIMVS incluye una clasificación en la que entran los criaderos intensivos o lugares que manejan vida silvestre con el propósito de reproducir especies y aprovecharlas comercialmente. 

Sin embargo, en la página web de Black Jaguar-White Tiger, dicen estar en contra de los criaderos de animales, de hecho los colocan como uno de los problemas centrales que quieren combatir. 

De acuerdo con el veterinario Mario Macías, Black Jaguar-White Tiger tenía un programa con el gobierno de Enrique Peña Nieto para reproducir especies de felinos nativas de México como el jaguar, el jaguarundi, el ocelote y el tigrillo, para reintroducirlos a la naturaleza posteriormente. 

En el sitio web oficial de Black Jaguar explican que la razón por la que tienen tantos cachorros es porque “la mayor parte de sus rescates son jóvenes cachorros o hembras embarazadas, resultando en nuevos nacimientos en el santuario”. Esto es contradictorio con lo que sostiene el doctor Mario Macías, al mencionar que los animales que reciben muchas veces son aquellos que son demasiado grandes para mantener en casa. En resumen, a pesar de estar registrados legalmente como PIMVS, que por definición es un criadero intensivo de especies, Black Jaguar se presenta ante el público como anti criaderos.

Cuatro rejas

La organización de Eduardo Serio no ha estado exenta de críticas. De hecho, al buscar el hashtag #BlackJaguarWhiteTiger en Instagram aparece un aviso que dice: “Protege la vida salvaje en Instagram”. A esto le sigue un párrafo que explica que el hashtag de la fundación podría estar ligado a publicaciones que incitan al abuso y venta de animales exóticos.

En el año 2019, el cantante colombiano Maluma fue blanco de críticas de cientos de usuarios de Instagram tras visitar Black Jaguar-White Tiger y posar en fotos con animales. Entre las historias que subió a su perfil, aparecía con Mala Mía, una leona llamada en honor a Mala mía, una de sus canciones más famosas. Debido a la cantidad de comentarios negativos sobre estos acontecimientos, el músico borró su cuenta de Instagram temporalmente.

Otras organizaciones internacionales como Wild Welfare, o medios como The Independent y The Daily Beast se han sumado a las críticas. La principal preocupación que comparten es la forma en la que los humanos interactúan con los animales, así como la constante presencia de cachorros de felinos.

Black Jaguar-White Tiger no es un caso aislado. Es uno de los cientos de establecimientos en México donde la gente puede depositar a sus exóticos felinos, sin mirar atrás. Ahí, los tigres, leones y otras especies de animales que no son nativas de nuestro país pasarán el resto de sus días. Muchos de ellos crecieron en patios, albercas y circos, lejos de los enormes bosques de Asia, de las soleadas planicies de África y las húmedas selvas al sur de México: lugares que jamás conocerán y en los que difícilmente podrían sobrevivir.

En cuestión de segundos uno de los tigres de Black Jaguar-White Tiger camina de un extremo a otro dentro de la jaula que comparte con otros tres grandes felinos. Los miles de kilómetros para ser libre son una posibilidad inexistente, como para la gran mayoría de los felinos del recinto. En su lugar quedan solo cuatro rejas en algún rincón del Ajusco.


Puedes leer la primera parte del reportaje “El país de las fieras” aquí: La crisis del cautiverio


“El país de las fieras” es un reportaje realizado como trabajo de titulación de la carrera de Comunicación, subsistema de Periodismo, en la Universidad Iberoamericana. Fue editado por Rafael Cabrera.