El negocio de la nieve: una tradición en riesgo y golpeada por la crisis económica
La nevería "La cotorra" es un negocio familiar que ha trascendido generaciones. Foto: Alexa Herrera / La-Lista

Para la Nevería La Cotorra, originaria de Tulyehualco, los ingredientes que han mantenido a flote al negocio es la unión y la constancia. María Elvia Ávila Jiménez, encargada del negocio familiar que nació hace 75 años, dice que la nieve también sabe a tradición y a familia que se demuestra cada año en la Feria de la Nieve.  

Sin embargo, tras dos años de que la pandemia por Covid-19 la suspendiera, regresar no ha sido un trabajo fácil ante un escenario retador: una crisis económica, el fallecimiento de los abuelos a causa de Covid y un futuro tambaleante ante la falta de generaciones a quienes se les pueda transmitir los conocimientos y mantener viva la tradición.

Hoy los hermanos Ávila Jiménez, María del Carmen, María Elvia, Dora María, Jaime y Gerardo, cuentan la historia de uno de los negocios fundadores de la Feria de la Nieve, que se celebra del 9 al 18 de abril en Xochimilco, y cómo han evolucionado a lo largo de los años.

La Cotorra

Elvia cuenta que en el pueblo Tulyehualco se acostumbra a que la gente tenga apodos, a su papá le decían “La Cotorra”, ella cree que porque hablaba mucho, dice entre risas, sin embargo, fue su tía abuela, Gloria Pinzón de la Rosa, la que inició con la venta de la nieve y quien le enseñó a su mamá, Daría Jiménez Pinzón.

Elvia señala que su mamá quedó huérfana a los tres años de edad y fue su tía abuela quien se hizo cargo de ella, y se la llevaba a vender nieve y dulces típicos, como dulce cristalizado y de leche, a las ferias de los pueblos cargando los botes en la espalda y el hielo, cuando ella tenía ocho años de edad. 

Ahí, hace 75 años, comenzó el negocio familiar. Pero fue en la Semana Santa cuando se dieron los inicios de la feria, pues al ser una de las fechas más concurridas en la parroquia su tía ponía un puesto para que al término de las actividades las personas pudieran disfrutar de una nieve. Había pocos sabores: limón, mamey y fresa. 

Para 1970 ya habían cinco puestos que eran atendidos por la familia, conforme pasó el tiempo se unieron más personas que también se dedicaban al oficio de la nieve. Hoy la feria suma 80 expositores solo de nieve, sin contar a los que venden antojitos y artesanías. 

“Nosotros fuimos de los negocios fundadores de la feria”, cuenta Elvia. 

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Foto: Alexa Herrera / La-Lista
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Gracias al hielo, la sal de grano y el movimiento circular del molde metálico, la nieve se va formando. Foto: Alexa Herrera / La-Lista
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La señora Daría junto a su hija Elvia. Foto: Alexa Herrera / La-Lista

Cuando su tía ya no se sintió con fuerzas para continuar con el negocio, en 1980, le entregó la dirección a su mamá, que tenía casi 50 años de edad, en ese momento, toda la familia se sumó a ayudar y a trabajar en él. Al crecer la feria también tuvieron que innovar.

“Mi mamá era muy creativa y comenzó a hacer sabores diferentes, como cacahuate, elote, nopal, leche quemada, aguacate”, dice. La apuesta era cada año sacar un nuevo sabor.

Esta es la primera vez que su mamá no está presente en la feria. Covid no ha dado tregua y el año pasado, tanto su mamá como su papá fallecieron a causa de esta enfermedad. México, al 11 de abril de 2022, acumula 323 mil 727 defunciones derivadas de la pandemia, según cifras de la Secretaría de Salud. 

Por lo que este año es significativo porque decidieron seguir adelante con el negocio y no permitir que la tradición muera. Pero Elvia reconoce que el futuro del negocio familiar es tambaleante porque no hay nuevas generaciones a quiénes heredar los conocimientos y porque tienen otras aspiraciones.

“Como es un trabajo manual ellos traen en mente otros métodos para hacerlo que es menos cansado y costoso, necesita uno inculcarles el amor al negocio porque sino no lo hacen. Esa parte es complicada”, señala.

Esta no es la única temporada en que se vende nieve en la familia, Elvia lo hace todo el año en su casa, como desde hace 15 años, un negocio que incluye la venta de algunos dulces artesanales que ella misma prepara, como buñuelos, amaranto, muégano, galleta, entre otros.

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Foto: Alexa Herrera / La-Lista

Un trabajo artesanal

Cuando la feria comienza, el día empieza a las 6:00 horas y termina después de la media noche. La Cotorra cuenta con dos puestos dentro de la Feria de la Nieve y que son atendidos por los cinco hermanos Ávila Jiménez.  

Todos los días se preparan 120 litros de leche de vaca porque le da una mejor consistencia y sabor que la que se vende en tetra pak. No utilizan pulpas procesadas de fruta, todo es natural. El proceso para realizar un solo sabor de nieve puede tardar entre dos a tres horas. Y durante todo lo que dura la feria se utilizan dos toneladas de sal de grano que sirve para congelar. 

Esto, para la familia Álvarez Jiménez, ha sido la receta del éxito: “tenemos clientes que vienen cada año. Es una satisfacción de que estamos haciendo las cosas bien”, dice Elvia. 

Cuando comenzaron con la feria en 1980 tenían solo ocho sabores, hoy cuentan con 50. El que más se pide es el de mamey, ese también era el favorito de su mamá, queso con zarzamora y un suspiro maya, una combinación de licores y fruta. Dentro de su catálogo están sabores poco comunes como de nopal, aguacate y ahora xoconostle. 

Hacer nieve es un negocio caro. Con la pandemia, los costos de los insumos han aumentado, previo a la llegada de covid a cada local le destinaban una inversión de entre 15 a 20 mil pesos, hoy esa cifra ronda los 30 mil pesos.

“Me imagino que por el conflicto a nivel mundial (pandemia y la invasión de Rusia a Ucrania) todo subió demasiado, fruta, barquillos, etc”, dice Elvia que pone de ejemplo el limón: previo a la pandemia lo compraba en 15 a 18 pesos, ahora está en 100 pesos. 

México vive altos niveles de inflación no vistos desde hace más de dos décadas. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la inflación en marzo se situó en 7.45% a tasa anual, el nivel más alto desde enero del 2001 que fue de 8.1%. En febrero esta cifra se ubicaba en 7.28%. 

Ante esta escalada en los precios es inevitable que el precio final también aumente, antes de la pandemia el vaso más económico era de 10 pesos, ahora es de 20 pesos. 

Pero la familia Ávila Jiménez no quita el dedo del renglón: trabajarán por mantener vivos los conocimientos del oficio de la nieve, porque como dice Elvia la feria y la nieve son unión y constancia. “Pensamos en ellos (sus papás) y es algo que nos heredaron y que debemos de continuar, si nosotros no lo hacemos se pierde”.

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