Preocupa probable sabotaje ante la negativa de Trump a conceder la elección
Foto: Zeevveez/Wikimedia Commons

Por Tom McCarthy/The Guardian

La negativa de Trump a conceder la derrota en la elección de 2020 alimenta las preocupaciones sobre un posible sabotaje a la transición presidencial, pues uno de sus delegados se rehusó a firmar el presupuesto para dicha transición y su campaña anunció una estrategia legal de muchos gastos con el objetivo de revertir el resultado de las votaciones.

El domingo, el Centro para la Transición Presidencial, una junta asesora imparcial, instó a la administración de Trump a comenzar el proceso con el equipo de Joe Biden, cuya victoria crece conforme los estados finalizan conteos.

“Instamos a la administración de Trump a comenzar de inmediato el proceso de transición y solicitamos al equipo de Biden utilizar todos los recursos que garantiza la ley de transición presidencial”, declaró la junta asesora en una carta.

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“Fue una dura campaña, pero la historia está repleta de ejemplos donde presidentes emergieron con gracia para asistir a sus sucesores”.

Trump, su campaña o cualquier otro político designado, no tienen el poder de detener la transición, y hasta ahora no hay indicios de que los primeros pasos hacia el gobierno de Biden estén en peligro de interrupción.

Pero la falta de cooperación de la actual administración podría detener la capacidad de algunas agencias esenciales, como las de respuesta a la pandemia, restablecimiento de regulaciones ambientales, protección a migrantes, y acuerdos internacionales, de actuar bajo las indicaciones de Biden.

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Según los primeros reportes del Washington Post, Emily Murphy, delegada de Trump y directora de la Administración de Servicios Generales, se rehusó a firmar una carta que le permitiría al equipo de Biden comenzar a trabajar formalmente. Dicho papeleo liberaría millones de dólares para usar en el proceso de transición, y al equipo de Biden le darían acceso a funcionarios del gobierno, oficinas y equipamiento.

Parecía poco probable que autoridades de la administración de Trump iniciaran la transición sin el ascenso del mismo Trump, quien no ha dado declaraciones públicas en persona desde que se anunciaran los resultados de las elecciones, pero quien sí ha tuiteado acusaciones falsas de fraude y ha presionado a su equipo a impugnar los resultados.

Según reportes de CNN y New York Times, algunos miembros del equipo de la Casa Blanca ya reconocieron la derrota, y otros consejeros como Mark Meadows, jefe de gabinete, exhortaron a Trump a conceder.

Pero su abogado, Rudy Giuliani, su yerno, Jared Kushner, y otros, lo alentaron para organizar rallies para desafiar los resultados, según CNN. Giuliani y otros han lanzado impugnaciones a la elección, incluyendo afirmaciones ya desmentidas como la existencia de votos de personas fallecidas, según Axios.

La estrategia legal de Trump ha sido inefectiva hasta ahora, pues los jueces han rechazado los casos por falta de evidencia, y no hay indicios de que una nueva estrategia tenga mejores efectos. La campaña de Trump fijó una “línea telefónica directa contra el fraude electoral”, pero, en lugar de pistas, los encargados de los teléfonos y correos electrónicos han recibido bromas de “adolescentes izquierdistas” y algunas “desconcertantes imágenes con contenido adulto”, según Axios.

Sin embargo, las falsas acusaciones de fraude fueron bien recibidas por los seguidores de Trump. La oficina del comisionado local de Philadelphia, donde el conteo de votos tardó días gracias a reglas impuestas por la legislación republicana, recibió amenazas de muerte, según lo que Al Schmidt, uno de los comisionados, dijo al noticiero 60 Minutes el domingo.

“A fin de cuentas, sólo contamos los votos legítimos que emitieron los electores. No entiendo la controversia que nos rodea”, dijo. “Contar votos emitidos el día de la elección o en días previos no es corrupción. No es hacer trampa. Es democracia.

“Desde adentro, parecen trastornados”.

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