Residentes de Los Ángeles acechan sitios de vacunas en busca de dosis sobrantes
Las personas hacen fila para recibir una vacuna Covid-19 en un sitio en Los Ángeles. Fotografía: Mario Tama/Getty Images

Douglas no sabía muy bien a dónde dirigirse mientras cruzaba el estacionamiento del Foro Inglewood la semana pasada. El residente de cuarenta y tantos años de Los Ángeles recibió un mensaje de un amigo de que seguido habían dosis de la vacuna para Covid-19 que sobraban en las noches. Preocupado de que no tendría oportunidad de hacer una cita para vacunarse en meses, se acercó a las carpas de inyección mientras el cielo oscurecía para preguntar si tenían sobrantes

En Los Ángeles vacunan a trabajadores de la salud, a primeros respondientes y a residentes mayores de 65 años. Pero mientras la región combate uno de los peores brotes de coronavirus en EU, la gente caza dosis de vacunas antes de su turno, hacen fila por horas en sitios después de que termina el horario oficial. La información sobre donde comprar dosis extra y cuando va de boca en boca. 

Oficialmente, no hay política de espera al final del día, dicen los funcionarios del condado. Pero dada la emergencia de salud, tampoco quieren que se desperdicien las dosis. El hueco entre estos dos crea un espacio para los “buitres de vacunas”

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Es difícil ponerle un número a cuantas personas obtienen dosis antes de lo programado, pero podrían ser unas docenas cada día en cada uno de los seis mega sitios en los 1,300 kilómetros cuadrados del condado de Los Ángeles. 

Que existan vacunas sobrantes se debe a varios factores. Alrededor del 10% de la gente con citas no acude por su inyección, de acuerdo a reportes de prensa. Los frascos de la vacuna de Moderna tienen que usarse en las seis horas siguientes a su apertura antes de tener que descartarse. Y aunque se supone que los frascos contienen cinco dosis, a veces pueden sacar seis dosis de ellos. 

En una declaración a mediados de enero, el condado de Los Ángeles dijo que su departamento de salud pública “no condona el desperdicio de ninguna preciada dosis de las vacunas y que lo le indica a los proveedores que desechen ninguna dosis sin usar”. La declaración también dice que el condado se movía para poner clínicas de vacunación rápidamente cuando se enteraban de la expiración potencial de las vacunas (El departamento de salud pública del condado no respondió las solicitudes para comentarios en esta historia). 

La Doctora Monya De, una doctora de Los Ángeles que es voluntaria en el Foro Inglewood, que es uno de los seis mega sitios de vacunación en el condado de Los Ángeles, dijo que algunos familiares que acompañan a los adultos mayores a recibir su vacuna preguntan si hay alguna disponible para ellos. “Nuestras instrucciones son solo vacunar a la persona registrada”, ella dijo. “Es un problema de volumen. Tenemos un gran volumen de personas en Los Ángeles que se tienen que vacunar”.

Pero De dijo que sí se preguntó sobre la asignación de los recursos y si la estrategia actual es la mejor para poner más agujas en más brazos. “Puedo ver que potencialmente la instrucción cambie a: sí, si te sobra una vacuna puedes ponérsela al acompañante”. 

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Al final de su último turno, De y los otros inyectores circularon el Foro para hacer un conteo de cuántas vacunas sobraban. Después obtuvieron la aprobación de la administración del sitio para convocar a gente que podría llegar rápido por las dosis extras. “Escuchamos a al menos una persona decir, ‘creo que tiraremos un poco de esto’, eso fue muy preocupante”. 

Algunos de los voluntarios conocían a gente que podría llegar rápido, y pronto salió una ráfaga de llamadas y mensajes. Los amigos y familias de los voluntarios comenzaron a llegar. Ninguna vacuna se tiró ese día. 

Los residentes de Los Ángeles que consiguieron una dosis pero que no están en el programa oficial de todas formas tienen que recibir una segunda dosis. Tendrán que acercarse a recibir su segunda dosis en tres o cuatro semanas, aunque algunos recibirán un correo para programar su segunda inyección con una cita oficial. 

Douglas, quien usó un seudónimo, dijo que no quería interferir cuando fue a buscar una vacuna. No había una fila formal en el Foro Inglewood esa tarde, solo algunos caminando por ahí, sentados en sillas, y recibiendo su inyección. Él los miraba tomar selfies, mientras se sentía extraño y los envidiaba. Mientras se acercaba más, en busca de una oportunidad, el gerente del sitio lo cerró. “Ya no hay dosis hoy”. Douglas caminó de regreso hacia el atardecer, se preguntó si debería intentarlo otra vez. 

Él pasó el día siguiente pensando si debería visitar el sitio otra vez. Eventualmente, decidió intentarlo una vez más, llegó justo después de que las citas oficiales terminaron. Cruzó el oscuro estacionamiento y caminó hacia las carpas, le hizo preguntas a algunas personas y esperó. Ese día su suerte cambió. “Es tu día de suerte”, le dijo un voluntario y lo llevó al lugar donde recibiría su inyección. Pero había algo más, y una petición: el sitio no puede manejar a una horda de gente que llegue sin cita. “Por favor no lo publiques en redes sociales”.

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