A pesar de todo, Francia aún es la casa de vinos gloriosos
Foto: Wikicommons.

Marius por Michel Chapoutier Vermentino, IGP Pays d’Oc, Francia 2019 (12.45 dólares). La industria de bebidas francesa no la pasó bien en el último año. Bueno, únanse al club, podrán decir. Pero aparte de los efectos de la pandemia, los enólogos de Francia han tenido que lidiar con la guerra comercial de Europa y Estados Unidos por los subsidios en la industria aeroespacial. Estados Unidos, el mercado de exportación para los vinos y licores franceses, impuso aranceles del 25% a los vinos franceses. Para finales de 2020, Francia había perdido 2 mil millones de euros en exportaciones de vinos y licores (un poco menos del 13%) en comparación con 2019. Si a ti, como a mí, te gustaría ayudar a equilibrar este déficit particular, no estaría mal hacerlo con un brioso, cítrico y seco vino blanco del proyecto Languedoc del experto de Rhône, Michel Chapoutier. Marius de Michel Chapoutier Vermentino, IGP Pays d’Oc, Francia 2019.

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Château Greysac, Médoc, Bordeaux, Francia 2015 (17.31 dólares). En un año de dificultades económicas, no será sorprendente encontrarse con que las dos regiones de Francia más fuertemente asociadas con el lujo y la buena vida están entre los que han sufrido un mayor golpe a sus ventas. La champaña tuvo un año particularmente malo en 2020, las exportaciones cayeron un 20% en su valor, mientras que Bordeaux perdió un 13.9%. Como un producto cuyas fortunas siempre han estado estrechamente vinculadas con el humor económico global, la champaña sin dudas se recuperará cuando (en serio digo “cuando” y no “si”) se libere la energía fiestera mientras el mundo inmunizado se abra durante el verano. Mientras tanto, Bordeaux, como siempre, esperará una cobertura positiva para su vintage más reciente, 2020, que se presentará a los comerciantes y a la prensa del mundo durante el próximo mes. Los principales châteaux de la región suelen acaparar la atención. Pero para una dosis a buen precio de un lujoso Bordelais de una bien vista vintage, el suculento tinto de Châteaux Greysac es apropiado para la billetera en estos tiempos.

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Domaine des Côtes de la Roche, Saint-Amour, Beaujolais, Francia 2018 (15.92 dólares). Los encabezados sobre el declive y caída del vino francés han sido una parte esporádica de mis veintitantos años escribiendo sobre vino. Pero considerando todo lo que ha sufrido el país para presentar competidores viables para las grandes marcas del nuevo mundo, las últimas dos décadas de hecho han sido una especie de época dorada en todo el país. Sólo Italia proporciona algo cercano a la impresionante diversidad de las distintas tradiciones regionales de Francia: hoy puedes encontrar un excelente vino, hecho por enólogos talentosos y dedicados, prácticamente en cualquier lado en los enormes viñedos de Francia. Los ejemplos son abundantes, pero Beaujolais es un microcosmos de cómo el vino francés ha cambiado para bien desde finales del Siglo XX hasta principios del Siglo XXI. Una región que estaba atada a un modelo de vinos sobreproducidos y mediocres para un mercado cautivo, ahora está llena de botellas interesantes que encontraron su lugar perfecto entre los 13 y los 27 dólares. Por ejemplo, el vívido y color cereza oscura tinto de Domaine des Côtes de la Roche.

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