Frases contagiosas

Al Super Bowl asisten súper jugadores, súper cantantes, súper aficionados y súper cínicos mexiquenses. Cosa de ver este caso.

Me dio mucho coraje. Cuando Carlos Loret publicó las fotos de Carlos Aranza y su asesor, José Gil García, viendo desde las gradas el Super Bowl en Florida pensé en las médicas, en los enfermeros, en los laboratoristas que se parten la madre todos los días salvando vidas contagiadas de COVID en el Estado de México. 

Vi las fotos y se me revolvió el estómago. No porque Aranza y Gil tuvieran prohibido vacacionar y descansar, sino que al ser funcionarios públicos, tendrían algo de sensibilidad y solidaridad son sus colegas en el sector salud a quienes les pagamos por cuidar las vidas de los mexiquenses. Pero en cambio decidieron irse al Súper Bowl.

Pensé en lo que sentiría al ver estas fotos el personal de mantenimiento que sin equipo de protección suficiente limpia hospitales COVID, los camilleros, los especialistas médicos, los administradores de los hospitales mexiquenses que arriesgan su salud y las de sus familias y que durante meses han cuidado a enfermos sin descanso. Aranza y Gil no tenían ningún cargo, el primero era el coordinador del Instituto de Salud del Edomex y el segundo su asesor.

“En pleno semáforo rojo y con los hospitales a tope, el director de Servicios de Salud del gobierno del Estado de México se fue al Super Bowl. Aquí las imágenes de Carlos Aranza en el estadio de Tampa, Florida”, escribió Loret.

Y el gobierno del Estado de México respondió sin tardanza que los despidió por “la falta de sensibilidad de los funcionarios, al haber acudido a un evento masivo, de carácter deportivo”. 

Y es que uno pensaría que los funcionarios públicos están ocupados en salvar vidas y evitar contagios, pero parece que eso no es tan emocionante como un touchdown.

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Hablando de sensibilidad, dos frases. La primera es del presidente Andrés Manuel López Obrador regresando a la mañaneras de Palacio Nacional, ya recuperado y sin cambios en su conducta respecto a la pandemia. Cuando le preguntaron si usaría cubrebocas, uno pensaría que el primer mandatario aprendió la lección y pondría el ejemplo. Pero no:

“No. Ahora ya además de acuerdo a lo que plantean los médicos, ya no contagio”.

¿Ven? No importa si la declaración sea verdad o sea mentira, todo depende del provecho que se le exprima. Y el presidente -quien según el subsecretario López Gatell es una fuerza moral y no de contagio- dice que no usará el cubrebocas. ¿En serio ya no contagia alguien que padeció COVID? Pues según la Organización Mundial de la Salud, “sí es posible la reinfección con COVID-19, aunque no es un evento común”. ¿A quién le creemos?

Para ser franco, mejor lo uso.