Ser un parque
Futuros alternos

Es escritor, periodista, locutor, productor de radio y gestor cultural. Sus textos han aparecido en catálogos como Crafting our Digital Futures (Victoria & Albert Museum) y Do Flex Text (Buró Buró).

Ha escrito para Vogue, RollingStone, Revista 192, Esquire, Código, El Universal, entre otros, y colaborado en Imagen Radio, Ibero 909, Reactor, Milenio Televisión, Bullterrier FM y Aire Libre FM.

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Ser un parque
El Parque Hundido en CDMX. Foto: Alan de la Cruz/Unsplash.com
Serie de estampas de un paseo por el parque.

Camino por el parque en el que paseo a mis perros y pienso en la pertinencia de vivir cerca de uno. Ha sido durante este tiempo de pandemia en el que más consciente me he hecho de lo vitales que pueden ser para la vida de cualquier ciudadano. A momentos: espacios de paz. Incluso en los momentos más complejos del confinamiento, han sido estos lugares en los que uno puede seguir encontrándose con estampas que con su continuidad nos siguen haciendo ciudad: el personaje que hace ejercicio, alguien que prefiere una banca para comer que una mesa en una fonda -corbata incluida-, la persona que lee o la niña que corre.

No es siquiera necesario hablar de casos emblemáticos como el Bosque de San Juan de Aragón, el Parque Ecológico de Xochimilco y el muy emblemático Bosque de Chapultepec (en medio del controversial proyecto alrededor suyo) sino de los espacios inmediatos que hay en cada colonia de la ciudad. Pienso en la necesidad de volverlos lugares seguros. Mientras pienso esto, una escena común: alguien paseando a un perro y no haciéndose responsable de los desechos de éste. Volteo a ver y parece risible: a diferencia de otros lugares, en este sí hay depósitos de basura disponible: hay un paso no dado: ese ejercicio cívico de cuidar los espacios comunes.

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Imágenes del absurdo: veo jardineras llenas con la especie sanseviera cortadas al raz. Es una tontería porque al hacerlo solo se detiene su crecimiento pero al averiguar: quienes dan mantenimiento lo hacen porque de tal forma pueden justificar que se ha podado una zona. Otro pendiente: entender que los jardines además de funcionales, pueden ser estéticos y ello abona para bien. Pensarlos desde ese punto también es importante.

Un grupo de personas bailan con la debida distancia. Máscaras y cubrebocas para casi todas. Imposible no pensar en cómo esta rutina de sábados o domingos les ha permitido conservar algo de esa otra normalidad a la que evidentemente no volveremos. Todo, sucediendo en un parque público.

Es de noche: la presencia de los trabajadores de limpia y el alumbrado adecuado del parque le hacen parecer un lugar seguro. Desde ahí: ya es un buen inicio. Una pareja de novios camina tomada de la mano. Mis vecinos y sus perros. Una mujer corre. En este lugar al que nunca había visitado tanto como en esta pandemia, suceden estas estampas que nos hacen una ciudad pero también nos empujan a ejercer la ciudadanía. No quiero vivir nunca sin un parque cerca.

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A un año de la pandemia hemos sin duda alguna entendido y creado dinámicas nuevas en torno a nuestra relación con el espacio. El personal inmediato, eso que consideramos privado pero también, el público. Más que nunca nos conviene cuestionar la pertinencia de ser una ciudad con más espacios verdes, públicos, habilitados y seguros. Ser un parque, más que una ciudad.

*Miguel Ángel Ángeles es escritor, periodista, locutor y productor en Aire Libre 105.3 FM y gestor cultural. Ha escrito para medios como Vogue, RollingStone, Esquire, Código,  El Universal entre otros, y colaborado en Imagen Radio, Ibero 909, Reactor y Bullterrier FM. Nunca había disfrutado tanto los parques como en estos tiempos de pandemia. No piensa olvidar este nuevo amor.

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