¡Mamá, papá! Ten la imaginación de un niño
Lazos

Periodista egresada de la FES Acatlán, UNAM. Siempre aprendiz. Reportera, mamá de Natalia y columnista de Lazos, una publicación semanal que aborda temas sobre liderazgo femenino, maternidad feminista y crianza responsable. Twitter: @betty_corree

¡Mamá, papá! Ten la imaginación de un niño
Foto: Daniela Dimitrova/Pixabay.com

Cuando te conviertes en mamá o papá debes tener mucha imaginación. La creatividad para lanzar respuestas acertadas a preguntas incómodas, el ingenio para convertirte en el ratón de los dientes o en los Reyes de Oriente o en Santa Claus, la inventiva para jugar, cansarlos y crear historias cuando los cuentos se han agotado, y la imaginación para entender el nuevo mundo que ellos van viviendo y conociendo.

La llegada de un hijo siempre reordena la vida. La reinvención es una constante en cada etapa del crecimiento y que no solo aplica para lo ya mencionado, sino también para un montón de cosas.

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Una de ellas es la de generar recuerdos en la memoria infantil que perduren en la edad adulta. Con la llegada de la pandemia muchas actividades que se realizaban en familia cambiaron como: ir al cine, a un restaurante, las fiestas de cumpleaños o las celebraciones de Navidad, Año Nuevo, Día del Niño y muy pronto Día de las Madres.

Además de resiliencia, covid nos ha enseñado a sacar la imaginación de nuestro niño interior para reinventar estas actividades en casa y evitar riesgos. “Cuando una circunstancia no cambia, entonces el que debe cambiar eres tú”, dijo un amigo hace poco.

Hace unos días pasamos el 30 de abril, una de las fechas más esperadas por los más pequeños de la casa, es la segunda vez que la pasan en el encierro, sin convivio y sin amigos.

Ante una situación que no ha cambiado, los que cambiamos fuimos nosotros. Unos amigos padres me invitaron a que de manera conjunta no dejáramos pasar desapercibido ese día y, evocando a la nostalgia de nuestras infancias, les dimos una sorpresa a sus hijos y a la mía.

Se preparó hamburguesas, papas a la francesa, malteada de chocolate y pastel de lunetas, y de regalo a cada uno de los invitados se le obsequió un vaso de acuerdo a su personalidad, uno del espacio, otro de dinosaurios, unicornios y sirenas, y un pequeño juguete. Jugaron, rieron y brindaron diciendo: Feliz Día del Niño.

¿Qué nos toca a nosotros? Tener la imaginación que tiene un niño para reinventarnos y demostrarles que aunque a veces los tiempos no soplen a favor, siempre existirá el amor para convertir un día como ese o cualquier otro en inolvidable. Y tú, ¿cómo has utilizado la imaginación de tu niño interior?

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