Pluris y el riesgo del bipartidismo de ficción
Medios Políticos

Es un periodista especializado en el análisis de medios y elecciones. Tiene posgrado en Derecho y TIC, obtuvo el premio alemán de periodismo Walter Reuter en 2007, fue conductor en IMER y durante 12 años asesor electoral en el IFE e INE, editor, articulista y comentarista invitado en diversos diarios, revistas y espacios informativos. Twitter: @lmcarriedo

Pluris y el riesgo del bipartidismo de ficción
Foto: La-Lista staff

Reducir diputaciones de representación proporcional, las famosas pluris, es un asunto que va y viene, que sigue en la agenda legislativa pero todavía no construye un horizonte de consensos de cara a una reforma político-electoral. Lo que hoy tenemos son todavía planteamientos dispersos que van perfilando ángulos para el debate y es probable que el destino de una reforma legal en materia electoral, igual que en 2014, defina sus posibilidades hasta que se resuelva la reforma energética.

Un nuevo esquema de representación en las cámaras no es algo malo, pero siempre depende de que sus motivaciones sean respetar la pluralidad que se expresa en las urnas y no generar bipartidismos artificiales. Cualquier fórmula para ajustar el Congreso debería partir de una base simple: si un partido es el que tiene más votos, pues es justo que tenga la mayor proporción de diputaciones, pero no todas las diputaciones del Congreso. Con esa misma lógica, los partidos con pocos votos debieran mantener pocas diputaciones, las proporcionalmente justas frente al respaldo popular.

La tentación de desaparecer pluris sin alternativa de proporcionalidad es caer en congresos formados solo por partidos que tienen más votos, por ejemplo, en el Senado hoy compiten fórmulas de dos candidaturas por cada entidad. Gana la fórmula con más votos en esa entidad y los votos del segundo lugar se representan con un espacio de “primera minoría”. Los partidos que quedan en tercero o cuarto también fueron votados y, en esa proporción, pueden tener representación proporcional vía pluris. Así tenemos 128 senadurías, de las cuales 64 (dos lugares por entidad) entran vía mayoría relativa (quien gana en el Estado), otros 32 son para los segundos lugares (“primera minoría”) y otros 32 son para asignar en proporción a los votos obtenidos y así, aunque se quede en tercero o cuarto lugar, se reconoce que las minorías también existen porque recibieron un número específico de votos. 

En el caso de la Cámara de diputados el tema es más complejo, porque eliminar en su totalidad a los pluris implicaría que solo quien tenga más votos en un distrito tiene derecho a ser representado, y ni siquiera el acumulado de votos de los segundos lugares tendrían voz en el Congreso. Eso implica que un partido con el 30% de los votos podría alcanzar casi el hasta el 100% de las diputaciones, porque basta ganar los distritos para asumir que no existen los votos de perdedores y, por lo tanto, tampoco derecho de minorías a ser representadas. 

Conocimos hace algunas semanas una propuesta de reforma que el senador Ricardo Monreal diseñaba para atender la petición presidencial de reducir o incluso desaparecer a legisladoras y legisladores plurinominales, en donde se incluían con otros cambios considerables al arbitraje electoral. En septiembre se presentó otra iniciativa más reciente y específica para el tema pluris, la presentó la diputada de Morena Laura Imelda Pérez y busca que tanto a nivel federal como en el ámbito local los congresos bajen los pluris a la mitad.

Dos asuntos en esta historia: es algo justo hacer más austero el congreso, pero es importante evitar que eso atropelle la representación de votos que existen y nos gusten o no expresan la voluntad de un sector de la sociedad. No son puntos irreconciliables austeridad y pluris, podría de entrada eliminarse la sobrerrepresentación local y federal, representar proporcionalmente frente a votos aunque sean con menos espacios y, sobre todo, bajar los recursos adicionales al salario que reciben legisladores y que siguen gastando sin transparencia porque como ellas y ellos hacen las leyes, pues las leyes les quieren.

La representación proporcional no tiene buena fama porque aunque es falso que no nadie la vote, sus postulaciones privilegiadas, la definición de quién va en los mejores lugares de las listas, suele estar reservada de facto a los acuerdos de las cúpulas partidistas y no a procesos democráticos al interior de los propios partidos. Eso también podría mejorar, explica que personajes sin identidad ideológica o militancia usen esos lugares para entrar al Congreso y luego sencillamente cambiar de partido. 

De cualquier forma no es una buena idea acabar con pluris así sin más, y en cambio permite que cinco personas se pongan de acuerdo y hagan partidos en un escritorio del Senado mientras votos ciudadanos que se expresaron por una oferta se ignoran, ¿por qué no es buena idea? Pues porque solo representar a los primeros dos lugares ignora que el tercero también tiene votos, literalmente puede separarlos del segundo un sufragio y del primero dos. Proporcionalidad con austeridad sería algo más justo en caso de que prospere alguna reforma, y no generar bipartidismos de ficción, que tengan mucha cámara pero no tanto respaldo en votos.

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