Alexia, la irrefrenable
Alioli

Es periodista y analista de datos. Ha colaborado en medios como Reforma, Chilango y Tec Review. Fue coautor del libro Ayotzinapa, la travesía de las tortugas, publicado por la editorial Proceso. También es hincha incondicional de los Leones Negros. Twitter: @ridderstrom

Alexia, la irrefrenable
Foto: Wikimedia Commons/FC Barcelona, 11

Alexia Putellas nació en la provincia de Mollet del Vallès, una tranquila ciudad que mezcla la urbanidad con un aspecto agricultor y en cuyas calles, desde la primera infancia, con sus amigos de toda la vida, comenzó a practicar futbol. Y se le dio como a pocos. Ayudó, quizá, la marcada ascendencia culé de su padre y su abuelo, primeros referentes y quienes la llevarían al Camp Nou a presenciar su primer encuentro: un derbi catalán entre el Barcelona y el Espanyol.

Su familia estaba segura de que las capacidades de Alexia con el balón eran extraordinarias, así que tocaba buscarle equipo, aunque en aquel tiempo el futbol femenil atravesara un periodo de incertidumbre por la falta de apoyo de los clubes. A principios del nuevo milenio, por ejemplo, intentaron inscribirla en el FC Barcelona, ya entonces el club de sus amores; pero no pudo quedarse debido a que el presupuesto no contemplaba el futbol femenil. El golpe de realidad no los detuvo. Si la carrera de Alexia no iniciaba ahí, lo haría en otra parte.

Para abonar algo de morbo, Alexia se inició en el RCD Espanyol, que sí tenía una infraestructura acorde para el futbol femenil. Lo que siguió fue debutar en primera, pasar al Levante, despuntar, ser fichada por el club de sus amores y reponerse a las pérdidas de su padre y luego de un hijo. Nunca se dejó caer, porque hizo del futbol su refugio.

Criada para competir y encarar, la tozudez de Alexia fructificó: en un solo año logró lo que varios mitos del Barcelona masculino en distintas épocas: fue titular en la final que le dio la primera Champions femenil al club, como lo hiciera Guardiola en su categoría; fue figura toral en la consecución del primer triplete femenil, como lo fue Xavi en el mítico Barcelona del 2009; y para redondear la gesta, ganó el primer Balón de Oro para una mujer en el Barcelona, como hiciera Luis Suárez Miramontes hace más de 60 años para el equipo varonil, lo que los convierte en los únicos españoles que han levantado el galardón.

Con una finísima zurda que parece tener vida propia, el manejo más que decente del perfil diestro, gran remate de cabeza, la juguetona predilección por hacer sombreros y túneles, una visión de juego privilegiada, el tesón para corregir y alentar a sus compañeras desde su figura de capitana, y esa humildad fuera de lo común para una jugadora de su nivel, Alexia es la encarnación de todos los valores que el FC Barcelona ha perseguido a lo largo de su historia.

Por ahora, las comparaciones con el futbol varonil son inevitables. Alexia sabe que es el vericueto que debe sortear para que dentro de poco se sopese debidamente esa historia femenina que está ayudando a escribir. También se sabe parte del Olimpo azulgrana, al que muy pocos ascienden, y está dispuesta a alargar su leyenda.

Aún con el furor instalado en la cabeza de los culés, no es precipitado pensar que en las próximas temporadas alguna niña o niño llegue a la Masía y diga: yo estoy aquí porque vi jugar a Alexia Putellas.

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