Política-Instagram
Ciudadano Político

Provocador de ciudadanos, creador de espacios de encuentro y conocimiento. Exservidor público con ganas de regresar un día más preparado. Abogado y politólogo con aspiraciones de chef. Crítico de los malos gobiernos y buscador de alternativas democráticas. Twitter: @MaxKaiser75

Política-Instagram
Adiós, capturas de pantalla, Instagram avisará si lo haces en los chats. Foto: Pixabay

Los ciudadanos de este país estamos hartos de la simulación y de las mentiras de la clase política que nos gobierna. Estamos hartos de la política-Instagram: esa que solo tiene como objetivo salir bien en la foto, con un buen filtro, un texto estudiado, para ganar muchos likes, aunque el país se caiga a pedazos.

La política-Instagram tiene como meta crear una ilusión de confianza, de intención, de causa. Busca construir liderazgos digitales en personas que no convencerían ni a sus vecinos de poner un nuevo bote de basura en la cuadra. Intenta proyectarlos como seres simpáticos, modernos, sensibles y capaces, aunque sean solo títeres huecos que no entienden más de dos palabras del guion que acaban de leer.

La política-Instagram pretende vender la ilusión de progreso hacia los objetivos planteados, así como de seguridad en el método. No importa si es real, solo importa que el video o la foto hagan parecer que lo es. No importa si se están muriendo miles personas por la pandemia, la violencia o el desabasto de medicinas, lo que importa es aparecer en la foto como alguien al que le importa todo eso, al que le duele el sufrimiento del pueblo y que está haciendo algo para atenderlo. Lo que importa es la ilusión.

Le llamo política-Instagram porque es muy parecida a eso que hacen millones de personas que utilizan esa red social: crear una ilusión, presentar una vida increíble a un público que solo ve fotos y videos de personas felices, en lugares increíbles, apoyando causas nobles o sirviendo a otros. La esperanza de ese usuario es la misma que tienen los políticos “modernos”: que la ilusión construida por muchas imágenes genere una entelequia que pocos podrán verificar.

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Ejemplos de política-Instagram tenemos cientos. Utilizo algunos recientes. Un grupo de políticos con cara sonriente se subió a un “tren” que supuestamente servirá para dar servicio a los pasajeros de un aeropuerto que aún no tiene una sola acreditación internacional para funcionar como tal, para después hacer cara de espantados cuando las ventanas del “vagón” se opacan con algo que parece una tolvanera. También sirve de ejemplo el presidente en el templete del Zócalo, lleno de personas que llegaron en miles de autobuses pagados, con instrucciones precisas y utilería partidista entregada en mano, para celebrar éxitos inexistentes, con datos falsos, en plena pandemia, y así mostrar un falso orgullo por logros que nadie ve.

La política-Instagram es la de la foto retocada de la regenta, con un vestido blanco que jamás utiliza, parada en la ventana del Palacio de gobierno de la ciudad, con cara de introspección, viendo al palacio donde vive el jefe que toma todas las decisiones, pero simulando una actitud de visión de Estado y de futuro, mientras 26 familias siguen sin justicia por los seres queridos que murieron en la tragedia de la Línea 12 del Metro. O la foto de quien realmente gobierna la ciudad comiendo en un tupper, sentado en una pequeña silla frente a una mesita, simulando sencillez, mientras los problemas de la capital se acumulan. O la conferencia de prensa de un líder de oposición que grita su enojo e indignación por la falta de medicinas, pero después regresa tranquilo a su oficina, para esperar la siguiente oportunidad de salir en la tele, sin hacer nada real por el sistema de salud. O el video de otro líder de oposición criticando al presidente por la reforma eléctrica, mientras negocia en lo oscurito la venta de algunos votos de su partido para aprobarla. Ejemplos hay cientos, diario hay nuevos. Seguro te acordaste de otros al leer este texto.

Y así, mientras los equipos de comunicación de los políticos piensan en la siguiente oportunidad para salir en una nueva foto, el país se cae a pedazos. El hartazgo ciudadano crece junto con la complejidad de los problemas que tendrían que resolver.

Y nosotros nos preguntamos desesperados: ¿Cuándo habrá un líder político que resuelva problemas reales con soluciones durables?

Pero este no llegará mientras los ciudadanos sigamos comprando la farsa, aplaudiendo el teatro, aplaudiendo la simulación. Hoy no es rentable ser un político que resuelve cosas, paga los costos, toma decisiones complejas y difíciles, hace acuerdos necesarios y crea alternativas, mientras haya otros que solo simulan pureza, mienten descaradamente, presumen logros inexistentes, generan esperanzas falsas y, con eso, reciben tu apoyo.

¿Cuándo tendremos políticos profesionales que resuelvan problemas? Cuando expongamos abiertamente la falsedad, la simulación y la mentira, y dejemos de apoyar a los políticos que solo venden humo para ganar el día.

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