No dejemos de hablar de esto

“Inspirados por discursos transfóbicos, homofóbicos, procedentes no solamente de autoridades y servidores públicos, sino también por parte de medios de comunicación, por parte de aquellos dichos que solemos pronunciar cuando estamos en familia y amigos (…) No más servidores públicos que enarbolan un discurso transfóbico, no más medios de comunicación que hacen de la transfobia un espectáculo, no más comunicadores que consideran que los derechos humanos de las personas LGBT están a debate, porque en los debates, a nosotres, se nos está yendo la vida”.

Son palabras de Laurel Miranda, periodista y activista trans, quien nos tomó comunicación en televisión al inicio de esta semana. Queríamos escuchar lo que tenía que decir tras el intento de transfeminicidio del que Natalia Lane fue víctima el domingo en la madrugada. 

La de Natalia, una agresión que se suma a la escalada de hechos contra la comunidad LGBTQ+ en el último mes. El mismo fin de semana, Andrés y Fernando fueron golpeados en una taquería en la colonia Narvarte; días antes conocimos la historia de Junior Nieto, cuyo cuerpo fue encontrado en bolsas negras en una carretera cerca de Córdoba, Veracruz; también teníamos en el registro el cuerpo de una chica trans de la autoridades de Puebla no difundieron su identidad, fue encontrada dentro de su propia casa; así como el transfeminicidio de Dayana Karrington, una chica de Tabasco asesinada en los primeros días de este año. Una agresión tras otra. Tania y Nohemí, vivían juntas en Cd. Juárez, sus cuerpos aparecieron el domingo por la mañana, dentro de bolsas negras, sobre el asfalto. Tenían tres hijos. Habían pasado apenas unos días de lo ocurrido en Six Flax, un acto de discriminación que hoy se ve, aún más, como una de esas agresiones que están a dos segundos de convertirse en violencia física, esa violencia física que a veces termina con la muerte de alguien. No dejaremos de hablar de esto, menos aún en estos momentos que nos deben obligar a todos a encender las alertas, no sólo a quienes formamos parte de la comunidad LGBTQ+, no sólo a las autoridades.

Previo a la participación de Laurel, ella misma fue blanco de otras agresiones que pusieron en evidencia la necesidad de dar aún más reflector a esta causa. Ella, brillante, respondió con nada menos que con la razón: a estas alturas, los micrófonos no tendrían que servir para el eco que expande discursos que, en primera instancia, buscan limitar derechos. El nudo gordiano de quienes no han entendido que respetar y reconocer el lugar del otro no le resta un centímetro a su propio espacio. El derecho de nadie a existir debe someterse, nunca, a debates, y el Estado está obligado a actuar en consecuencia. Es por eso que, hoy más que nunca, no debemos dejar de hablar de esto.

Durante la transmisión del lunes, un mensaje en Twitter: “Te robas espacio de la noticias para dar propaganda a la comunidad de colores. Aquí en Guanajuato hay más noticias importantes de seguridad…”, un reproche insulso porque tampoco hemos dejado de atender la inseguridad y la violencia que nos afecta a todos, independientemente de nuestra condición social o identidad de género. Todas las noticias importan, todo lo que ocurre en el mundo importa, pero son justo algunos temas en particular que necesitan más eco que nunca para que deje de convertirse en un motivo para el miedo. Qué bueno que hoy la corrección política nos esté llevando a un punto en el que entendemos, o de menos nos cuestionamos, el por qué no es gracioso reírnos de aspectos propios de la personalidad de una persona o de un grupo de personas. Qué bueno que estemos entendiendo que en eso, que podría parecer una simpleza para algunos, se genera una bola nieve que, al crecer, es capaz de acabar con una vida. No dejemos de hablar de esto.