¿El microblogging se vuelve un Musk? 
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Doctora en Comunicación y Pensamiento Estratégico. Dirige su empresa BrainGame Central. Consultoría en comunicación y mercadotecnia digital, especializada en tecnología y telecomunicaciones. Miembro del International Women’s Forum.

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¿El microblogging se vuelve un Musk? 
Foto: Britta Pedersen/ POOL/ AFP

La libertad de expresión se ha empoderado a través de diferentes canales digitales, donde ciudadanos de todo el mundo que se han visto limitados o reprimidos en medios tradicionales han encontrado en internet un sin fin de oportunidades para mostrar sus contenidos y quitarle exclusividad informativa a la radio y la televisión.

Si bien Twitter se ha consolidado como el principal medio digital informativo, sus regulaciones sobre contenidos han incentivado a que otros empresarios con fuertes capacidades económicas se unan a una creciente necesidad de formar nuevas plataformas para compartir contenidos, incluidas Parler de John Matze, Truth social de Donald Trump, Gettr creada por Jason Miller, exasistente y portavoz del también expresidente de Estados Unidos.

Elon Musk expuso durante la semana pasada su consideración para crear una plataforma social de microblogging en un algoritmo de código abierto que garantice la libertad de expresión y, por ende, el fortalecimiento de la democracia.

Para calentar motores, Musk lanzó uno de sus ya tradicionales sondeos vía Twitter, preguntando a sus seguidores si consideraban que esta red social se apega a los derechos de libertad de expresión, recibiendo un 70% de respuestas negativas.

Recordemos que Musk tiene tanto o más poder económico que muchos países del mundo. Su fortuna personal lo podría convertir para el 2024 en el primer trillonario en la historia de la humanidad. Según la lista de multimillonarios de Forbes, Musk acumula más de 260 mil billones de dólares, superando ya a Jeff Bezos por más de 70 billones de dólares.

A diferencia de Trump, Musk proviene de una familia humilde y ha demostrado ser un emprendedor serial. Desde la creación de su primera empresa Zip2, un directorio de negocios en línea equipado con mapas que vendió junto con su hermano en 1999 a la empresa Compaq por 307 millones de dólares, siguiendo con PayPal, SpaceX, Hyperloop, Neuralink, Open AI, Tesla, entre muchas otras, lo han consolidado como un genio cuya empatía lo ha llevado a vivir en una casa de 35m2, en condiciones por “debajo de la línea de la pobreza”, según comentó su expareja, la cantante Grimes.

Para un empresario que no tiene nada en contra de la riqueza –pero que considera que debe hacerse de una manera ética y buena, buscando el desarrollo de la humanidad y que lo ha hecho patente al ofrecer conectividad o la cura mediante chips cerebrales para enfermedades motrices, y crear las condiciones para que cualquier humano pueda viajar al espacio–, dice mucho sobre su necesidad de hacer que su fortuna se utilice como una herramienta para hacer las cosas “imposibles” más accesibles para todos y demostrar que debemos pensar en grande y no temer a tomar riesgos.

Con esta filosofía de vida, Musk está planeando crear una nueva plataforma para compartir de ideas, basada en la total libertad de expresión para que todos tengamos un espacio abierto a la diversidad de pensamientos y, finalmente, poder construir la aldea global vaticinada por Marshall McLuhan.

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