Como Angus Young…
La terca memoria

Politólogo de formación y periodista por vocación. Ha trabajado como reportero y editor en Reforma, Soccermanía, Televisa Deportes, AS México y La Opinión (LA). Fanático de la novela negra, AC/DC y la bicicleta, asesina gerundios y continúa en la búsqueda de la milanesa perfecta. X: @RS_Vargas

Como Angus Young…
Foto: Pixabay

En los primeros meses de 1984, “Cum on feel the noize”, la canción compuesta en 1973 por la banda británica Slade, en la versión de Quiet Riot, sonaba en todos lados. Y cuando digo en todos lados, era en TODOS.

XE-TÚ fue un exitosísimo programa lanzado por Televisa en 1982, donde lo mismo salían los ganadores de Juguemos a cantar, que Parchis, Daniela Romo, Miguel Bosé… o Quiet Riot, que fue a los foros de Televisa San Ángel para hacer un playback memorable de “Cum on feel the noize” y la no menos energética “Metal health (Bang your head)”.

A punto de cumplir 13 años, mis referencias rockeras en aquel tiempo eran KISS, los Beatles, Creedence y un poco atrás Queen, por eso los berridos de Kevin DuBrow y su “Ven a sentir el ambiente”, como presentaban aquella canción en Radio Universal me engancharon, hasta que llegó la pregunta que cambió mi vida radicalmente.

Darío Arroyo, quien aún no era fotógrafo y a quien entonces conocía como Alfonso “El Guayabo”, se acercó a mí en la secundaria 10 y me dijo: “¿A ti también te gusta la bandita de moda? Te voy a prestar un disco para que conozcas lo que es el rock” y al otro día apareció en el salón de clases con el “If you want blood (You’ve got it)”, el álbum en vivo que la banda australiana AC/DC lanzó en octubre de 1978, grabado en el Apollo Theatre de Glasgow, Escocia, en abril de ese año. Aquella mañana, en los patios de una secundaria pública de la calle de Goya, en Mixcoac, Angus McKinnon Young entro en mi vida para no irse jamás.

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Angus Young cumplió 67 años el pasado jueves, de los cuales 37 ha estado presente en mi vida, por eso decidí el año pasado dejarlo plasmado en mi piel con un tatuaje en el bíceps del brazo derecho. No es exagerado decir que el “If you want blood” me trastornó, me volvió completamente loco y cambió la tranquilidad de mi hogar para siempre. Lo primero que hice después de escuchar aquel LP fue borrar un casete Maxwell de cinta metálica en donde le había grabado a mi papá el “Fandango”, de Herp Albert, para grabar el concierto de AC/DC, que escuchaba todas las tardes. Aunque la banda ya tenía 10 discos en el mercado cuando yo la descubrí, me tardé algunos años más en comprar mi primer LP. Ese inolvidable 1984 salió a la venta el “’74 Jailbreak”, y un año después el que para mucha gente es el trabajo más flojito de todos: “Fly on the wall”. La discusión más frecuente que hay alrededor de la banda es si fue mejor con Bon Scott o es más potente con Brian Johnson. Yo siempre trato de evitarla, aunque a mi amigo Chucho Galindo le encante hacerme enojar con sus mensajes de WhatsApp desde China defendiendo a Bon.

Sobra decirlo, pero para mí no hay discos malos de AC/DC. Para mucha gente es una banda que nunca ha innovado y siempre tocan el mismo rocanrol, pero como dijo alguna vez Zakk Wylde, el guitarrista de Ozzy Osbourne y Black Label Society, “AC/DC es como una hamburguesa con queso, pero muy bien hecha”. Ya sabes con lo que te vas a encontrar, pero siempre la disfrutas.

Prácticamente no hay un día de mi vida en que no escuche por lo menos una canción de AC/DC, tengo toda la discografía oficial y algunos “bootlegs”, libros, conciertos, revistas, plumillas para tocar la guitarra, camisetas, hebillas de cinturón, cervezas, “funkos”, cuadros y cinco tatuajes… Los he visto dos veces en vivo y en un par de ocasiones he estado a punto de llegar a los golpes en discusiones por la banda. Bueno, cuando le regresé su disco al “Guayabo”, un niño de otro salón criticó la portada del “If you want blood” y se fue a la dirección con un puñetazo y la nariz sangrante. A mí me mandaron con un reporte a casa y tres días de suspensión.

¡Feliz cumpleaños, Angus, que sean muchos más! ¡Ride on, amigo, ride on!

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