Afroméxico: Rebeldía y resiliencia

Mujer orgullosamente negra afromexicana, nacida en Cuajinicuilapa, Guerrero. Es poeta, defensora de Derechos Humanos y activista por los derechos del las mujeres afromexicanas. Es miembra de la organización civil Mano Amiga de la Costa Chica en su natal Cuajinicuilapa, de la Colectiva de Mujeres Afromexicanas en Movimiento, de la Red de mujeres afrolatinoamericanas, afrocaribeñas y de la diáspora capítulo México.

Afroméxico: Rebeldía y resiliencia
'Somos aquello que les genera suficiente rechazo como para manifestarse abiertamente ante todas y cada una de las denuncias, opiniones e ideas antirracistas'. Foto: Pixabay

El 16 de diciembre de 2020, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó una resolución presentada por Costa Rica y copatrocinada por 52 países para declarar el 31 de agosto como el Día internacional de las personas afrodescendientes. La relevancia de esta fecha tiene que ver con la valoración de las vastas y extraordinarias contribuciones de la diáspora africana en cada rincón del planeta a nivel cultural, económico, social y político en distintos momentos de la historia. 

Con la trata esclavista, millones de personas fueron secuestradas y desarraigadas del continente africano, reducidas a mercancía y forzadas a travesías inhumanas por el Océano Atlántico durante el periodo colonial, para establecerse en lo que hoy se conoce como América en un proceso de deshumanización sin precedentes, pues se construyó la idea, que persiste hasta nuestros días, de que existen las razas entre los seres humanos y que hay una superior a todas: la “raza blanca”, colocando a la “raza negra” en el último escalón y justificando con ello su explotación a lo sumo.

Hablando de México, la principal puerta de entrada de personas esclavizadas fue el puerto de Veracruz. Los registros históricos dan cuenta de que aproximadamente 25 mil personas provenientes de distintas geografías, culturas y pueblos africanos llegaron a estos territorios entre los siglos XVl y XVIII para desempeñarse en labores como arriería, obrajes, plantaciones de algodón y caña de azúcar, minería y servicio doméstico, entre otras; todo ello para hacer crecer las empresas coloniales españolas, cuyo propósito era aumentar y seguir acumulando dinero y poder.

Sin embargo, y muy lamentablemente, todas estas aportaciones que están también implícitamente ligadas a conocimientos ancestrales de bagaje africano han sido invisibilizadas en la historia de nuestro país, lo cual ha derivado en violencias de todo tipo y, en muchos casos y contextos, en nulo acceso al ejercicio pleno de nuestros derechos humanos, los cuales van desde el racismo, que es estructural y sistémico y que tiene múltiples formas de operar, hasta la falta de representación en la vida pública y en los espacios de toma de decisiones de este país. 

Por tal motivo, el 31 de agosto es un día muy importante para las personas afromexicanas y lo celebramos organizándonos desde las bases comunitarias, rescatando las memorias ancestrales para fortalecer nuestra identidad valientemente negra y afrodescendiente; reconstruyendo y reescribiendo nuestra historia desde nuestras propias narrativas y voces, como la poesía, los cantos, la pintura, la danza y la gastronomía, pero también desde un activismo afroconsciente y afrocentrado, tejiendo redes y alianzas con quienes quieran sumar a esta lucha por lograr igualdad y mayores oportunidades para nuestra población.

Luchamos cada día por transformar una historia dolorosa en resistencia y ternura para dar paso a la alegría y a la celebración de nuestra herencia africana, no solo este día, sino todos, porque tenemos derecho al goce, al amor y a una vida digna solo por existir.

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