Periodista y abogado con más de 35 años de trayectoria. Reportero, comentarista y consultor experto en temas jurídicos. Premio Nacional de Periodismo José Pagés Llergo 2011. Especialista en el Poder Judicial de la Federación y analista político.
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Sheinbaum y Piña, ¿llegaron todas?
Al comenzar el sexenio la primera presidenta de nuestra historia desaprovechó la oportunidad de ser magnánima para sublimarse ante los rencores de su antecesor, muy pocos esperaban una versión distinta.
Al comenzar el sexenio la primera presidenta de nuestra historia desaprovechó la oportunidad de ser magnánima para sublimarse ante los rencores de su antecesor, muy pocos esperaban una versión distinta.
Nunca 2 mujeres habían encabezado en la misma época Ejecutivo y Judicial, esa coincidencia histórica será una imagen de archivo para el futuro. ¿Qué hay detrás del saludo entre la presidenta Sheinbaum y la ministra Piña en la ceremonia que dio inicio a un nuevo sexenio?
El lenguaje corporal, lo expresado y lo que no se dijo son elementos que permiten entender mejor la coyuntura de una crisis constitucional inédita con el arranque del gobierno. Un Poder Ejecutivo poderosísimo y un Judicial debilitado a fuerza de golpes a su estructura basada en la autonomía que se escurre como agua entre las manos. Una ceremonia de Estado como la reciente, guarda escenas dignas para el análisis que permiten leer entre líneas y ánimos.
A la cita de San Lázaro llegaron todos los integrantes del pleno de la Suprema Corte de Justicia, entre los invitados muy pocos se atrevieron a ser amables frente a la tendencia de la indiferencia. Entre los 11 había 3 mujeres que festejaban y el resto en aras de la solemnidad soportaba los desplantes con incomodidad, no fue sencillo, se hizo evidente el esfuerzo para asimilar la atmósfera que reiteraba reproches.
Para quienes dispusieron las tomas de la señal en cadena nacional, no existieron los ministros, la pluralidad no les alcanzó para vencer sus fobias e incluirlos en el contexto de un acto republicano que va más allá de sus atavismos. Para el aparato oficial de la producción televisiva, por cierto bastante deficiente en su calidad, la presencia del Poder Judicial fue irrelevante y la tendencia personal de un impresentable como Genaro Villamil reflejó un sesgo que dibuja su pequeñez.
La ministra Piña subió a la tribuna y ocupó su lugar como representante del Poder Judicial, se le notó atenta a las señales. Pensativa y con expresiones que hacían notar expectativas y cierta tristeza. Esperó la llegada de Sheinbaum que se acercó a saludar de mano y beso ante la pesadez de la mirada del mandatario saliente que no tuvo jamás un gesto de caballerosidad con la juzgadora. En el “llegamos todas” de la primera presidenta mexicana no fue incluida la primera mujer que encabeza la Corte, Norma Piña merecía un espacio en la arenga femenina que recordó a mujeres históricas en la emoción de un instante emblemático, el logro de la jurista no formó parte de ese grupo de heroínas que lograron realizar sus sueños sin que su sexo determinara el éxito de sus aspiraciones. La presidenta utilizó un tercio de sus palabras para dirigir elogios hacia Andrés Manuel López Obrador, en un primer dislate se refirió a él todavía como presidente, lo que exteriorizó una sujeción arraigada en el subconsciente.
Al mencionar al Poder Judicial se limitó a ratificar la venganza contra los jueces de carrera entre las que hay cientos de mujeres. Tuvo en su discurso palabras para el Poder Judicial, simplemente para reiterar la justificación del golpe asestado: “Piénsenlo, sólo por un momento, si el objetivo hubiera sido que la presidenta controlara la Suprema Corte, hubiéramos hecho una reforma al estilo Zedillo. No, eso es autoritarismo, nosotros somos demócratas. Queremos que se termine la corrupción en el Poder Judicial”.
La presidenta sabe muy bien que la reforma de hace 30 años empoderó a la Corte como Tribunal Constitucional para ser contrapeso del presidencialismo, las generalidades no le alcanzaron para convencer con un discurso profundamente falaz en este tema. Mientras la mandataria se expresaba en el recinto legislativo, miles de trabajadores y juzgadores federales estaban en las calles de diversas regiones del país reclamando por la reforma que destruye la autonomía del Poder Judicial.
Si algunos esperaban algo distinto, lamento decir que fueron ilusos, en el primer discurso presidencial escuchamos la misma narrativa demagoga de los últimos 6 años, pero con un tono menos áspero. Al comenzar el sexenio la primera presidenta de nuestra historia desaprovechó la oportunidad de ser magnánima para sublimarse ante los rencores de su antecesor. De acuerdo a lo dicho y percibido, la capacidad de negociación de la ministra Piña con el nuevo gobierno parece debilitada y en estas circunstancias la mayoría de la Corte abrirá este jueves la última posibilidad para revisar la reforma judicial.
Será a través de la consulta a trámite prevista en el artículo 14 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, por esa vía la presidenta Piña pregunta al ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá ¿Cuál es el trámite que debe seguir el planteamiento de diversos jueces de distrito y magistrados de circuito para controvertir la reciente reforma que determina su elección popular el año entrante?
El sentido del proyecto que da respuesta a esta interrogante plantea reencauzar la vía para hacerla efectiva, es decir, reconoce que aún es posible revisar el fondo en el Máximo Tribunal, sin duda la última opción que queda para los ministros que con todavía con mayoría aprobarán este camino.
De ahora en adelante los costos políticos del desenlace que venga estarán a cargo de Claudia Sheinbuam, que ya en funciones podría plantear cierto margen de negociación cuando han quedado pendientes las leyes secundarias que aterrizarán a detalle la revancha del ex presidente. Una primera oportunidad de muchas que tendrá la titular del Ejecutivo para develar si se encuentra encadenada a las condiciones del tabasqueño o en su consola de mando existe un botón de desprendimiento que permita matices a las barbaridades legisladas sobre las rodillas.
En la actualidad sigue vigente esa regla imperecedera de Jesús Reyes Heroles que hablaba del análisis de las actitudes, gestos, saludos, intenciones o desplantes para convertir las formas en parte del fondo esencial de la política. Entre las vigilantes miradas que recorrieron cada instante del saludo entre las presidentas del Ejecutivo y el Judicial, me quedo con el gesto de extender la mano para reconocer la presencia de la ministra.
Con el inicio de un nuevo ciclo es tiempo de darse la oportunidad de honrar lo dicho por la primera mujer en la presidencia de México “Gobernaré para todos y para todas”, ahí cabe el reconocimiento a quienes legítimamente ven un México distinto al planteado por esta autodenominada transformación, veremos si la convicción democrática de Sheinbaum alcanza para escuchar y atender voces disidentes, las de juzgadores que desde las plazas públicas le piden ser distinta y respetuosa del espíritu de nuestra Constitución, esa que desde 1917 planteó una real división de poderes. ¿Ustedes otorgan el beneficio de la duda? Por el momento, no veo ninguna señal objetiva para contestar afirmativamente.
Nada bueno traerá más polarización y odio. Que el inicio de esta nueva etapa encabezada por una mujer sea para el bien de México, ningún ciudadano consciente que ame a su país podría desear lo contrario.
¿Llegaron todas? No, faltan muchas, entre ellas las madres buscadoras, las jóvenes desaparecidas, las miles de mujeres que verán truncada su aspiración a una carrera judicial y muchas otras que han sido olvidadas. Un nuevo ciclo es otra oportunidad, la opción de generar un estilo distinto de gobernar sin mentir e implantar el surrealismo de los otros datos.
Me atrevo a dar un consejo, no se hagan ilusiones.
EDICTOS
De acuerdo a la reforma judicial ya vigente los ministros, excepto Luis María Aguilar que termina su periodo en poco menos de 2 meses, tendrán que tomar decisiones importantes. En las próximas semanas y hasta antes de cumplirse un mes de su publicación, los togados deberán resolver si participan o no como candidatos en la elección judicial de 2025 a cargo del INE, que no sabe cómo operar la logística de semejante ocurrencia. Los integrantes del pleno deberán anunciar si renuncian con efectos al 31 de agosto del año entrante y a cambio garantizan sus haberes de retiro. Es evidente que Yasmín Esquivel, Loretta Ortiz y Lenia Batres optarán por el teatro de la elección con lugar garantizado e incluso aspirarán a competir por la futura presidencia de esa Corte bizarra. La única que ha hecho pública su decisión de renunciar a garantizar su pensión de retiro es Margarita Ríos Farjat, González Alcántara iría en el mismo sentido. Veremos cómo se decantan los 5 restantes, entre ellos los últimos 3 juzgadores de carrera con toga en esta época (Norma Piña, Jorge Mario Pardo Rebolledo y Alberto Pérez Dayán).