Una industria sin chimeneas…sin apoyos y sin respaldo
El turismo llegó a ser la tercera fuente de ingresos de divisas del país, un imán de inversiones extranjeras directa y un motor de empleo. Hoy el sector se achicó a la mitad y nadie en el gobierno parece tomar en serio este golpe económico y social.
El turismo llegó a ser la tercera fuente de ingresos de divisas del país, un imán de inversiones extranjeras directa y un motor de empleo. Hoy el sector se achicó a la mitad y nadie en el gobierno parece tomar en serio este golpe económico y social.
En tiempos de bonanza, Sectur se encargaba de desplegar su brazo de comunicación para anunciar los récords que cada año se rompían en el sector turístico: tantos miles de turistas extras versus el año previo, una derrama en dólares que aumentaba doble dígito casi como las remesas, la industria que más mujeres y jóvenes empleaba, el orgullo de montar grandes stands en ferias internacionales donde el atractivo de sol y playa eran la bandera.
Giras de promoción, cambios de slogans, cambios de logo, cambio de estrategia, búsqueda de turistas nuevos (vengan de China, de Rusia, captemos el turismo cultural europeo).
Pero en épocas de crisis, este sector se vuelve un tanto ‘frívolo’ para darle apoyos.
¿Quién piensa en turistas en medio de una pandemia? ¿Por qué debe un país tener un presupuesto de promoción si somos un destino que se vende solo?
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Lo cierto es que la pandemia primero y la desidia gubernamental después han dejado a este sector a la mitad de su tamaño, de su peso, de su aporte y de su importancia.
Esta semana me tocó platicar con dos empresarios mexicanos: uno ceo de una cadena local y otro de una cadena internacional.
Con días de diferencia Braulio Arsuaga (que es ceo de Grupo Presidente) y Gonzalo del Peón, presidente para las Américas y director comercial global de AMResorts me contaron la misma historia: ningún funcionario, ninguna comisión del sector en las Cámaras, ningún gobierno estatal buscó la manera de hacer equipo y al menos si no ayudaban, no estorbaran.
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El manejo tan laxo y con una comunicación politizada de la pandemia no da seguridad a ningún turista que quisiera aprovechar que en este país no hay restricciones de ingreso, ni se pide PCR al llegar ni se exige cuarentena.
El turismo es un sector que depende de la confianza y tampoco se ha logrado en este año de crisis sanitaria bajar los niveles de la otra pandemia: la de la inseguridad.
La caída del PIB turístico en 2020 fue de 27.8%, tres veces la caída del PIB nacional. Es decir que 30% de la caída de la economía nacional equivalen a las afectaciones de este sector.
En el reporte “Turismo y Pandemia en México en el 2020: el recuento de los daños”, elaborado por el Centro de Investigación y Competitividad Turística Anáhuac, la pérdida de ingresos públicos por la crisis turística se estima en 60,300 millones de pesos.
Con esta caída, se esperaría que el PIB turístico represente sólo 6% de la economía nacional (versus el 8.7% que había mantenido en los últimos años.
Este sector habría perdido en 2020 unos 630 mil y 840 mil fuentes de trabajo.
Ya hay FIBRAS poniendo en venta paquetes de hoteles que no están dando el rendimiento a los inversionistas que entraron a este sector. “Y hay cuestiones de inseguridad jurídica que nos ha llevado a tener inversionistas que si creen en el negocio del turismo y en nuestra cadena pero que nos piden poder invertir en otros países que no sean México”, se sincera Peón desde sus oficinas en Filadelfia.
¿Hay un elefante turista en la habitación y aún nadie lo quiere ver?