Contrae con fuerza: bienvenida a la revolución del suelo pélvico
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Si quieres saber algo sobre las maravillas de un suelo pélvico sano, puedes hacer una búsqueda de Coco Berlin, quien se presenta como “la bailarina más famosa de belly dance de Alemania”. Berlin empezó a aprender belly dance en 2002, pero no fue sino hasta unos años después, cuando fue a Egipto para aprender de las bailarinas de allá que se puso a buscar la razón de por qué eran mucho mejores. Llegó a la conclusión de que estaban muy en contacto con su suelo pélvico, la estructura muscular interna que apoya los órganos internos y previene la incontinencia, entre otras funciones importantes.

Cuando conecté con mi suelo pélvico, por primera vez en la vida, tuve la sensación de adueñarme de mi cuerpo”, dice Berlin. Mejoró mi baile porque yo antes sentía que hacía “mímica”, y también mejoró el resto de mi vida. Sentía más confianza, “me sentía dueña de mi cuerpo”. Su disfrute del sexo mejoró muchísimo y se sentía más fuerte y menos estresada. Cree que esta es una buena razón por la que la gente asume que es mucho más joven. Tiene 42 años y en nuestra conversación por Zoom desde su casa en Alemania, parece una mujer en sus veintes.

Berlin va a presentar la traducción al inglés de su libro Pussy Yoga para compartir su entusiasmo por la salud del suelo pélvico. Guiña un ojo cuando mencionamos el título. “Normalmente el suelo pélvico es algo con lo que te pones en contacto cuando estás embarazada, tienes incontinencia o tienes otros problemas”, dice. “Era un tema tan marginado”.

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Lo es y podemos atribuirlo a la falta de interés en la salud de las mujeres y a lo difícil que es hablar de algo que tenga que ver con el sexo y las funciones del cuerpo. Pero las cosas han cambiado en años recientes. La idea de hacer “yoga” para la vagina podría ser lo último para dar mantenimiento al “chasis” de las mujeres, pero detrás de ellos hay un aumento en el número de artículos de las revistas de salud de las mujeres sobre ejercicios del suelo pélvico, de aplicaciones como la de Squeezy que recomienda el Servicio Nacional de Salud de Reino Unido y que incluye planes de ejercicio y recordatorios, y aparatos que te ayudan a entrenar desde el interior.

Uno de los aparatos más conocidos es Elvie Trainer, que se inserta en la vagina y monitorea los avances en el teléfono, este se lanzó en 2015 y Financial Times puso a Elvie en el lugar 41 de las 1,000 compañías con crecimiento más rápido de Europa. También hay podcasts, como, Why Mums Don’t Jump, de la periodista Helen Ledwick, y que tiene la intención de acabar con el estigma en torno al prolapso uterino y la incontinencia y otros temas sobre la disfunción del suelo pélvico.

Nadie en el mundo de la salud del suelo pélvico diría que una mayor conciencia es algo malo. Casi un tercio de las mujeres padecen problemas por la salud del suelo pélvico y muchos estudios indican que las mujeres no tienen idea de lo que es o para qué sirve. Una encuesta entre 1,000 mujeres indica que una de cada seis mujeres no saben en dónde se encuentra, y una cuarta parte no conoce sus funciones.

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“Es una parte del cuerpo a la que no se le ha dado suficiente importancia”, dice Amanda Savage, fisioterapeuta de la salud pélvica. “Lo maravilloso de la salud de la pelvis es que hay muchas cosas que puedes hacer que mejoran la situación, ya sea por medios naturales como ejercicio, dieta, aprender a vaciar el intestino, entender cómo se llena y se vacía la vejiga. Hay mucho que puede uno hacer para mejorar. Es una vergüenza que la gente no sepa de esas cosas y luego se pregunten: ‘¿Por qué nadie me dijo esto hace 10 años?’”.

Las celebridades son más abiertas a la hora de hablar de la salud de la pelvis, dice Savage. La estrella de realities de televisión Ferne McCann habla del prolapso que desarrolló después de dar a luz, y la semana pasada la comediante Joanne McNally habló sobre su suelo pélvico en su programa.

¿Es esta una parte del cuerpo por la que deberían preocuparse las mujeres? La parte exterior del cuerpo está más bajo escrutinio que nunca, ¿deberíamos preocuparnos sobre el interior? “Creo que todo con moderación”, dice Suzanne Hagen, profesora de investigación de servicios de salud en la Glasgow Caledonian University, quien realiza trabajos sobre problemas del suelo pélvico. “Creo que tendría que haber mayor conciencia, probablemente desde que están en la escuela, sobre el suelo pélvico, cuál es su función y cómo va a cambiar con el tiempo”.

Explica que cada vez hay mayor evidencia que sugiere que incluso si no se tienen problemas, los ejercicios del suelo pélvico ayudan a prevenirlos, pero agrega: “No creo que las mujeres tengan que entrar en pánico por esto”. No se trata de “que las mujeres tengan una fijación por otra parte más de su cuerpo y que tengan que mantenerla en perfecta condición. Considero que es parte de un estilo de vida saludable y de cuidar del cuerpo durante el transcurso de la vida”.

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Los ejercicios del suelo pélvico, conocidos como Kegels en Estados Unidos por el ginecólogo que los implementó, se basan en la contracción y relajación de los músculos que se utilizan para detener el flujo de la orina, y que ayudan a identificarlos, aunque los profesionales de la salud no recomiendan hacer esto por costumbre ya que puede dar lugar a una infección urinaria. En hombres y mujeres, los ejercicios se usan para tratar síntomas de incontinencia.

En los hombres, los ejercicios también ayudan a mantener una erección fuerte. En las mujeres ayudan a controlar el dolor durante el sexo, y en temas relacionados con el parto, como el prolapso uterino, pero Hagen dice que no son “la solución para todo. Que algunas mujeres tienen partos muy traumáticos lo que provoca un gran daño a su suelo pélvico, que es algo que no se corrige fácilmente con ejercicios. Algunas mujeres necesitan cirugía para corregir los problemas”.

El suelo pélvico está formado por un grupo de músculos. Un suelo pélvico débil es un problema, pero también uno muy apretado, ya que puede provocar problemas como dolor durante el sexo y la incapacidad de vaciar la vejiga y el intestino. “Necesitamos equilibrio en estos músculos”, dice Lucia Berry, fisioterapeuta de salud pélvica y conferencista de la Universidad de Brunei. Tenemos que relajarnos para que las cosas salgan (orina y excremento), y, si queremos, meterlas.

Con una buena salud del suelo pélvico, “lo que la gente realmente siente es confianza”, dice Berry. No debería darte miedo tener pérdidas de orina si toses, por ejemplo. “Puedes retener la orina bastante bien y luego, cuando vas al baño, te relajas y haces bien pipí. Y también debe haber una buena sensación con el sexo”.

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Los embarazos y los partos pueden debilitar el suelo pélvico, y los cambios hormonales durante la menopausia, que también pueden afectar a las mujeres que no tuvieron partos. En hombres y mujeres, la edad está asociada con las pérdida de tono muscular en la zona. El suelo pélvico también resulta afectado por cargar mucho peso, por tener sobrepeso o por tener tos crónica, ya que todo eso pone presión en los músculos internos. El estreñimiento crónico tampoco ayuda.

Aunque no hay una explicación clara, las atletas también corren riesgos. Las niñas que practican gimnasia y las corredoras de distancias largas pueden experimentar cierta disfunción del suelo pélvico, como incontinencia urinaria. El entusiasmo repentino por los entrenamientos de intervalos de gran intensidad o los levantamientos de pesas pueden tener efectos secundarios adversos. Hay que “construir los músculos de la base, los abdominales bajos y el suelo pélvico, antes de subirle al peso o a las pesas rusas”, dice Savage. “A veces las personas hacen las cosas demasiado rápido porque hacen sólo lo que se ve desde afuera y están levantando peso y no han pensado en lo que pasa dentro del cuerpo. Y es así como empiezas a tener síntomas en el suelo pélvico, prolapso o fugas de orina porque no te has dado cuenta de que no hay coordinación”.

Lo que empieza a quedar claro es que todos deberían beneficiarse con los ejercicios del suelo pélvico. Las mujeres que han buscado tratamiento por un suelo pélvico débil deben buscar un programa de fortalecimiento que consiste en ejercicios dos o tres veces al día y podrían tardar hasta cuatro meses en construir la fuerza.  

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El ejercicio es clave para mantener un suelo pélvico fuerte.
Foto: Cavan Images / Getty Images / Cavan Images RF

Pero si estás en tus veinte y tus treinta y no tienes síntomas, ¿qué tanto y qué tan seguido tienes que ejercitar tu suelo pélvico? “Esa es la pregunta del millón de dólares”, dice Hagen, quien explica que todavía se están haciendo estudios. “Tal vez se tienen que hacer a nivel de mantenimiento si estás en el grupo de los asintomáticos”.

Qué tanto hacerlo es una decisión personal. Hacer demasiado es contraproducente, dice Berry. La ansiedad provoca tensión en el área, dice, y si uno se obsesiona con la salud, o falta de ella, del suelo pélvico, en combinación con ejercicios, puede resultar en un músculo demasiado apretado o fuerte. “No sé si es el ejercicio lo que provoca el problema, o la ansiedad”.

Mucha gente no sabe hacer bien los ejercicios del suelo pélvico. Existe información en Pelvic Obstetric and Gynaecological Physiotherapy. Barry dice que es importante hacerlos correctamente para no empujar para abajo, para no desgastar o para no empeorar los síntomas”. Pero muchas mujeres, indica, no pueden mover esos músculos, lo cual provoca ansiedad innecesaria y podría provocar problemas en donde no tendría que haber.

Ella recomienda un autoexamen con un espejo. “Observa si puedes contraer la vagina. La vagina debería moverse, abrir y cerrar. Si no puedes verlo o sentirlo, entonces es muy probable que no lo estés haciendo bien”. Sin embargo, dice, si no tienen síntomas, “no me preocuparía porque los músculos están trabajando para controlar la vejiga y el intestino”. Si hay síntomas, hay que acudir con el médico.

En lo que coinciden todos los fisioterapeutas es en que no tienes que comprar un aparato. Muchos cuestan más de 138 dólares. “Hicimos una prueba con mujeres que ya sufrían de incontinencia urinaria. La mitad tuvieron entrenamiento de un terapeuta y la mitad realizó la terapia y utilizó un aparato para medir las contracciones al realizar los ejercicios”, dice Hagen. “Queríamos ver si con eso las mujeres se motivaban a realizar los ejercicios mejor y que su problema mejorara. Lo que en promedio sucedió es que no hubo diferencia entre los grupos. Si tienes un buen programa de ejercicios para el músculo del suelo pélvico, no necesitas retroalimentación con un aparato”.

“No hay evidencia clínica que indique que se hacen mejor los ejercicios con un aparato”, coincide Berry. “Si puedes contraer correctamente el suelo pélvico, y hacer los ejercicios, no hay necesidad de gastar en un aparato. Algunas personas lo hacen con regularidad así es que un aparato puede ayudarles con la motivación”. Las aplicaciones que te recuerdan hacer los ejercicios pueden usarse de la misma forma, dice Hagen: “Si así te conectas y te gustan esas cosas, creo que es algo muy válido”.

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Berlin llamó a su libro Pussy Yoga porque aunque “no soy una verdadera yogui”, fortalecer el suelo pélvico “fue un viaje espiritual para mí”. Estamos sentados todo el tiempo, miramos pantallas y nos desconectamos del cuerpo, dice. Berlin no solo hace ejercicios vaginales “no solo contraigo un poco aquí y un poco allá”, ya que está tan dedicada a su suelo pélvico que hace actividades como bailar y movimientos de pilates todo el día, e incluso no se sienta y hace una sentadilla en el excusado para no poner presión en sus músculos internos ni en sus órganos. “Soy muy abierta con respecto a esto, y creo que todos deberíamos serlo porque de lo contrario seguiremos en lo mismo”, dice. Su consejo para poner los pies sobre el asiento del excusado es: “trata primero en seco para estar lista cuando las cosas se pongan serias”. Si eso es muy complicado, utiliza un banco para subir los pies para crear una especie de sentadilla y no sentarte únicamente”.

“Creo que realmente se debería integrar el suelo pélvico en tu organismo, como pieza central”, dice Berlin. Promete grandes resultados, e incluso totales. “El primer cambio es siempre una conexión más profunda y mayor consciencia de uno mismo. Te sientes más sexy, más vibrante, más viva”.

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