Comunidades y pueblos indígenas impulsan nuevos mecanismos para acceder a los financiamientos climáticos
Una mujer cosecha hojas de lianas okok (Gnetum spp.) en el pueblo de Minwoho, Camerún. Foto: Ollivier Girard/CIFOR mediante Flickr (CC BY-NC-ND 2.0).

Proteger los bosques mediante la inversión en los pueblos indígenas y las comunidades locales (PICL) se considera, cada vez más, una de las formas más eficaces para mitigar el cambio climático y detener la pérdida mundial de biodiversidad. La cuestión es que gran parte de la financiamiento no llega a las organizaciones dirigidas por los PICL que pueden abordar estos problemas, comenta Lindsey Allen, directora ejecutiva de la Climate and Land Use Alliance (CLUA, Alianza para el Clima y el Uso de la Tierra).

“Ahora mismo existe una increíble disonancia entre lo que las pruebas demuestran que funciona para proteger los bosques tropicales y apoyar a las comunidades, y hacia dónde fluye la mayor parte del financiamiento”, dijo Allen en un correo electrónico a Mongabay. “Esto tiene que cambiar. Es imposible acabar con la deforestación sin que una parte mucho mayor del financiamiento llegue a las organizaciones de los países con bosques tropicales y, especialmente, a las organizaciones indígenas y comunitarias”.

En respuesta a esta desconexión, las organizaciones PICL se están uniendo para crear mecanismos de financiamiento a los que puedan contribuir los grandes donantes. En apoyo a estos esfuerzos, CLUA, con sede en Estados Unidos, que a su vez es un colectivo de varias fundaciones privadas, está trabajando con un grupo más amplio de donantes filantrópicos a favor del clima para desarrollar lo que Allen llama “un sistema de ‘tuberías’ para esta financiación”. El objetivo es trasladar los fondos de manera más eficiente a los lugares en donde puedan tener mayor impacto.

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Un grupo de mujeres locales que está restaurando manglares en México observa el vivero antes de sumergirse en la laguna. Foto: Caitlin Cooper, para Mongabay.

La investigación científica ha puesto de relieve el importante papel que desempeñan los PICL en la gestión de los bosques. Las tierras tradicionales albergan el 36 % de los bosques intactos que quedan, los que contienen grandes cantidades de carbono fundamentales para alcanzar los objetivos climáticos mundiales. Sin embargo, en muchos lugares, los derechos de los PICL no están reconocidos legalmente. Estas organizaciones también se enfrentan a una serie de obstáculos que bloquean el camino del financiamiento proveniente de los fondos de los donantes. Las organizaciones PICL con frecuencia no pueden cumplir con los requisitos de supervisión e información y la financiación que reciben puede no ser lo suficientemente flexible para adaptarse a las prioridades sobre el terreno.

Además, las organizaciones PICL suelen ser pequeñas y demasiado numerosas para que los donantes interactúen de forma directa con ellas. Eso puede dificultar la comunicación, dice Levi Sucre Romero, líder indígena bribri de Costa Rica, en un mensaje de texto grabado para Mongabay.

“Nos dimos cuenta de que es difícil [o] imposible trabajar o hablar con todos al mismo tiempo”, comentó Sucre, también copresidente de la Alianza Global de Comunidades Territoriales (AGCT). Esta organización representa a comunidades tradicionales de 24 países que abarcan el 60 % de los bosques tropicales del planeta.

La financiación ha empezado a fluir hacia proyectos climáticos, en particular desde el anuncio de un compromiso de mil 700 millones de dólares por parte de gobiernos y financiadores privados anunciado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021. Sin embargo, los líderes de los PICL y los defensores de los derechos indígenas han manifestado su preocupación de que se destinara directamente a los grupos PICL sólo el 7 % de los 321 millones de dólares entregados en el primer año del compromiso.

Sucre comentó que los proyectos destinados a restaurar los bosques, lo que asegura así el carbono que contienen y la biodiversidad que sustentan, necesitan más dinero. La Iniciativa para los Derechos y los Recursos calcula que costará 10 mil millones de dólares formalizar las demandas de los PICL para el 2030, con el fin de limitar el aumento de la temperatura global. Sin embargo, según dijo Sucre, el compromiso de 2021 ha abierto la puerta a nuevas conversaciones sobre el financiamiento y ha ayudado a los PICL a comprender lo que ha estado bloqueando el acceso a ese dinero.

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En el monte Mantalingajan, en Filipinas, donde las comunidades locales recolectan resina de los árboles de almáciga (Agathis philippinensis), el difícil acceso a la montaña y las restricciones impuestas tanto por el gobierno como por las comunidades indígenas contribuyen a la conservación del paisaje. Foto: Keith Anthony Fabro, para Mongabay

Una respuesta de la comunidad global de los PICL ha sido crear un conjunto de fondos centrados geográficamente, los cuales actúan como cámaras de compensación para los fondos de los donantes, para distribuir así grandes subvenciones en tramos más pequeños a las organizaciones locales. Los fondos dirigidos por los PICL, incluidos el Fondo Territorial Mesoamericano en América Central, el Fondo Nusantara en Indonesia y el Fondo Podáali en Brasil, se construyen en torno a la plataforma Shandia, que se centra en el control de los PICL en cuanto a cómo se gasta el dinero destinado a abordar el cambio climático y la degradación de la tierra.

El liderazgo de los PICL en torno a estas cuestiones ha llevado a los donantes a crear sistemas complementarios que se enlazan de manera directa a estos mecanismos diseñados por los PICL. CLUA, por ejemplo, está trabajando con 13 organizaciones de filantropía privadas en la iniciativa Forests, People, Climate (Bosques, Personas, Clima) para aportar más dinero a los PICL y canalizar la mayor cantidad posible mediante estos mecanismos gobernados por ellos.

“Creemos que, la mayoría de las veces, [los fondos territoriales] entienden, pueden acceder y están mejor ubicados para apoyar el panorama de las organizaciones locales de un modo que los financiadores multimillonarios no pueden”, dijo Allen.

Los trece donantes privados involucrados han contribuido con un total de 780 millones de dólares para proyectos climáticos en países con bosques tropicales, específicamente en la Amazonía, la cuenca del Congo e Indonesia. Esperan recaudar un total de 1200 millones de dólares en los próximos cinco años. Allen dijo que el grupo planea utilizar los fondos territoriales existentes y ayudar a crear nuevos cuando sea necesario.

Forests, People, Climate también trabajará para reducir los obstáculos a los que se enfrentan los grupos PICL. Allen comentó que los grupos PICL a menudo tienen que hacer frente a los requisitos de los donantes respecto a la presentación de informes sobre el progreso de los proyectos financiados, lo que desvía la energía y los recursos del trabajo real que beneficiará la mitigación del cambio climático.

“Hemos oído a la Alianza Global de Comunidades Territoriales describirlo mejor cuando piden ‘informes basados en resultados’ en lugar de ‘informes basados en recibos’”, dijo. “Dicho de otro modo: ¿preferirían los financiadores usar las horas limitadas de un líder indígena para conseguir una respuesta comunitaria contra las invasiones mineras ilegales o para obtener sus informes de gastos?”.

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Bambang Supriyanto (izquierda), director general del programa de silvicultura social del Ministerio de Medio Ambiente y Silvicultura de Indonesia, entrega los decretos que reconocen los bosques consuetudinarios en Papúa a representantes de las comunidades indígenas en Jayapura, Papúa, octubre de 2022. Foto: Asrida Elisabeth/Mongabay.

Allen añadió que, aun así, la rendición de cuentas es esencial y la elaboración de informes y otras tareas administrativas pueden ser casos en los que las organizaciones PICL podrían elegir trabajar con intermediarios tales como ONG internacionales, bancos de desarrollo y grupos de consultoría.

“Cada uno de ellos desempeña un papel diferente en este ecosistema y la pregunta es: ¿quién está mejor posicionado para desplegar fondos para qué?”, comentó. Forests, People, Climate pretende ayudar a determinar cuándo trabajar con un intermediario beneficiará al proyecto sobre el terreno.

Sucre dijo que está esperanzado por el cambio de rumbo de la conversación porque ahora se centra en el mejor modo de apoyar a los PICL. La iniciativa Forests, People, Climate fue anunciada el 7 de noviembre de 2022, durante la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático realizada en Sharm el-Sheij (Egipto). Sucre dijo que la AGTC trabajó con la CLUA y los financiadores para elaborar una estructura de gobernanza en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad, llevada a cabo del 7 al 19 de diciembre de 2022 en Montreal, Canadá.

La organización no gubernamental Rainforest Foundation Norway (RFN, Fundación Bosque Tropical Noruega) ha informado sobre la falta de apoyo a los PICL. En un informe de 2021 señaló que menos del 1 % de la ayuda relacionada con el clima se destina de forma directa a estos grupos. La RFN también ha trabajado como intermediaria con los PICL en lugares como Indonesia.

Torbjørn Gjefsen, jefe del equipo de políticas de la RFN y autor principal del informe 2021, recibió con satisfacción estas medidas para recanalizar la financiación. (La RFN recibe financiación del Grupo Ballmer, que también figura entre los 13 financiadores de Forests, People, Climate).

“Cada vez hay más interés filantrópico en financiar iniciativas para proteger la naturaleza y salvaguardar los derechos, lo cual es bienvenido y necesario”, dijo Gjefsen en un correo electrónico. “Pero es importante que este crecimiento se coordine y se fundamente con la experiencia y los conocimientos de quienes han aportado financiamiento a lo largo del tiempo para garantizar que llega a los lugares donde más se necesita y donde tendrá el mayor efecto”.

Además, agregó: “Esto es algo con lo que la iniciativa Forest, People, Climate puede contribuir”.

John Cannon es redactor de Mongabay. Lo puedes encontrar en Twitter: @johnccannon

Este texto fue originalmente publicado en Mongabay. Puedes consultarlo aquí.

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