Esto va a doler: cómo tener conversaciones incómodas
Foto: Richard Drury/Getty Images

Las conversaciones complicadas son fáciles de posponer, pero el hecho de esquivarlas solo dificulta las cosas. Con frecuencia se trata de algo que podría hacer la vida más fácil o mejor, pero el hecho de que el intercambio pueda ser vergonzoso o difícil para una de las partes o para ambas, supone una gran barrera.

El recordar algunas reglas básicas puede facilitar las cosas. En primer lugar: se trata de algo de dos personas. No solo se trata de ti, es posible que la otra persona también esté nerviosa, insegura, a la defensiva, asustada o descontenta.

Después, elige el momento. Si se trata de una persona conocida, piensa en su estilo de comunicación. Si no le gusta que la tomen desprevenida, hazle saber que necesitas platicar y dile de qué se trata. Siempre es mejor tener una conversación complicada en persona, pero si recurres al correo electrónico o a los mensajes de texto para entablar la conversación, o para aclarar cuestiones a posteriori, sé muy cuidadoso con la redacción; sé lo más imparcial posible. Antes de presionar el botón de enviar, lee el correo electrónico e imagina cómo te haría sentir si lo recibieras.

Para la conversación en sí misma, asegúrate de que te encuentras en el estado de ánimo adecuado. Y prepárate para cualquier imprevisto. Si la otra persona saca a relucir factores inesperados en el tema, detén la conversación durante un rato.

Por último, siempre deja el encuentro habiendo acordado lo que va a ocurrir en adelante. Y por muy insatisfactorio que haya sido, resiste la tentación de perder la calma. Decir que vas a presentar tu renuncia, que no volverás a hablar con ellos, o intercambiar insultos, es una garantía de que una situación ya de por sí difícil se volverá tóxica.

“Como regla general, cuanto más complicada sea la conversación, más tienes que practicar”. Dra. Tracy Towner.

Pedir un aumento de sueldo

Quieres hacerlo, pero te aterra. Pregúntate el motivo, dice Denise Chilton, coach de carreras ejecutivas y liderazgo. Si te preocupa hablar con tu jefe, desengáñate. “Muchas personas creen que las apuestas son mayores cuando hablan con alguien de mayor rango, pero ¿por qué debería ser así?”.

El elemento clave es calcular cuánto quieres, y abordar la conversación creyendo que lo vales. “¿Cuál es el valor añadido que aportas a tu organización? ¿Has asumido responsabilidades adicionales o has aprendido nuevas habilidades? Lo fundamental, explica, es hablar del valor que aportas.

Las mujeres, en particular, suelen necesitar un impulso de confianza, así que piénsalo de esta manera: si terminas marchándote, tu empleador probablemente gastará más en sustituirte. Así que las 3 mil libras extra que pides son un buen valor en comparación con las 5 mil libras que gastarán en contratar y capacitar a alguien nuevo.

Si te dicen que no hay dinero extra en los fondos de la empresa, piensa en todo el paquete. Intenta esto: “De acuerdo, pero me gustaría seguir trabajando dos días a la semana en casa y tener un poco más de capacitación profesional”. Y fija una fecha para que tu empresa pueda hacer una revisión de tu sueldo.

Quejarse en un restaurante

Cualquier restaurante en el que valga la pena comer estará dispuesto a saber si no estás satisfecho, comenta Mandy Yin, chef y propietaria del restaurante londinense Sambal Shiok. Pero hazlo saber de forma inmediata: no comas el platillo y después te quejes de él. “Sé conciliador, nunca agresivo”, aconseja Yin. “Recuerda que los meseros son personas, y que el azúcar siempre es mejor que el vinagre.

No te precipites insistiendo en cuán malo es; dale al personal la oportunidad de explicar la razón por la que algo es como es. Si algo no sabe bien, es posible que esté demasiado salado o algo parecido para tu gusto. Sin embargo, el restaurante debe ser comprensivo con ello, retirarlo y traerte una alternativa”. Lo mismo ocurre con el vino: si pides una copa de algo y enseguida te das cuenta de que no te gusta, cualquier buen restaurante te la cambiará.

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Foto: Richard Drury/Getty Images

Hablar con los vecinos sobre un problema

No subestimes el valor de los vecinos amistosos y cooperativos, señala la mediadora Dra. Tracy Towner, de Normanton Chambers, quien comenta que algunas de sus mediaciones más difíciles están relacionadas con disputas entre vecinos. Los buenos vecinos son el santo grial: hay que recorrer cien kilómetros antes de tener una discusión con ellos. “Una vez le dije a esta persona: ¿cómo empezó? Cuéntame la historia, y ni siquiera se acordaba”. Pero se trata de los hogares de las personas, por lo que las emociones están a flor de piel. Así que, ¿cómo puedes lidiar con los botes de reciclaje llenos, los setos sin cortar y las vallas caídas?

“No le des importancia: insinúa el tema sin criticarlo”, explica Towner. Por ejemplo: “No puedo creer que ya estamos en esa época del año: los setos están creciendo mucho”. O: “Por qué el ayuntamiento no nos da más botes: no puedo meter más en ellos”. Otra táctica es ser el ejemplo del comportamiento que quieres que tengan tus vecinos. Corta tu propio seto, repara tu propia valla y platica con ellos mientras lo haces.

En el caso de los problemas más difíciles –ruido a altas horas de la noche, un perro que ladra, alguien que se estaciona de forma desconsiderada–, Towner aconseja que practiques antes de ir a verlos: “Cuanto más complicada sea la conversación, más tienes que practicar”. Pero una buena estrategia es, una vez más, volver a centrarse en uno mismo: no ser acusador, sino mostrarse apenado. “¿Puedo comprobar que no lo molestamos con nuestra música la otra noche?” suele llevar a la respuesta: “Oh, no, en absoluto. Espero que tampoco escuches la nuestra”. Y entonces puedes decir muy amablemente: “Bueno, a veces la escuchamos, las paredes son muy delgadas en estas casas”.

Hablar de sexo con tu pareja

La mejor manera de proceder, explica Ammanda Major, terapeuta principal de relaciones y sexo de la organización Relate, es abordarlo como la mitad de un equipo, y nunca ser acusador. Así que en lugar de decir: “Ya no haces que me venga”, intenta con: “Siempre me ha gustado tener orgasmos contigo, y creo que nuestra vida sexual sería mejor si encontrara la manera de disfrutar más de ellos”.

Lo último que quieres hacer aquí es infligir culpa o vergüenza. Y elige el momento. “No tengas esta conversación cuando estén en la cama o cuando estén enojados o molestos”, comenta Major. “Ten curiosidad. ¿Qué le gustaría a tu pareja? ¿Cómo se siente?”. Esta es la plática, más que ninguna otra, que debes tener en persona

Cómo tratar a una persona que provoca molestias en el transporte público

Esta situación es muy complicada: ya hay al menos una persona sensible en este caso, y las cosas podrían salirse de control fácilmente. ¿Deberías decir algo? ¿O es mejor llamar al conductor, al vigilante o a la policía? Si decides intervenir, comenta Towner, mantente neutral y totalmente calmado. “Lo último que deberías hacer es intervenir diciendo algo así como ‘Esto es ridículo’ o ‘Retírate ya'”, explica Towner. “Intenta: ‘Oye, ¿ocurre algo aquí?’. Pide información –’¿qué pasó?’; ‘¿algo te molestó?’– porque entonces la persona tiene que dejar de hacer lo que está haciendo y responderte”.

Recordarle a alguien que te debe dinero

Lo ideal, dice Marc Hekster, psicólogo clínico asesor de Summit Clinic y miembro de la Sociedad Británica de Psicología, es no prestar dinero en primer lugar, o si lo haces, prestarlo consciente de que es posible que no te lo devuelvan. Pero vivimos en el mundo real, y dividir la cuenta de un Uber o de una tienda puede significar que le debes dinero a alguien.

Lo más fácil, explica, es crear una cuenta de PayPal y comprobar que tienen una; entonces lo único que necesitan es tu número de teléfono, y podrán pagar desde su teléfono. El correo electrónico o los mensajes de texto pueden ser buenos para esta conversación, de este modo les puedes recordar la información que necesitan. Prueba con algo como: “Solo quería comprobar que tienes mis datos bancarios/número de celular para que puedas enviarme ese dinero”.

Intenta averiguar por qué no te han pagado: no quieres acosar a nadie ni hacerlo sentir culpable. Tal vez se encuentran en dificultades o simplemente se les olvidó, en cuyo caso no les molestará un recordatorio.

Pedirle a alguien que limpie las heces de su perro

Esta es una conversación verdaderamente complicada, dicen nuestros expertos. No vale la pena mantener una conversación complicada a menos que creas que puedes obtener el resultado que deseas: y en realidad, ¿por qué alguien que ya ha ignorado las convenciones sociales generalizadas Y todos los carteles del parque recogería las heces de su perro simplemente porque se lo pides amablemente?
Pero existen algunas formas. Si estás paseando a tu propio perro, “podrías exagerar el hecho de que estás limpiando las heces de tu perro”, dice la psicóloga asesora Emma Citron, “pero es muy difícil cambiar el comportamiento de una persona en este aspecto”. Si dices algo, hazlo lo más exento de emoción posible.

Intenta preguntando si se quedó sin bolsas; si estás paseando a tu propio perro, puedes ofrecerle una de las tuyas. Si lo confrontas, discúlpate, intenta: “Lamento tener que decir esto, y sé que es increíblemente vergonzoso, pero los niños usan este parque, y no puedo evitar notar que no has limpiado el desorden de tu perro”.

Rechazar una invitación

El consejo de Hekster es que no te pongas a contar una historia compleja y enrevesada sobre los motivos por los que no puedes ir, sino que lo hagas de forma sencilla y, en general, sincera. Dicho esto, en este caso no está de más una pequeña mentira piadosa. Es mejor decir que tienes un compromiso previo a que simplemente no te apetece ir al evento. “Todos tenemos vidas muy ocupadas y las personas entienden que uno no puede hacer todo”, comenta Hekster.

El Covid-19 parece ser un poco trillado como excusa (a no ser que sea verdad, claro). Y si se trata de algo que simplemente no te atreves a hacer, la honestidad puede ser lo mejor. Algo así como: “Es una idea encantadora, pero nunca me ha gustado acampar y no creo que quiera volver a hacerlo. ¿Hay alguna otra cosa que podamos organizar?

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