El estrés climático puede provocar que los abejorros tengan alas asimétricas
Los científicos descubrieron que las abejas presentaban niveles más altos de asimetría en las alas en los años más calurosos y húmedos. Foto: Christopher Furlong/Getty Images

Los abejorros han sufrido un estrés cada vez mayor debido a los cambios climáticos que se han producido en el último siglo, descubrieron investigadores que analizaron especímenes de un museo.

Las abejas desarrollan alas asimétricas cuando experimentan estrés durante su desarrollo, y al analizar una serie de especímenes preservados y sus respectivas fechas, los científicos descubrieron que las abejas presentaban mayores niveles de asimetría en sus alas en los años más calurosos y húmedos.

El Dr. Andrés Arce, que actualmente trabaja en la Universidad de Suffolk y es uno de los autores del artículo publicado en la revista Journal of Animal Ecology, comentó: “Nuestro objetivo es comprender mejor las reacciones ante factores ambientales específicos y aprender del pasado para predecir el futuro.

Esperamos ser capaces de prever en qué lugares y en qué momentos los abejorros se encontrarán en mayor riesgo y orientar acciones eficaces de conservación”.

El Dr. Richard Gill, del Imperial College de Londres y otro de los autores, señaló que los abejorros “pueden pasar un mal momento a lo largo del siglo XXI“, ya que se preveía que “las condiciones de mayor calor y humedad” someterían a los abejorros a un mayor estrés al tiempo que el cambio climático haría que estas condiciones fueran más frecuentes.

En los últimos años, las poblaciones de abejorros han disminuido en muchas zonas.

En un segundo estudio, publicado en la revista Methods in Ecology & Evolution, se utilizaron métodos de ADN generalmente empleados para analizar restos de antiguos seres humanos o mamuts lanudos. Fue la primera vez que se utilizó la técnica en una población de insectos.

Los investigadores utilizaron una pata de cada una de las abejas preservadas que analizaron para secuenciar los genomas de los abejorros que datan de hace más de 100 años. Los autores indican que estos avances permitirán que los investigadores determinen la forma en que el estrés puede conducir a la pérdida de diversidad genética.

La Dra. Victoria Mullin, del Museo de Historia Natural, una de las autoras, indicó: “Las colecciones de insectos de los museos brindan una oportunidad inigualable para estudiar de forma directa la manera en que los genomas de las poblaciones y las especies se han visto afectados por los cambios medioambientales a lo largo del tiempo. No obstante, son un recurso finito y es importante entender cuál es la mejor manera de utilizarlas para los estudios genéticos”.

El profesor Ian Barnes, también del Museo de Historia Natural y autor principal del artículo, comentó: “Uno de los principales problemas de las colecciones de los museos radica en que la calidad del ADN puede ser muy variable, lo cual dificulta la predicción del tipo de análisis que deberíamos realizar. Ahora tenemos una idea mucho mejor sobre la preservación del ADN en las colecciones de insectos, lo que supone un enorme impulso para nuestro trabajo actual para entender la historia y el futuro de las poblaciones de insectos”.

El equipo ahora utilizará los datos para examinar cómo han cambiado los genomas de las abejas a lo largo del tiempo, analizando la forma en que poblaciones enteras se han adaptado –o no– a los cambios climáticos.

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