El inodoro más antiguo de Japón, dañado por un conductor que dio reversa
Un hombre que trabaja para la Asociación de Preservación del Patrimonio de Kioto estrelló el Toyota contra el antiguo inodoro comunal cuando dio reversa. Foto: Dirección de Educación de la Prefectura de Kioto

El inodoro más antiguo de Japón, que data de hace cientos de años, resultó dañado tras ser embestido accidentalmente por un automóvil conducido por un empleado de una organización que preserva reliquias culturales.

El hombre de 30 años, que trabaja para la Asociación de Preservación del Patrimonio de Kioto, dañó el baño comunitario, ubicado en el interior del templo de Tofukuji, en Kioto, después de acelerar por error mientras el vehículo estaba en reversa, estrellándose contra la puerta de madera del edificio, según informaron los medios de comunicación.

El hombre, cuyo nombre no ha sido revelado, inmediatamente llamó a la policía tras el incidente ocurrido en la mañana del lunes. No había nadie más dentro del templo budista zen en el momento en que se produjo el accidente, y el conductor resultó ileso.

El baño “tosu”, un importante bien cultural, fue construido durante el periodo Muromachi hace aproximadamente 500 años para su uso por parte de los monjes en formación, según informó la cadena pública NHK.

Su puerta doble de 2 metros de altura y los pilares interiores resultaron dañados en el incidente, informó la página web Sora News 24.

Una foto publicada por el periódico Sankei Shimbun mostraba el vehículo –un Toyota WiLL Vi de 20 años– en el interior del edificio rodeado por lo que quedaba de las puertas de madera.

El templo, que podía albergar hasta 100 monjes a la vez, cuenta con una hilera de aproximadamente 20 inodoros, según indica el Asahi Shimbun. El periódico señaló que las instalaciones todavía se usaban a principios de la era Meiji (1868-1912).

Afortunadamente para el desventurado conductor, que visitaba la antigua capital por motivos de trabajo, los expertos comentan que es posible reparar los daños.

Toshio Ishikawa, director del instituto de investigación del templo, dijo que se sentía “aturdido” por la magnitud de los daños, pero aliviado de que nadie hubiera resultado herido. “Nos gustaría restaurarlo antes de la temporada de follaje de otoño, sin embargo, es probable que tardemos hasta el nuevo año (en repararlo)”, comentó al Kyoto Shimbun.

Aunque el edificio suele estar cerrado a los turistas, es posible ver las hileras de inodoros a través de las brechas en el exterior del edificio.

Los inodoros –poco más que agujeros circulares cortados en bloques de piedra– distan mucho de los inodoros japoneses actuales que siguen fascinando a los visitantes extranjeros.

Aunque no contaban con funciones de bidé o secado, los inodoros del templo al menos estaban ubicados en un lugar conveniente para los monjes que pasaban muchas horas intentando alcanzar la iluminación zen, justo al lado de la sala de meditación.

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