‘Mi origen son las azoteas’: Santiago Arau

Patrimonio es exposición que presenta las fotografías en las que Santiago Arau retrata diferentes facetas del Valle de México como su herencia prehispánica, sus volcanes y su amplia arquitectura. Se inauguró en el Museo Nacional de Arquitectura, en el Palacio de Bellas Artes, el pasado 6 de octubre y estará hasta marzo de 2024.

Con motivo de su primera presentación en Bellas Artes, La-Lista platicó con Santiago Arau (en la azotea del Palacio con la Luna y la Torre Latinoamericana de fondo) sobre su carrera, su nueva exposición y lo que significa redescubrir territorios.

Los inicios de una pasión

Santiago Arau comenzó en la fotografía gracias a una cámara que su abuelo le regaló, al igual que por las clases que tomó en la preparatoria, pero el reconocido operador de drones reconoce que supo que sería su vocación desde que “en 1995, cuando tenía 15 años, entré a un cuarto oscuro. Fue cuando comencé a revelar y conocer las técnicas análogas”, además señala que también fue de ayuda que sus cercanos quedaban “fascinados y me decían ‘me encantan tus fotos’”.

Patrimonio y el redescubrimiento

Zonas de la Ciudad de México (CDMX), Estado de México y Puebla engalanan las paredes del Museo Nacional de Arquitectura. Santiago Arau es conocido por sus fotos de todo el país y de la capital, por ello quisimos saber cuánto conocía las calles de la CDMX.

“Antes de los drones puedo decir que conocía la ciudad bien, pero no tanto, era un 50% o 40% menos de lo que ahora”, explica.

La fotografía aérea cambio la vida y la carrera del artista mexicano, pero reconoce que su accesibilidad no era la misma hace dos o tres décadas, pues antes “tenías que colocarte arneses, subir a otros edificios más altos o pedir permiso para subirte a una azotea. Mis orígenes son en la azotea”.

Gracias a sus bichos (como llama a sus drones), Santiago pudo redescubrir la Ciudad de México, lo que define como “una posibilidad de ver rincones que antes no se podían”. De hecho asegura que esta tecnología te permite implementar otro tipo de técnicas, como grandes angulares, algo que para la fotografía de antes era imposible.

Arau nos cuenta que “Patrimonio nació como una invitación de la arquitecta Dolores Martínez Orralde, antes de la restauración de dos años. Ahí se gestó algo que superó la idea inicial de solo monumentos”.

“Cada fotografía tiene una anécdota y cuenta una historia. Desde el nervio de no saber si tendré la luz, si olvidé el dron o las condiciones del día ayudarán. Incluso al momento de ver lo que tomé es un gran momento, no hay una favorita”, comenta.

La Ciudad de México, un monstruo especial

Santiago Arau es uno de los capitalinos que comparte la idea sobre que la CDMX es un monstruo, pero aprovechamos la charla para cuestionarlo sobre hasta qué punto en realidad lo es y si es que todos sus habitantes también nos entendemos como sus entrañas.

“Es un bello monstruo. De hecho es nombre de uno de los capítulos. La Ciudad de México es un gran monstruo porque ruge, está viva, se mueve, explota y tiene energía. Para entenderla, hay que estar en ella. Con las fotografías solamente puedo hacer entender algo”, apunta.

“Estar en el Zócalo, escuchar los sonidos. Los coches, las manifestaciones, la gente, la música, probar sus sabores y sentir sus temblores la convierte en un monstruo. Es un monstruo que muchas veces amamos y muchas veces lo odiamos. Todos los chilangos en algún momento de nuestra vida decimos ‘no podemos más’, pero cuando te alejas de él, lo extrañas”, sentencia.

Dos momentos trágicos para la Ciudad de México fueron cubiertos por la lente de Santiago Arau: el terremoto del 19 de septiembre de 2017 y la pandemia. Lo cuestionamos sobre cuál lo marcó más personal y profesionalmente.

“Cada uno, no tengo una fotografía favorita, creo que todos los momentos van marcando tu vida. Habrá algunos que consideres más importantes y habrá otros olvidados, pero cada momento va sumando y te hace crecer. Es como lo que cuento en la exposición, somos Patrimonio y el Patrimonio de la ciudad se va viendo desde capas de lo que somos en el pasado y cada momento es algo importante. Cada momento suman y va cambiando y me va haciendo entender cómo viví en cierto momento”, manifiesta.

“Ahorita no me la creo, estamos en una entrevista en el techo de Bellas Artes, a punto de dar un recorrido de una exposición individual y es algo que yo de estudiante ni siquiera me hubiera imaginado”, concluye antes de comenzar un recorrido guiado.