El stalkerware es un factor clave para el maltrato psicológico en los tiempos de conectividad y que, al ser descubierto, desafía al afectado a no saber cómo enfrentar la situación ante su pareja.
Con la conectividad llegó el desarrollo de las redes sociales, plataformas y canales de comunicación digital que expandieron nuestras capacidades de comunicación. Se acortaron las distancias, se eliminaron las fronteras y nuestra forma de vida evolucionó como seres hiperconectados, disparando el crecimiento del mercado tecnológico de forma globalizada.
Así como la tecnología fomenta nuestro desarrollo económico, social y académico, entre otros, también puede ser utilizada por gente tóxica para controlar y vigilar a su pareja, agravando los casos de violencia doméstica ahora también desde la trinchera digital al contar con herramientas para confirmar su ubicación, interacción y actividad en línea. El stalkerware es precisamente eso, pero de una forma mucho más formalizada. Un software que se obtiene e instala fácilmente en los dispositivos móviles de otras personas y se enmascara de aplicaciones de control parental o de protección de comunidad familiar para apoyo contra robo o secuestro, sin embargo, el enemigo en esta ocasión puede estar en casa.
La empresa tecnológica Kaspersky, dedicada a la seguridad informática, realizó un estudio sobre violencia doméstica mediante la colaboración con diferentes organizaciones, para analizar el impacto social del acoso digital doméstico en una sociedad conectada. El estudio confirma que este acoso cae en un vacío legal que provoca su crecimiento orgánico, y protege a que una persona violenta pueda agravar y/o aumentar su comportamiento abusivo al momento de ser descubierto en sus actividades de espionaje.
Los medios de acoso crecen conforme la tecnología va permeando en nuestro día a día: dispositivos móviles, aplicaciones en computadoras, dispositivos inteligentes, de vigilancia de la salud, acceso a cámara web, entre muchos otros.
Aunque la gran mayoría de las parejas encuestadas en este estudio están en contra de ser vigilados por su pareja, el 30% considera que es una práctica positiva en determinadas circunstancias. No obstante, el estudio demuestra que los maltratadores suelen aprovechar la coyuntura de la inseguridad pública para justificar su acoso.
El stalkerware es un factor clave para el maltrato psicológico en los tiempos de conectividad y que, al ser descubierto, desafía al afectado a no saber cómo enfrentar la situación ante su pareja por miedo a represalias físicas y sentimentales. El análisis ratifica que una de cada cuatro personas encuestadas ha padecido algún tipo de acoso digital por parte de su pareja, los hombres sufren menor acoso (19%) que las mujeres (30%).
Si ya supones que estás en el escenario de stalkerware, seguramente lo estás. Lo recomendable es que, aunque lo tengas ya confirmado o no, debes estar atent@ a las aplicaciones que están instaladas en tus dispositivos: ¿las instalaste tú o alguien más? Revisa sobre todo aquellas que consumen más datos y batería en tus dispositivos, seguramente muchas de esas tienen acceso a tu ubicación.
Cuando accedes en la descarga y configuración de aplicaciones accesibilidad en tus dispositivos, estás consintiendo para que propios y extraños puedan entrar de forma libre a tu información, modificar tus permisos, geolocalizarte o bien instalarte programas que sabrán más de ti que tú mismo.
Si tienes miedo de enfrentar a tu acosador(a), mejor cambia de dispositivo tecnológico con cualquier pretexto y:
Si estás en una “relación tóxica” y consideras que tu pareja puede violentarse y ser un peligro para tu seguridad, busca asesoría aquí.
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