Muro para los venezolanos

Las personas migrantes de Venezuela sí que la han pasado mal los últimos tiempos. Desde la salida de su país, la llegada a naciones con gran carga de xenofobia, la imposición de visas conforme va creciendo el número de migrantes, hasta la última medida tomada por Estados Unidos y México para frenar la migración.

Aunque en el discurso oficial la palabra adecuada es “ordenar el proceso migratorio”, no es otra cosa más que ponerle barreras a la movilidad humana, que –si no se les olvidó– es un derecho humano y más en las condiciones que migran muchos venezolanos.

Apenas el 12 de octubre, Estados Unidos decidió aplicar el Título 42 a esta población para justificar su deportación a México. Cabe recordar que este reglamento se refiere a una alerta sanitaria que permite expulsar extranjeros argumentado la pandemia de la Covid-19.

Ese mismo día, México anunció que recibiría a los migrantes “por razones humanitarias”, al mismo tiempo que les entregaba un oficio donde les ordena salir del país en 15 días máximo.

Estados Unidos también anunció que otorgarán 26 mil nuevas visas a ciudadanos venezolanos que puedan conseguir un sponsor que tenga la ciudadanía o la residencia permanente. 

Quizá muchos de ellos puedan cumplir ese requisito, pero la gran mayoría no tiene condiciones para ello.

Mientras tanto, entre Panamá y Colombia, en la selva del Darién, se encuentran varadas más de 9 mil personas que no saben qué pasos seguir luego de las medidas anunciadas por el gobierno de Estados Unidos.

Evidentemente las organizaciones de la sociedad civil están en alerta y piden explicaciones al gobierno de Estados Unidos y México, mientras que los albergues en la frontera con Estados Unidos están rebasados y la gente sigue llegando.

Me quedó con un tuit de Luz Mely Reyes, periodista, migrante y venezolana que ha documentado el proceso de migración de su país: “Someter a unos seres humanos a incertidumbre y maltrato como está pasando con los venezolanos en movimiento hacia el norte muestra que los migrantes son el eslabón más débil de una cadena de crisis que amerita un nuevo enfoque. No es una solución real”.