Un informe de Greenpeace advierte sobre la concesión de permisos para una industria “profundamente destructiva” con poca supervisión. Exhorta a formar un tratado global sobre los océanos.
Por Jonathan Watts
Empresas privadas de minería y compañías de armamento ejercen a escondidas una nociva influencia sobre el destino del fondo marino, de acuerdo con un nuevo informe que resalta las amenazas que enfrenta el ecosistema intacto más grande del mundo.
Una investigación de Greenpeace encontró que un puñado de corporaciones europeas y estadounidenses dominan los contratos de exploración en búsqueda de cobalto y níquel, y han llegado a ocupar el sitio de representantes de gobiernos en juntas con el grupo que las supervisa: la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA), subdivisión de la ONU.
Greenpeace reportó que esto perjudica el manejo efectivo del medio ambiente y la distribución justa de riesgos y recompensas del fondo marino, que algunos estados y compañías quieren abrir para la explotación el próximo año.
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Dados los riesgos potenciales de alterar los bancos de peces, contaminar el agua y el sonido, y la destrucción de hábitats para los pulpos Dumbo, pangolines de mar y otras especies, la organización consideró que no deberían aprobarse nuevas licencias. Indicó que, en su lugar, los gobiernos deberían implementar un tratado de los océanos, para asegurarse de que existan las protecciones adecuadas.
Las empresas mineras ven al fondo del mar como la última frontera para el boom de la extracción de minerales. Ya superaron los obstáculos tecnológicos, y el nuevo secretario general de la ISA, Michael Lodge, del Reino Unido, quiere que los estados miembros acuerden un nuevo reglamento para el próximo año, que fije estándares para las prácticas y permita el comienzo de la minería comercial.
El nuevo informe de Greenpeace, publicado el miércoles, sugiere que esto sería prematuro, porque la industria es secretiva y no cuenta con las regulaciones adecuadas. Algunos de sus descubrimientos son:
Los peligros del sistema se manifestaron en 2019, cuando Nautilus, empresa explotadora del fondo marino, se declaró en bancarrota y dejó a su estado de origen, Papúa Nueva Guinea, gastos sustanciosas para limpiar los desastres.
Papúa Nueva Guinea está entre un creciente grupo de naciones que solicita la suspensión de la industria, junto con conservacionistas ambientales como David Attenborough y Chris Packham.
Pero los permisos de exploración para los lechos internacionales cubren un área equivalente al tamaño de Francia y Alemania combinados, y esa zona se expande con velocidad, a pesar de los riesgos para la biodiversidad y los depósitos de carbono del océano.
Greenpeace explicó que el problema más grande es la falta de transparencia y supervisión. “Necesitamos llamar la atención sobre la industria durante esta especie de ‘fiebre del oro’ porque la mayoría de las personas no saben qué está pasando“, detalló la autora del informe, Louisa Casson, de la campaña Protect the Oceans.
Dijo que en lugar de abrir un nuevo campo para la extracción de recursos, las naciones deben de enfocarse en el reciclaje de las reservas existentes de minerales.
“Creemos que el fondo marino debería estar fuera del alcance porque no es posible tener buenos reglamentos ambientales, en especial ahora que los científicos advierten sobre daños irreversibles y hasta potenciales extinciones. La ISA debería proteger a los océanos y no está haciendo su trabajo”.
En respuesta a Greenpeace, DeepGreen Metals Inc dijo que la explotación del fondo marino podría proporcionar “metales críticos para el abandono global de los combustibles fósiles por una fracción de los costos ambientales y sociales asociados con la producción de metales de yacimientos convencionales”.
Y añadió: “Sin la inversión en esta industria por parte de compañías del sector privado como la nuestra, las islas del Pacífico como Nauru, Kiribati y el Reino de Tonga no tendrían la oportunidad de obtener los beneficios de esta nueva fuente de recursos, para diversificar y desarrollar sus economías. Hasta hace poco, la exploración del fondo marino era exclusiva para los países ricos e industrializados, lo que sólo aumentaba la desigualdad de riquezas global”.
Peter Ruddock, director de UK Seabed Resources LTD y director ejecutivo de Lockheed Martin UK, respondió en un comunicado: “UK Seabed Resources es, y siempre será, completamente transparente con Greenpeace, otras organizaciones y la comunidad de accionistas, la ISA y el público sobre su estructura y relaciones con el gobierno del Reino Unido y Ocean Minerals Singapore (OMS), así como con nuestros socios y accionistas”.
“Los minerales del fondo marino tienen un papel potencialmente crítico en la descarbonización del planeta, pues significan una vital y confiable fuente alternativa de minerales para, entre otras cosas, la producción de energías limpias, incluyendo tecnología de baterías. Tenemos la intención de continuar con nuestro trabajo hacia la realización de esta potencial oportunidad con nuestros apreciados accionistas y socios“.
En una carta a Greenpeace, Deme dijo: “20 países están activamente comprometidos con la exploración de la minería en el fondo marino. Todos están interesados en el establecimiento de un régimen regulatorio claro para controlar la explotación, así como lo está la especie humana entera“.
Traducido por Andrés González.
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