Ensayo fotográfico: la vida en Lviv durante la guerra

Andrii quería dejar de fumar. Eso era antes del 24 de febrero, el comienzo de la invasión rusa a gran escala contra Ucrania. Desde entonces, las colillas han comenzado a acumularse de nuevo en el cenicero de su balcón. Con el comienzo de la guerra, Olya, una amiga, se mudó con él. “En estos tiempos, tenemos que estar juntos”, dice Andrii. En un día, cambiaron sus vidas cotidianas, sus rutinas y sus prioridades. La conmoción inicial de la invasión se convirtió en una nueva realidad. Una guerra que no deja de empeorar es una situación a la que no te puedes acostumbrar.

Andrii y Olya viven en Lviv, a 470 km de Kiev, en el oeste de Ucrania. Su ciudad natal, conocida por su ciudad vieja, patrimonio mundial de la Unesco, se ha convertido en una antesala de la guerra en las últimas semanas. Conforme los ataques rusos siguen siendo aún más brutales hacia el este y aumentan los ataques contra las infraestructuras civiles, cientos de miles de refugiados se aglomeran en la ciudad. Al mismo tiempo, en Lviv se está formando una resistencia a la invasión rusa. Los civiles se arman, la ciudad toma medidas de protección y envía ayuda a los frentes. Lviv se ha convertido en un crisol de preparativos de guerra y solidaridad.

Olya, de 22 años, y Andrii, de 23, en el pasillo de su departamento cuando a las 5 de la mañana se activa una alarma antiaérea en Lviv, el 12 de marzo.

Nosotros, dos fotógrafos de Alemania, pasamos dos semanas en la ciudad. Nos quedamos con Andrii y Olya para recopilar historias y fotografías que hablan de esta nueva realidad y del manejo personal y social de la guerra aquí en el oeste de Ucrania.

Para Andrii y Olya, los días transcurridos desde el comienzo de la invasión son borrosos. Ya no importa qué día de la semana es. Los días se cuentan desde el inicio de la guerra, comenzó un nuevo calendario. Olya y Andrii siguen empezando cada día con un café frente a la cafetería cercana. Quieren mantener este ritual matutino el mayor tiempo posible, también porque siempre se pueden encontrar ahí con sus amigos del barrio para intercambiar información.

Un hospital de campo en el estacionamiento subterráneo de un centro comercial dos días antes de su inauguración en Lviv, el 12 de marzo.

Julia Chepulska posa para un retrato con su hijo Michael, de cuatro meses, en el apartamento de María en Lviv. Julia huyó con su hijo de Sumy, que estaba muy asediada; su esposo todavía está en camino a Lviv. Los dos ahora viven temporalmente con María, quien, como muchos residentes de la ciudad, pone su apartamento a disposición de los refugiados sin cargo.

Se prohibió la venta de alcohol cuando se declaró la ley marcial. Los supermercados acordonaron los estantes de cerveza, vino y licores con cinta adhesiva. Era necesario mantener la moral alta y no ahogar las preocupaciones y la inseguridad en el alcohol. Se impuso un toque de queda nocturno. No se permite salir del departamento entre las 10 de la noche y las 6 de la mañana. Durante este tiempo, la Defensa Territorial patrulla las calles con rifles, en busca de saboteadores y espías rusos que salen a explorar la zona e identificar objetivos militares. Cuando un hombre se esconde de la patrulla detrás de un carro, Olya informa a la policía sobre lo que observa.

Una barricada en la carretera en el Oblast de Lviv. La Defensa Territorial y los residentes han bloqueado muchas carreteras en toda la región para impedir la invasión.

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Roman, de 31 años, posa con su rifle en el campo de tiro de un lugar de entrenamiento en Lviv, el 9 de marzo. Compró el rifle por miedo a la guerra una semana antes de que comenzara la invasión rusa.

Se ordenó a las comunidades de la zona que desarmaran u ocultaran las señales de tránsito en un esfuerzo para desorientar a los militares rusos. Se establecieron retenes y en algunos lugares cortaron árboles para bloquear las carreteras. Parece que se está haciendo todo lo posible para ralentizar y detener la invasión rusa. Los civiles se están armando, se pueden observar largas filas frente a las tiendas de armas de la ciudad. Muchos ciudadanos desean alistarse a la Defensa Territorial y para ello toman cursos de formación en primeros auxilios y armas de fuego. Una cervecería interrumpió su actividad habitual para producir bombas molotov.

Los soldados revisan los pasaportes y las cajuelas de los autos en los retenes militares hechos con barreras antitanques, sacos de arena y bloques de concreto. Una visa rusa en nuestros pasaportes es suficiente para parecer sospechosos. Después, los militares registran los celulares, revisan los historiales de mensajes, las fotos y comprueban los indicadores de Google Maps.

Sasha, de 15 años, en el cuarto de un orfanato en Lviv, el 18 de marzo. La madre de Sasha lo envió a él y a su hermano de cinco años desde Dnipro a Lviv. Aquí espera a su familia, con la que planea viajar a Polonia. El orfanato ha recibido a más de 30 niños procedentes de las regiones afectadas, principalmente de Luhansk.

El temor a los ataques rusos en la ciudad es cada vez mayor. Especialmente desde que un centro de entrenamiento militar fue impactado por un ataque de misiles rusos en la madrugada del 13 de marzo, a aproximadamente 40 kilómetros de la ciudad. De acuerdo con las autoridades ucranianas, 30 misiles fueron disparados contra la base, matando a 35 personas e hiriendo a 134.

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Sofiya Karplyuk y Maryan Musikevych posan para un retrato poco después de su boda en el registro civil en Lviv, el 13 de marzo. Maryan pertenece a la guardia nacional y le informaron que sería desplegado a las afueras de Lviv en pocos días, por lo que decidieron casarse espontáneamente.

Cuando salen de casa, Olya y Andii llevan una mochila equipada con un botiquín de primeros auxilios, agua y algo de comida para emergencias. Casi todos los días se pueden escuchar las alarmas antiaéreas en la ciudad; la alarma se ha convertido en un elemento de la vida cotidiana. Llega a los residentes a través de las sirenas, los mensajes en un grupo de Telegram o una aplicación. Existen búnkeres oficiales en la ciudad donde la gente se puede refugiar durante el tiempo que dure la alarma. Están demasiado lejos del departamento de Andrii y Olya, por lo que cuando suena la alarma apagan las luces y se sientan en el piso del pasillo y esperan. El sótano de la casa no es lo suficientemente seguro, no obstante, en el pasillo las paredes son lo suficientemente gruesas y las ventanas están lejos. Andrii y Olya las sellaron con cinta adhesiva para evitar que los cristales se rompan en caso de una detonación cercana. Los fragmentos se convertirían entonces en peligrosos proyectiles.

Han creado refugios de emergencia por toda la ciudad en las instalaciones de empresas, escuelas y teatros. Muchos residentes están facilitando sus casas y departamentos para alojar a los refugiados que buscan refugio en el oeste del país. Algunos se quedan por poco tiempo y después viajan a Polonia. Otros se quedan más tiempo, llevando a la ciudad historias personales de las zonas asediadas. Más de 200 mil refugiados se encuentran en Lviv en este momento, informó el alcalde. Cada día llegan 10 mil personas a través de los corredores humanitarios.

La solidaridad es fuerte. En el Palacio de las artes instalaron un enorme centro de donaciones, el punto más grande de entrega de suministros de ayuda en la región. Las donaciones son para los refugiados y las zonas afectadas por la invasión. Las personas que ya no tienen que trabajar ahora trabajan como voluntarios.

No queda mucho espacio para entierros en la parte del cementerio de Lychakiv donde se encuentran las tumbas militares. Día tras día, los enterradores cavan nuevas tumbas para los soldados, mientras los familiares guardan luto por los recién enterrados. En una ceremonia en la iglesia de la guarnición de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, los sollozos de los dolientes se mezclan con los lamentos de la alarma antiaérea del 11 de marzo.

Los familiares lloran la muerte de tres soldados -Andriy Stefanyshyn, Taras Diduh y Dmytro Kabakov- durante una ceremonia en la iglesia de la guarnición de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo en Lviv, el 11 de marzo.

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En la mañana del 18 de marzo, bombardean el aeropuerto de Lviv. Según la información preliminar, cuatro misiles de crucero rusos disparados desde varios cientos de kilómetros del Mar Negro impactaron en la zona. Quedan destruidos un taller de reparación de aviones y un taller de reparación de autobuses.

Una nube de humo sobre el lugar del aeropuerto de Lviv en la mañana del 18 de marzo. Según la información preliminar, la zona fue impactada por cuatro misiles de crucero rusos disparados a varios cientos de millas del Mar Negro. Quedaron destruidas una instalación de reparación de aviones y un taller de autobuses.

Algunos consideran que la ciudad está en grave peligro: Lviv es la cereza del pastel de la invasión de Putin, comentan. “Lviv seguirá siendo segura, se defenderá cada metro cuadrado aquí“, dice Andrii. Donó sus ahorros al ejército ucraniano. “¿De qué me sirve el dinero si no hay libertad?”

En toda Ucrania, después del inicio de la invasión rusa, se desarmaron o cubrieron muchos señalamientos. “El enemigo está mal comunicado y no conoce su camino“, escribió en Facebook la administración estatal de carreteras Ukravtodor. “Ayudémoslos a ir directamente al infierno”.