Los prejuicios masculinos están presentes entre los hombres homosexuales y heterosexuales, según indica un nuevo estudio, y repercuten en las carreras profesionales de los hombres afeminados.
En un estudio realizado por la Universidad de Sídney, los actores interpretaron el mismo guion de solicitud de empleo en estilo masculino y afeminado. Foto compuesta: Universidad de Sídney
Los hombres homosexuales y heterosexuales prefieren a los hombres de apariencia masculina en puestos de liderazgo frente a los que son considerados más afeminados, según reveló un estudio de la Universidad de Sídney, que sugiere que los propios hombres homosexuales son “cómplices” de la penalización de los “miembros de apariencia afeminada de su propia comunidad”.
Ben Gerrard, autor principal del estudio, comentó a The Guardian Australia: “En la sociedad existe una fuerte asociación entre la homosexualidad y la femineidad, y muchos hombres homosexuales crecen con la idea inconsciente de que la homosexualidad es mala, por lo que pueden suprimir consciente o inconscientemente los rasgos afeminados”.
En el estudio –publicado en la revista Sex Roles– los investigadores pidieron a 256 hombres australianos (la mitad homosexuales y la otra mitad heterosexuales) que eligieran a un hombre homosexual para que representara a Sídney en una campaña turística ficticia. Se les mostraron videos de seis actores blancos homosexuales que interpretaron el mismo guion corto de dos maneras: con su lenguaje corporal y su voz ajustados para que parecieran más afeminados, y con su actuación en un estilo más tradicionalmente masculino. Se pidió a los participantes que eligieran al candidato que creían que la gente admiraría más y consideraría un líder.
El estudio reveló que los participantes, incluidos los hombres homosexuales, eran mucho más propensos a elegir a un actor que actuara de forma masculina que a uno que lo hiciera de forma afeminada. La investigación sugiere que, a pesar de pertenecer al mismo grupo minoritario, los hombres homosexuales podrían ser “cómplices” de los prejuicios que impiden que los hombres homosexuales con apariencia afeminada ocupen puestos de mayor estatus.
Este estudio se suma a la creciente investigación sobre los prejuicios de “intraminoría” de los hombres homosexuales contra los hombres de apariencia afeminada, mientras que las cualidades, comportamientos y apariencias masculinas son considerados como algo más favorable.
Gerrard, que recientemente interpretó el papel principal en American Psycho: The Musical, en la Ópera de Sídney, se inspiró en sus experiencias como actor cuando empezó a investigar los prejuicios que tienen los hombres homosexuales respecto a los hombres de apariencia afeminada. Le preocupa que las representaciones de los hombres homosexuales en los medios de comunicación no sean realmente representativas de la comunidad homosexual en general y sean cada vez más masculinas por naturaleza, ya que los papeles de homosexuales suelen otorgarse a hombres heterosexuales, como Daniel Craig en la película de Netflix Glass Onion: Un misterio de Knives Out.
El Dr. Jamie Hakim es profesor de cultura y medios de comunicación en el King’s College de Londres e investiga la intimidad homosexual en los espacios digitales. Reconoce este sesgo masculino en las comunidades homosexuales, que se puede encontrar en aplicaciones como Grindr e Instagram.
“En la cultura homosexual persiste la idea de dar un carácter erótico a determinadas formas de masculinidad … Esto puede provocar mucha ansiedad y una sensación de fracaso en aquellos que sienten que no encajan en una determinada imagen”, explica.
Más allá de la propia imagen, el prejuicio masculino puede tener implicaciones más amplias para los hombres homosexuales en el lugar de trabajo. El estudio realizado por la Universidad de Sídney hace referencia al “efecto de las barreras laborales homosexuales” para aquellos que parecen tener una apariencia más afeminada, lo que puede significar que no son considerados para puestos de mayor responsabilidad.
Lisa Annese, directora general del concejo Diversity Council Australia, comenta que “no le sorprenden” estos hallazgos. Pero añade: “No solo los hombres homosexuales salen perdiendo por no actuar de forma tradicionalmente masculina. Este estrecho enfoque sobre una única forma dominante de masculinidad como forma favorable de liderazgo es un problema más general”.
Annese comenta que, mientras que los hombres homosexuales pueden cambiar su comportamiento para actuar de forma más masculina, las mujeres suelen ser penalizadas por actuar de forma más masculina.
No obstante, Annese señala que existen pruebas claras de que las cualidades tradicionalmente más femeninas de compasión, colaboración y empatía son importantes en el liderazgo de las organizaciones.
La investigación realizada en 2018 por el consejo descubrió que solo el 32% de los australianos LGBTQ + salían del clóset con todas las personas con las que trabajaban. Las personas que no salían del clóset tenían más del doble de probabilidades de sentirse desanimadas y menos productivas en el trabajo.
Brodie Tripp, una mujer transgénero que vive en Melbourne, tiene una perspectiva única sobre la representación de género en el lugar de trabajo.
“Antes de hacer la transición, vivía como un hombre queer y veía que a los hombres homosexuales les decían que ‘le bajaran’ o que vestían de forma ‘demasiado homosexual como para ser tomados en serio’ en el trabajo”, explica.
Ahora, al vivir como mujer trans, reconoce las penalizaciones que se imponen a las mujeres que actúan de forma reivindicativa en el lugar de trabajo y, como miembro de una minoría con muy poca representación visible en el lugar de trabajo, “todo lo que hago es considerado también como una representación de mi identidad trans”.
No obstante, Annese comenta que es posible que los cursos tradicionales de formación en liderazgo no sean la respuesta y que con frecuencia perpetúan la idea de que las formas masculinas de liderazgo son beneficiosas.
“Muchos cursos se centran en fomentar el ‘cambio’ hacia otras formas de comportamiento. Lo que necesitamos es crear lugares de trabajo en los que tengamos una gama de representaciones de liderazgo diversas y en los que todos puedan ser auténticos”, señala.
Gerrard coincide: “Solo cuando exijamos una amplia variedad de representaciones podremos lograr una verdadera aceptación de nuestra comunidad”.
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