‘Esta enfermedad es demasiado democrática. Le da a quien quiere y como quiere’

Siempre consideramos que los males y las enfermedades serán para los demás. Pero cuando recibes un documento el 12 de enero con la leyenda: positivo, no tienes más que aceptarlo.

En mi empresa (Extrategia, Comunicación y Medios), con 56 empleados, falleció una persona y hubo cuatro contagiados. Generamos una sensibilidad especial frente a esta enfermedad desconocida, misteriosa, apabullante y maliciosa.

Frente a mí el inicio del año, mis hijas por salir a EU a continuar sus estudios y muchos procesos iniciados a los que debía dar seguimiento y continuidad.

Me he recuperado casi al 100% pero con el cuerpo cansado, la mente transformada, las emociones movidas, y un apetito decreciente. Todo esto, en medio de un año 2021 que empieza inquieto y con jugadas inesperadas.

Decidimos cerrar la oficina física en octubre y desde marzo trabajamos en home office: trabajamos más, hablamos más, nos comunicamos más, planeamos más, tenemos más tiempo para nuestra propia vida.

Vivir en carne propia el Covid permite avanzar con visión más clara, con mayor prudencia y con una preocupación adecuada por cada personas y su familia: sin personas y con salud, la empresa no existe y no puede cumplir su misión.

Esta enfermedad es demasiado democrática. Le da a quien quiere y como quiere, y nos ubica en la cruda realidad humana para aprender qué vulnerables y qué fuertes somos simultáneamente.

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