Con la pandemia, el impulso del feminismo no se perdió, sólo se redirigió
Foto: Raúl Martínez.

La marea morada pintó muchas calles de México. Era 8 de marzo de 2020. Las mujeres de distintas ciudades del país salieron a exigir el derecho al aborto, a una vida libre de violencia y que se detuvieran los feminicidios, el machismo y el acoso. El feminismo mexicano estaba más visible y fuerte que nunca. Justo en medio de esa ola aterrizó el Covid-19.

Los primeros casos del nuevo coronavirus llegaron a los medios de comunicación. Las muertes por Covid-19 y la suspensión de actividades se convirtieron en los temas importantes en las redes sociales. La mayoría de las conversaciones giraban en torno a la conferencia de la 7:00 de la tarde. La atención se volcó a la emergencia sanitaria.

¿Y el impulso de la marea morada? “No se perdió, simplemente se redirigió”, dice Ana de Alejandro, feminista y presidenta de la Red de madres lesbianas en México.

Las manifestaciones

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Así lucía la Plaza de la República el 8M de 2020. Foto: Angélica Escobar.

La manifestación feminista del 8 de marzo de 2020 fue la última antes de que iniciara la pandemia. A partir de entonces hubo una disminución en las movilizaciones y la ocupación del espacio público ante el temor del contagio, pero el movimiento no se detuvo.

“Simplemente porque no estás saliendo a hacer una pinta o porque no están rompiendo uno de los vidrios del Metrobús no significa que sea menos intenso”, afirma De Alejandro. “Y quien lo piense así no está entendiendo el mensaje, se está enfocando en el síntoma y no en la enfermedad“.

Las exigencias se trasladaron principalmente al espacio digital. Un entorno ya conocido. Ahí se detonaron movimientos como el Me Too, para denunciar agresiones y acoso sexuales, y se promovió la convocatoria a aquella manifestación del 8 de marzo.

“Es una pausa en la ocupación del espacio público para la manifestación y creo que esa pausa es positiva, porque muchas personas creían que el movimiento era pura ideología”, considera Andrea Arabella Ramírez Montes de Oca, titular del Observatorio Jurídico de Género de la UNAM. “La pandemia vino a comprobar que esas manifestaciones tenían una razón de ser y que si no existe una respuesta institucional efectiva, las manifestaciones van a seguir ocurriendo“. 

El feminismo en la red

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Foto: Pixabay.

Espacios de discusión, talleres, conversatorios, acompañamientos y tendederos para denunciar casos de acoso y abuso sexual como el caso Andrés Roemer son algunas de las actividades que el movimiento feminista ha impulsado en internet. La respuesta –según las especialistas– ha sido positiva, porque las exigencias no han quedado invisibilizadas.

Pero este paso trae consigo un desafío: la brecha digital. El porcentaje de acceso a internet en América Latina fue de 63% para hombres y 57% para mujeres, mientras que el acceso y uso del teléfono móvil fue de 83% para hombres y 80% para mujeres, de acuerdo con el último reporte del Banco Interamericano de Desarrollo. Las mujeres de la región tienen menos acceso al uso de tecnologías de la información y comunicación.

“Si no se tiene esa mirada interseccional de todas las personas que no pueden acceder a esos espacios o que no tienen la posibilidad de denunciar a través de esas vías, terminan siendo invisibilizadas”, explica Ramírez Montes de Oca. “Hay que tener en cuenta que las redes sociales, por ejemplo, sólo le dan voz a una cantidad de mujeres con situaciones económicas y sociales más aventajadas que otras“. 

¿Nuevas exigencias?

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Foto: Enric Fontcuberta/EFE.

Antes de la pandemia, el movimiento feminista en el país se había concentrado en visibilizar la violencia y la desigualdad que existe entre hombres y mujeres, así como exigir el derecho al aborto. Pero a partir de la emergencia sanitaria se han sumado nuevos temas a la agenda: la falta de acceso a la justicia, el trabajo no remunerado, la violencia doméstica y la menstruación digna.

  • Acceso a la justicia. Los responsables de garantizar el bienestar y la vida libre sin violencia tienen sus instalaciones cerradas o sin dar los servicios necesarios por la pandemia. “Hay cientos de madres luchando por recuperar a sus hijos y sus hijas y los juzgados están cerrados. Y personas queriendo meter denuncias de situaciones violentas que están viviendo y no hay donde hacerlo”, describe De Alejandro. El movimiento ha evidenciado la necesidad de atender la emergencia sanitaria y, en paralelo, los otros temas que representan una amenaza para la población. “No puede ser que estén enfocados en la pandemia y no en frenar los otros temas que nos están matando“.
  • Trabajo no remunerado. El Covid-19 evidenció que existe una desigualdad en el tema de cuidados y distribución de labores domésticas. El cuidado de personas y de hogares en México recae principalmente en las mujeres: ellas asumen, en promedio, 39 horas semanales de este trabajo no remunerado, según la ONU. “Ahí es donde también tenemos que poner un foco de atención importante porque hemos visto cómo la carga del cuidado de los hijos, de la limpieza y de todo lo que implica el hogar ha recaído mucho más en las mujeres, incluso hay algunas que han salido de sus trabajos para poder cuidar a sus niños y otras no han podido progresar y seguir avanzando en sus carreras”, dice Arabella. La exigencia es apostar por la corresponsabilidad para que haya una mejor repartición de tareas.
  • Quédate en casa, ¿aunque no sea seguro? La pandemia mostró una problemática que, en muchas ocasiones, permanecía oculta: la violencia doméstica. “Nos permite comprobar algo que ya sabíamos: que la violencia existe y existe en gran medida en muchas manifestaciones y que el principal lugar donde ocurre la violencia es dentro de las casas, dentro de las mismas familias”, afirma Arabella. Cifras de la Secretaría de Gobernación indican que nueve de cada 10 personas que son violentadas en el hogar son mujeres. “La verdadera pandemia para nosotras las mujeres no es el Covid-19, es el machismo que nos está matando”.
  • Menstruación digna. El movimiento ha impulsado que los productos de gestión menstrual –como las toallas sanitarias los tampones y las copas menstruales– sean gratuitos, se eliminen los impuestos a estos artículos y se produzca investigación sobre el tema en México. “Ese es un tema importante que ha salido ahorita a la luz, no necesariamente por el tema de la pandemia”, señala la académica de la UNAM. “Sin embargo, creo que la pandemia también ha abierto la posibilidad de plantear la perspectiva en todos los ámbitos y que no estamos exentos, incluso en temas tan básicos como la salud, de replantear cómo hemos hecho las cosas hasta ahora”.

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