Fotogalería: Haití se enfrenta con un muro migratorio en medio de su crisis política
El tema migratorio ha sido un frecuente punto de fricción en la relación históricamente difícil de Dominicana con Haití, el país más pobre del hemisferio y con el que comparte la isla La Española.
El tema migratorio ha sido un frecuente punto de fricción en la relación históricamente difícil de Dominicana con Haití, el país más pobre del hemisferio y con el que comparte la isla La Española.
El 14 de enero, el presidente de República Dominicana, Luis Abinader, y su par de Haití, Jovenel Moïse, firmaron un acuerdo que incluye un compromiso para tomar medidas contra “el flujo migratorio irregular” y “reforzar la seguridad y la vigilancia fronteriza”. Cada nuevo gobierno dominicano fija como prioridad el sensible tema migratorio.
El 27 de febrero, el presidente dominicano anunció la construcción de un muro en la frontera para reducir, en un plazo de dos años, la migración ilegal desde Haití. La edificación comenzaría en el segundo semestre de 2021 pero al 10 de mayo, República Dominicana ha construido ya 23 kilómetros de valla en la frontera con Haití.
La propuesta incluye “una doble verja perimetral en los tramos más conflictivos y una simple en el resto, además de sensores de movimiento, cámaras de reconocimiento facial, radares y sistemas de rayos infrarrojos“, según el anuncio de Abinader.
Actualmente la frontera cuenta con cuatro pasos formales, vigilados por las Fuerzas Armadas, pero también con zonas vulnerables a la migración ilegal y el contrabando.
A diferencia de las grandes ciudades, la dinámica en esta frontera de 380 km es diferente, con un intercambio comercial muy vivo y personas que cruzan de ambos lados, en diferentes puntos, para trabajar y regresan al final del día a sus hogares: comerciantes y trabajadores agrícolas, domésticos o de construcción.
En Dominicana, con 10.5 millones de habitantes, viven cerca de 500,000 haitianos, según la Encuesta Nacional de Inmigrantes.
En República Dominicana, la economía está impulsada en gran medida por los servicios e industrias como el turismo. En Haití se depende más de la agricultura. El PIB de la República Dominicana per cápita es aproximadamente siete veces mayor que el de Haití, que sigue siendo el país más pobre del hemisferio occidental.
Bajo este contexto, Haití vive desde hace más de una década entre la violencia de las pandillas y la crisis política e institucional, aunado a los desastres naturales que han sufrido, como el terremoto de magnitud 7 en 2010 o el impacto del huracán Matthew en 2016.
El martes 18 de mayo, cientos de haitianos volvieron a protestar en las calles de Puerto Príncipe en contra del proyecto de referéndum que el presidente Moïse espera celebrar el 27 de junio con el objetivo de aprobar una nueva Constitución. Las protestas empezaron desde febrero.
Sin un parlamento que funcione, en 2020 el país se hundió en la crisis y el presidente Moïse gobierna por decreto, lo que alimenta una creciente desconfianza de algunos sectores de la sociedad que exigen su renuncia, en parte, por la incapacidad del gobierno para frenar la creciente criminalidad.
Mientras Moïse afirmó que su mandato, iniciado en 2017, finalizará el 7 de febrero de 2022, pero para la oposición y parte de la sociedad civil concluyó el 7 de febrero pasado, por lo que lo acusan de imponer una nueva “dictadura”.
El procedimiento elegido no respetaría las disposiciones de la Constitución actual, que declara que “está formalmente prohibida cualquier consulta popular destinada a modificar la Constitución mediante referéndum”. 
Con información de EFE y AFP.
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