Un estudio encuentra indicios de vida en Doggerland después de tsunamis devastadores
Doggerland, la región que alguna vez unió a Gran Bretaña con Europa. Foto: Ben Dickson/ Alienturnedhuman/Wikicommons

Esther Addley/The Guardian

Desprenderse de Europa nunca ha sido sencillo. Hace 8,000 años, una serie de tsunamis enormes arrasó el mar del Norte y golpeó la costa de lo que hoy es Gran Bretaña, con efectos devastadores. La masa terrestre había estado previamente conectada a Europa continental por una enorme extensión conocida como Doggerland, que había permitido a los primeros cazadores-recolectores del Mesolítico migrar hacia el norte, pero la elevación del nivel del mar ya había inundado gran parte de la tierra de conexión. Tan grande fue el evento del tsunami, que muchos científicos creyeron que al final había arrasado Doggerland para siempre.

Ahora, un nuevo análisis del lecho marino y sus sedimentos sugiere que algunas partes de Doggerland sobrevivieron a las olas como un archipiélago disperso de islas.

Esto es importante, argumentan los científicos británicos y estonios que están a cargo de la investigación, porque la tierra que quedó podría haber sido un punto de escala para los primeros agricultores del Neolítico que se asentaron en Gran Bretaña miles de años más tarde, y todavía podría llevar los vestigios arqueológicos de sus primeros asentamientos, incluso si ellos también están ahora bajo el mar.

La investigación, esperan los científicos, también podría alimentar la planificación frente a acontecimientos futuros similares a medida que el mar del Norte se desarrolla cada vez más.

“Si estuvieras parado en la costa ese día, hace 8,200 años, no hay duda de que hubiera sido un mal día para ti”, dijo Vincent Gaffney, profesor de arqueología del paisaje en la Universidad de Bradford. “Fue una catástrofe. Mucha gente, posiblemente miles de personas, debe haber muerto”.

El evento cataclísmico, conocido como los deslizamientos de Storegga, ocurrió alrededor del año 6,150 AC y fue desencadenado por enormes deslizamientos submarinos en la costa de Noruega. Aunque su fecha y causa están bien establecidas, la devastación que causó no se ha comprendido del todo porque gran parte de las pruebas están ahora en las profundidades del agua.

Después de 15 años de extensa cartografía de la zona, los investigadores pudieron identificar antiguos valles de ríos y lagos a través de Doggerland, y sumergir núcleos sedimentarios en las profundidades del lecho marino. Uno de los núcleos, obtenido en lo que hoy es la costa norte de Norfolk, en el estuario de Wash, contenía pruebas sedimentarias de la inundación, las primeras pruebas de este tipo en el sur del mar del Norte.

La investigación del equipo demostró que en algunos lugares los tsunamis habían arrastrado hasta 40 kilómetros tierra adentro a lo largo de valles y zonas bajas, pero que los densos bosques y colinas pueden haber protegido otras partes de la región. Aunque la mayor parte de Doggerland se inundó, el archipiélago sobrevivió durante milenios, hasta que también fue tragado por el aumento del nivel del mar causado por el cambio climático.

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Si es difícil de encontrar la evidencia sedimentaria del periodo, los restos arqueológicos de los primeros ocupantes de Doggerland son aún más difíciles de hallar. Sin embargo, Gaffney dijo que la gente de la zona puede haber estado más establecida de lo que se suele suponer de las sociedades de cazadores-recolectores.

Esas suposiciones se han basado inevitablemente en las pruebas que se han encontrado en la tierra (en la actualidad), dijo, “pero ésta (no era) la zona óptima para vivir”. Es en las costas, en las grandes llanuras, donde hay muchos más recursos y donde asentarse puede haber sido un poco diferente”.

En lugar de estar permanentemente en movimiento “con estilos de vida cortos, brutales y desagradables”, señaló, la gente de Doggerland puede haber sido capaz de establecerse de manera semipermanente en las zonas costeras que eran más ricas en recursos.

Gaffney añadió: “No podemos ver (la evidencia de sus asentamientos), porque el área es enorme y está cubierta por decenas de metros de mar y sedimento marino”. Sin embargo, utilizando datos topográficos y sísmicos, los científicos pudieron predecir dónde es más probable que los asentamientos se hayan localizado y, potencialmente, dónde los primeros agricultores hicieron contacto más tarde.

“Eso es una primicia mundial. No hay nada, en ninguna parte del mundo, como la cantidad de trabajo que ha ocurrido en la última década en el mar del Norte”, dijo Gaffney.

Los planes de desarrollo a gran escala del área, en particular los parques eólicos marinos, ofrecen una “oportunidad fenomenal” para saber más, añadió. “Estoy seguro de que muchos arqueólogos trabajarán con los parques eólicos para descubrir este recurso arqueológico absolutamente único, justo frente a nuestra costa”. 

Traducido por René Soto

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