Adultos mayores enfrentan olas de desinformación en vacunación en Milpa Alta

Entre el viento fuerte de febrero, entre los paisajes verdes, entre los senderos que caminan a paso lento, a veces solos y otras más acompañados, llegan los mayores de 60 años a un destino que da esperanza: un módulo de vacunación.

En el segundo día de inmunización en la alcaldía se observan a los familiares en las calles esperándolos, en la sombra que dan los árboles de la zona, sentados en sillas que han colocado en cada lugar o en bancos que ellos mismos han llevado, con un paraguas en la mano para amortiguar el rayo del sol del mediodía o simplemente de pie.

Son lugares herméticos. Custodiado por policías y oficiales de tránsito que cuidan que los autos circulen y que permitan el paso a todos aquellos que van llegando. No se permite el acceso a nadie que no sea un adulto mayor que cumpla con los requisitos para acceder y sean inyectados. Sin embargo, no todos cumplen con el distinto papeleo que se solicita en cada módulo (INE, CURP, comprobante de domicilio o por no contar con números telefónicos o correos electrónicos) se les niega el paso.

El panorama es complejo para todos aquellos que como doña Vicenta, de 90 años de edad, dedicada al campo, que se asume como analfabeta y que camina con bastón, que señala, en entrevista para La-Lista, que desconocía de todos los requisitos necesarios para ir y que además no cuenta con un celular y mucho menos con un mail.

Frente a este escenario, La-Lista visitó tres módulos de los 14 instalados en la región para los 11 pueblos y a la villa de la demarcación y escuchar la experiencia de los vacunados y saber qué tipo de información se les brinda sobre el cuidado, los posibles síntomas y la segunda dosis.

En la Escuela Secundaria Diurna #37 Emiliano Zapata, ubicada en la Avenida México sin número, cada adulto mayor que ingresaba se le tomaban signos vitales, les solicitaban que asistieran desayunados, les pedían documentación o mostraban su registro en la plataforma Mi Vacuna, tras colocarles la dosis debían esperar de 20 a 30 minutos para monitorear si presentaban algún malestar o mareo.

Hacer fila no era necesario, pasaban como iban llegando. Las personas entrevistadas prefirieron guardar el anonimato, pero para nombrarlas usaremos otros nombres.

María, de 72 años de edad, le dijeron que los síntomas los podría esperar en los siguientes dos días y que solo podía tomar paracetamol, quedaron que entre dos a tres meses le llamarían para colocarle la segunda dosis (de AstraZeneca), que de acuerdo con los informes clínicos el tiempo que se debe esperar para mantener su eficiencia es de 21 días.

Toño, de 65 años de edad, mencionó que los síntomas podrían manifestarse un mes después, que si no sentía nada podría seguir trabajando, pero sin realizar muchos esfuerzos y que la segunda dosis estaría en cuatro semanas. “Me puse la vacuna porque mis hijos me convencieron, de todas maneras nos vamos a morir, ahora solo quedará esperar a que de verdad me funcione”, dice.

La-Lista intentó obtener alguna entrevista con el personal que estaba en la secundaria pero fue negado, bajo el argumento de que ‘ninguno de ellos está autorizado para brindar información’ y se negaron a declarar la cantidad de dosis que colocan diariamente ni el número de personas que asistieron durante el primer día ni los que esperaban para el segundo.

En la Primaria Cultura Azteca, el segundo módulo de vacunación que visitamos, el acceso es por la parte trasera de la escuela, en la avenida Yucatán, al que solo se logra llegar bajando o subiendo las escaleras, un reto para todos aquellos que van en muletas, bastón o en silla de ruedas.

Tres personas consultadas, con 62, 66 y 73 años de edad, expresaron que sintieron dolor al recibir la vacuna y que no tuvieron claridad sobre si presentaban síntomas, solo que tomaran paracetamol. Coincidieron en que solo les restaba esperar a que les llamaran o que estuvieran pendientes de los medios de comunicación o las campañas por parte del gobierno para que asistieran con su hoja que les dieron tras recibir la inmunización.

En ese módulo, una mujer con chaleco guinda con la leyenda ‘Gobierno de México’ señaló que las dosis aplicadas ahí son de AstraZeneca, que cuentan con alrededor de 50 personas apoyando entre personal del gobierno federal y capitalino, personal médico y militares, y que tienen disponibles 500 vacunas. Sin embargo, el acceso al lugar fue negado a La-Lista y a Cuartoscuro, mientras que a camarógrafos de la Presidencia de la República se les brindó el acceso.

En el Centro de Salud del poblado de Santa Ana Tlacotenco la respuesta del ‘responsable regional’, que se negó a brindar su nombre, al igual que el resto de los empleados del gobierno federal y capitalino, que en un principio se negaron a dar a conocer cómo estaban realizando el proceso, después fueron cautelosos con la información brindada: cuentan con un horario de 9 am a 8 pm, 400 dosis diarias, esperan a que lleguen 10 personas para abrir un frasco que alcanza para esas personas, las registran dentro de una carpa colocada en la calle para finalizar con la inyección en las instalaciones del Centro.

Pascal de 79 años no contaba con su CURP ni con un número celular y correo electrónico, tuvo que regresar a casa y volver con la información para vacunarse. Alberto de 74 años de edad se quejó sobre que en la carpa no hay ventilación ni sana distancia. “No tiene caso que nos separen afuera mientras que al pasar todos están juntos”, dijo. Él, al igual que los consultados, no supo qué tipo de dosis les pusieron.