La-Lista de 10 libros sobre grandes pensadores
Así se daba la vida Emmanuel Kant. Obra de: Emil Doerstling/Wikicommons

Peter Salmon/The Guardian

¿Cuál es la relación entre pensador y pensamiento? Esta es una pregunta que enfrentan todos los escritores de libros de biografías intelectuales. Deben relacionar la vida con el pensamiento sin mezclarlos, sin adjudicar una causa a cada efecto, y una razón a cada argumento. Como advirtió Jacques Derrida, “Quieres que diga cosas como: ‘Nací-en-El-Biar-a-las-afueras-de-Argel-en-una-familia-de-pequeña-burguesía-de-judíos-asimilados-pero…’ ¿De verdad es necesario? No puedo hacerlo”.

Y aún así Derrida argumentó que uno de los aspectos subestimados de todo texto filosófico es que se trata de una especie de autobiografía. ¿Sócrates habría adquirido el don de la elocuencia si no hubiera sido tan feo? ¿Habría Julia Kristeva desarrollado sus ideas sobre lo simbólico si no hubiera sido una forastera en su Francia adoptiva? ¿Nietzsche hubiera descrito al superhombre si hubiera sido menos tímido en las fiestas?

Los mejores biógrafos intelectuales enriquecen nuestra comprensión de los grandes pensadores al situarlos en un tiempo y un lugar, y al explorar cómo dominaron el complicado arte de vivir gracias a los frutos de su mente. Estos son 10 maravillosos libros que unen las vidas y las ideas de sus pensadores de maneras que intensifican nuestra comprensión sobre ellos.

1. San Agustín, Rebecca West

“Escribo libros”, señaló Rebecca West, “para aprender cosas”. Aquí, mi escritora favorita de todos los tiempos enfoca su combinación de intelecto punzante e ingenio en uno de los formadores del cristianismo. Es particularmente conmovedora la parte en la que habla del encuentro final entre Agustín y su madre, Mónica. Tal vez, como escribe West, “la experiencia más intensa jamás conmemorada”. Es un libro tan terco y obstinado como podrías esperar de la mujer que escribió: “Yo misma no he descubierto qué es el feminismo. Sólo sé que la gente me dice feminista cuando expreso sentimientos que me distinguen de un tapete o una prostituta”.

2. Ludwig Wittgenstein: El deber de un genio, Ray Monk

Para todo estudiante de filosofía, leer a Wittgenstein es como tirarse encima un balde de agua helada. De repente, los problemas más complicados parecen sencillos, simples problemas del lenguaje, fáciles de resolver. Y después, cuando lees con mayor profundidad, todo se derrumba y los problemas se complican todavía más,  las preguntas se hacen más profundas. La biografía de Ray Monk es el ejemplo perfecto del género, pues revela a un hombre cuya vida fue tan simple y complicada como su trabajo.

3. En casa de los Weil. André y Simone, de Sylvie Weil

Cualquier pensador digno tiene una obsesión con Simone Weil en algún momento de su vida. Ningún intelectual del Siglo XX estaba preparado para llevar su pensamiento a la conclusión lógica, lo que para muchos le da un estatus de Santa secular. Y aún así, es más fácil apreciar su santidad de lejos, como reveló su sobrina Sylvie. Dormir en el suelo, junto a una cama bien tendida en la casa de tu hermano (el venerado matemático André Weil) es una anécdota noble, pero una ejecución irritante. Sylvie Weil, toda una escritora, presenta una biografía de tres mentes que cooperan pero que también se pelean.

4. Kant: una biografía, Manfred Kuehn

Pocas personas leen a Kant por placer. Si conoces a alguien que lo hace, me gustaría conocerlo. La biografía de Kuehn es reveladora en el sentido de que ocasionalmente Kant llegaba cinco minutos tarde a desayunar, y a veces cambiaba el orden de ponerse los zapatos. De hecho, esta biografía es todo lo que Kant fue: meticulosa, ingeniosa (de la forma en que un catedrático de filosofía es ingenioso: no mucho), y es más larga de lo que debería. Incluso el título es adecuadamente insulso. Pero, igual que la Crítica de la Razón Pura, también es una lectura magnífica y leerla es como entablar un glorioso diálogo con una de las mentes más grandiosas.

5. Simone de Beauvoir: The Making of an Intellectual Woman, Toril Moi

“Decir que la existencia es ambigua sería asegurar que su significado nunca es fijo, que debería obtenerse constantemente”. Es difícil superar la biografía de Deidre Bair sobre De Beauvoir. Pero el relato de Moi también es brillante y conmovedor. La poderosa y crítica investigación de De Beauvoir la sitúa en una historia de pensadoras y la forma en que su pensamiento se ha marginalizado, o reducido a la explicación de sus vidas (y amores). En un desafiante texto, Moi obliga a debatir con ella, y estar seguro de tu propia posición mientras lo haces.

6. Frantz Fanon: una biografía, David Macey

Como él mismo lo aseguró, la infancia de Derrida en Argelia fue crucial para su pensamiento, y es imposible escribir sobre Argelia sin leer las obras políticas de Fanon. Macey las explora brillantemente, pero la verdadera revelación es el trabajo de Fanon como psiquiatra. Durante la guerra de indenpendencia, solía atender a pacientes con traumas mentales ocasionados por la tortura, así como a los mismos torturadores traumados. El hecho de que atendió a ambos con el mismo cuidado es impresionante, y lo es aún más que logró hacerlo mientras escribía los tratados por los que es más famoso. Macey le hace justicia, eso dice mucho.

7. Georges Perec: A Life in Words, David Bellos

Una buena decisión en la vida sería leer todo lo que David Bellos ha escrito (además de sus traducciones). Su biografía de Jacques Tati es maravillosa, pero encuentra su mejor versión para capturar la imagen de la mariposa que fue Perec. Perec es la clase de escritor que todos los escritores quieren ser, brillante, inventivo y prolífico, logra combinar la erudición con la habilidad de narrar embrollos. ¿Una novela sin usar la letra ‘e’ (o un cuento que sólo utiliza esa vocal)? ¿Por qué no? ¿Una novela que patrulla por todo un edificio de apartamentos, y parece cubrir todos los aspectos de la vida mientras lo hace? ¡Claro! Debemos estar agradecidos con el hecho de que encontró a Bellos para contar su historia. Nadie más lo hubiera hecho tan bien.

8. En el café de los existencialistas, Sarah Bakewell

Junto con Gran Hotel Abyss de Stuart Jeffries, este libro es el ne plus ultra de las biografías grupales, al punto de que el pitch de cualquier libro similar es así: “Es como En el café de los existencialistas combinado con The Rest is Noise”. Y todo ello tiene una razón de ser. La habilidad de Bakewell para conectar las ideas de un pensador con su vida y personalidad es impresionante. Amo especialmente su lento y minucioso derribo de la figura de Heidegger: con los libros de Paul Celan en el aparador de su librería local, escribe, “el único ejemplo documentado que he podido encontrar de que hizo algo agradable”.

9. Angela Davis: Autobiografía, Angela Davis

Esta es “UNA” autobiografía, no “LA”. Davis siempre está en acción, y este es sólo un momento de su camino hacia algún lado, políticamente e intelectualmente. Cuando escribía en sus 20s, Davis ya había pasado tiempo en prisión y había sido instrumental para el movimiento por los derechos civiles, lo que convierte al libro en un intoxicante viaje a través de una era de políticas incendiarias y fermento intelectual. Es emocionante que aún conserve la furia y las ganas de jugarse el cuerpo y la mente. Una nueva autobiografía no sería menos apasionante.

10. Diarios de la guerra, Jean-Paul Sartre

Sartre es un mal biógrafo. Al forzar el encaje de Flaubert y Gent en el engranaje existencialista obtiene el increíble logro de quitarte las ganas de leerlos. Como hombre, filósofo y novelista también es difícil de amar. Y aún así lo amo por sus diarios. Son la historia de una mente que se busca a sí misma, que establece los andamios teóricos para fundar su pensamiento. También son el movimiento crónico de una mente deprimida en recuperación, arrojada a un mundo de caos sin sentido, antes de que hubiera un Sartre para teorizar sobre lo absurdo. Sobre su colapso, escribe: “De repente me dí cuenta de que cualquiera se puede convertir en lo que sea”. Es increíble ver en lo que se convirtió.

An Event, Perhaps: A Biography of Jacques Derrida de Peter Salmon fue publicado por Verso.

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