Edvard Munch, las obras del pintor de la ansiedad y la incertidumbre

Edvard Munch (1863-1944), hombre cercano a la muerte, a la profundidad de la psique humana, de los conflictos más profundos de la personalidad. Vivió la tragedia a muy temprana edad, situación que lo marcó y le sirvió para plasmar en cada una de sus obras la ansiedad, la intranquilidad, la incertidumbre y el desamparo. Es uno de los exponentes de la angustia en el arte.

“Yo no pintaré interiores con hombres leyendo y mujeres tejiendo. Pintaré personas vivas que respiran, sienten, sufren y aman”, es una de las frases que se le atribuyen .

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Foto: Wikipedia

Su obra emblema es El Grito, pero el resto de sus pinturas como Ansiedad, Celos, El Baile de la Vida, Melacolía y Celos también fueron una influencia para el expresionismo alemán, además de la comprensión del comportamiento humano, que suele estar compuesto por situaciones traumáticas.

Munch perdió a su madre y hermana por tuberculosis cuando ni siquiera había cruzado la adolescencia. Tras esas muertes, se rebeló a las fervientes creencias religiosas de su padre y las costumbres represivas de la sociedad burguesa que dominó Oslo en su juventud.

Sus máximas obras se dieron a finales del siglo XIX -El Grito es de 1893- y hasta 1920, luego de pasar por una crisis que incluso lo llevó a la hospitalización y a consumir grandes cantidades de alcohol.

Munch evolucionó a partir de su recuperación a recrear sujetos extraídos del mundo exterior como paisajes y estudios de figuras, que incluyó desnudos, bañistas y trabajo rural y urbano. Experimentó con la fotografía y exploró el autorretrato fotográfico. Sin embargo, nunca dejó de plasmar de forma indeleble situaciones de la psicología humana y la experiencia interior.

Se mantuvo prácticamente activo hasta su muerte a los 80 años de edad en Oslo.

Melancolía (1894)

Es una obra que refleja a un hombre pensativo a la orilla del mar. En el rostro del personaje principal se nota la mirada perdida como si estuviera derrotado o resignado ante un panorama sombrío, mientras una pareja se encuentra en el fondo y con un escenario más brilante.

Esta pintura está inspirada en el desamor que sufrió un amigo de Munch de nombre Jappe Nilssen, quien era periodista.

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Foto: Wiki Commons

Ansiedad (1894)

Contrario a lo que sucede en El Grito, en esta pintura Munch recrea una especia de desesperación colectiva, por encima de las sensaciones individuales. El sentimiento que despierta esta obra es más de desasosiego porque los personajes lucen a punto de enfrentar el clímax de la angustia.

Los bordes del paisaje son ondulados como una especia de remolinos y los tonos son sombríos, al tiempo que los personajes lucen impávidos con el temor de mirarse unos a otros,

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Foto; Wiki Commons

El Baile de la Vida (1899)

Dentro de las interpretaciones más difundidas de esta pintura, según edvardmunch.org es que se trata de la misma mujer en tres etapas distintas. La primera está vestida de blanco, con un semblante inocente, que no mira a la pareja que está al centro bailando. Ese dúo que aparece como el foco principal tiene un baile taciturno, mientras se miran a los ojos; ella porta una indumentaria roja intensa, aunque no sonríe. La mujer a la derecha tiene un vestido negro y la mirada fija en los bailarines en señal de angustia.

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Foto: Wiki Commons

Celos (1895)

Estpa obra está definida como un triángulo amoroso entre Munch, Dagny Juel y Stanisław Przybyszewski, este último víctima de una aparente traición de los otros dos protagonistas. La mujer luce con una vestimenta roja, en una pose provocativa, mientras está siendo cortejada.

El afectado nunca deja de mirar al espectador, como si estuviera en la búsqueda de hacer partícipe de su sensación de incredulidad y dolor.

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Foto: Wiki Commons

Amor y dolor (1893)

A esta obra también se le ha denominado como Vampiro. Al varón se le nota devastado y recargado en el cuerpo de la mujer mientras ésta aparentemente se encuentra consolándolo con un beso en el cuello.

La larga cabellera roja contrasta con la oscuridad del fondo. Algunas interpretaciones aseguran que se trata de una especie de fantasía de Munch con su hermana, a quien perdió cuando era un niño.

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Foto: Wiki Commons

El Grito (1893)

Es la obra más emblemática de Edvard Munch por evocar la angustia y la desesperación que suelen pasar los seres humanos.

En esta pintura, que ha sido considerada como la antítesis de la Mona Lisa y su serenidad, tiene los elementos para sentir el grito que tiene el protagonista en un ambiente sombrió y lleno de ondulaciones que ahondan la sensación de dolor exasperante. El Grito podría interpretarse como la expresión de la agonía de la destrucción de la personalidad humana

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Foto; Wiki Commons

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