Luz Valdez: la promotora cultural digital de los artesanos mexicanos
Foto: Cortesía Luz Valdez

El valor de lo hecho a mano es mucho mayor que el costo económico. Desde que Luz tenía 14 años comenzó a coleccionar rebozos y a los 16 compró su primera indumentaria, un hecho que le dejó ver el racismo y clasismo hacia las personas que la portaban y los retos que representa para todos aquellos que lo utilizaban como parte de su identidad. “Me propuse ayudarlos a vender su ropa y sus artesanías porque es el sustento de muchas familias”, recuerda.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) 2017 señala que dentro de los motivos más frecuentes de percepción de discriminación fueron la forma de vestir o el arreglo personal con 30%.

Desde hace cinco años inició con la promoción del trabajo de artesanos mexicanos a través de Instagram y Twitter. Pero no solo se ha enfocado en darles difusión en redes sociales, sino que ha construido con ellos una relación basada en la amistad y el respeto, en donde ellos la invitan a conocer los procesos de elaboración.

“Al principio les pedía permiso para compartir información en redes sociales, a veces era un número telefónico y otras los convencía de abrir una cuenta de Facebook porque había mucha gente interesada en adquirir sus productos”, dice. Algunos no creían que personas fuera de sus comunidades quisieran adquirirlos.

La respuesta en redes sociales comenzó siendo baja y con el transcurso de los meses el interés creció, especialmente de personas que siempre habían querido comprar, pero no sabían cómo hacerlo directamente con ellos.

“La respuesta (de los artesanos) siempre ha sido de agradecimiento aunque solo vendan una pieza, les da felicidad que sus piezas se muevan. Al principio no creen que se puede pero después se dan cuenta que la difusión funciona”.Luz Valdez

Hoy trabaja con artesanos de toda la República, desde Chihuahua hasta Yucatán. Al apoyo que brinda Luz también se le han sumado el de otros amigos como fotógrafos y maquillistas para hacer fotografías de las prendas de los artesanos, que lo hacen sin ganar dinero. Pero además de publicar datos de contacto y fotos de las artesanías, les ayuda a resolver dudas o problemas con los envíos.

Encontrar en las redes sociales un nuevo canal de venta

El confinamiento prolongado por covid trajo una baja en el turismo. El Consejo Nacional Empresarial Turístico (CNET) estimó que el retroceso en el consumo turístico en el país para 2020 estaría por arriba del billón de pesos. Lo que impactó de manera profunda los ingresos de los artesanos quienes viven principalmente del turismo.

Ante este panorama, el número de interesados en la promoción y venta en línea aumentó. “Gracias a esta difusión su negocio creció, pues muchos solo se promocionaban en ferias que les cobraban un porcentaje por estar ahí”, dice Luz.

El incremento en el interés en nuevos canales de venta como el digital los ha enfrentado a grandes retos como la confianza de los consumidores cuando sus perfiles de redes sociales son nuevos, la falta de acceso a la banca electrónica, la falta de formalidad para  emitir facturas o exportar productos, la lejanía o ausencia de paqueterías para los envíos. 

“Muchos clientes no comprenden estas situaciones y creen que es ‘fast fashion’, y no es así, las piezas que se trabajan a mano llevan tiempo, es de paciencia pero lo vale”, dice, “pero al promocionarlos se transmite que de verdad son gente honesta, los hace crecer e incluso mejor que antes”.

Así como luchar en contra de la piratería, el plagio de los diseños y los bordados industriales que son más baratos y cada vez más difíciles de distinguir uno del otro; el regateo de los clientes que orilla a los productores a bajar tanto el precio al punto de no recuperar la inversión, con tal de vender y por necesidad económica.

“Es un tema cultural por el que he abogado para que no sigan estas prácticas. La gente no regatea una coca o una prenda de Zara. En México aún no se sabe valorar el trabajo manual”, dice, “es como ir contra corriente de la industrialización, cada vez nos alejamos más de eso porque queremos las cosas rápido”. Pero ¿cómo defender de un plagio algo que no se conoce? Hace falta educación.

Salvarlos de la extinción

La compra de artesanías tiene más que impactos económicos en las familias, es evitar que las tradiciones y conocimientos se extingan. Además, es necesario dejar de discriminar a las personas por el uso de indumentaria en lugares públicos. “Me han sacado de tiendas porque creen que voy a pedir dinero. Si eso lo vivo yo, que no es parte de mi identidad, imagina lo que sufre la gente de la que sí es parte”, comenta.

Sin embargo, la difusión que brinda Luz a través de sus perfiles en redes sociales ha desencadenado mensajes de odio, pues su labor ha tocado las fibras sensibles de revendedores y de la propia academia, que la ha tachado de apropiación cultural. “Es un tema que me afecta, especialmente por algo que hago sin esperar ningún pago. Mi refugio son las palabras de apoyo de artesanos y que están conforme con mi ayuda”, dice.

Luz, con 23 años de edad, no planea dejar de apoyar el trabajo hecho en México. La futura odontóloga seguirá portando y modelando sus prendas para que los artesanos puedan continuar con sus ventas y su tradición. Afirma que todos pueden ayudar a través de difusión o de trabajo gratuito como fotos, modelaje, maquillaje o apadrinarlos para enseñarles cuestiones financieras hasta estrategias de venta.

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