El emblemático libro de instrucciones ‘Pomelo’ de Yoko Ono se reedita en México
Foto: Alias
Pieza de máscara
Usar una máscara en blanco
Pedir a la gente que ponga arrugas, hoyuelos,
Ojos, boca, etc, entretanto

Esta instrucción pareciera del tiempo de pandemia, pero Yoko Ono la escribió en la Primavera de 1964 como parte de su libro Pomelo, cuya reedición por parte de la Editorial Alias se presentó en la Feria Internacional del Libro de Minería.

Yoko, personaje controvertido, artista odiada por el universo de The Beatles por su relación con el legendario John Lennon. Sin embargo, su trascendencia en el mundo del arte fue fundamental, por atreverse a explotar el cuerpo y cimbrar los sentidos, a través de la música y los productos audiovisuales.

Ono empezó su práctica artística en Japón a principios de los cincuenta del siglo pasado y tiene una fuerte influenca de los artistas de la posguerra. Su primer acercamiento al arte estuvo muy ligado al grupo Gutai, uno de los colectivos artísticos más importantes enfocado en el performance, el happening y la instalación.

Al trasladarse en 1952 a Nueva York, Ono se integró a Fluxus, un movimiento fundado por George Maciunas que buscó generar nuevas formas artísticas centradas en la acción y la participación activa del público. En 1964 mismo año, su célebre libro, Grapefruit (Pomelo), fue publicado por Wunternaum Press en Tokio.

Pomelo tiene la esencia de Ono. Las instrucciones tienen una dualidad: se pueden llevar a cabo con la imaginación o en el terreno de la realidad. El objetivo, llevar al lector a un estado de concentración y el desarrollo de obras reales u oníricas.

Este libro fue editado por primea vez en Argentina en 1970 por editorial La Flor y su traductora fue la escritora Susana ‘Piri’ Lugones, quien fuera torturada y desaparecida por la dictadura de su país. La portada fue diseñada por Óscar Smoje que eligió una fotografía de la artista, un elemento japonés y letras psicodélicas que iban de acuerdo a la época.

Yoko a lo largo de su vida ha sido menospreciada y su obra relegada a segundo plano por haber sido la pareja de John Lennon, uno de los miembros de The Beatles y considerado como uno músicos más influyentes del Siglo XX. Pero el protagonismo de Ono fue más allá de esa relación.

“Siempre me gustó Yoko y sigue siendo la más repudidada de lo que es ese cosmos Beatles, por cuestiones inevitables que están ligadas al racismo y a la misoginia. Siempre me pareció un personaje que caía de otro planeta y siempre me han fascinado los excéntricos. John Lennon había tomado a este ser tan extraño, tan poco fancy, tan poco bonito, la había escogido por algo más”, describe Guillermo Santamarina, curador de arte.

“Yoko no es una improvisada, es una música muy culta, una persona que entró a la música muy temprana, con sensibilidad especial”, agrega.

La artista logró hacer una intersección entre el arte y el rock, de acuerdo con la artista visual Magdalena Jitrik, lo cual “fue muy inspirador para toda una generación”. En cuanto a Pomelo, Ono cruza la actividad artística con la vida común y corriente.

“La escuela, la guerra, el piano, su primer matrimonio, lo veo reflejado en el libro como piezas imaginarias. Cada obra, cada pieza que propone es una descripción que tenemos la vida cotidiana de los artistas, la gente cocina, cultiva un jitomate, rutinas que ella propone como seguir la estrella hasta la primavera y que resuenan mucho en la circunstancia actual de la pandemia”, reseña Jitrik, quien señala que ella influyó más en Lennon que viceversa.

“Yoko tiene una influencia sobre John, y éste extiende su poder a cuestiones políticas como el apoyo a los Black Panthers o a John Sinclair. Siempre está Yoko a un lado, en silencio, en contemplación y esas cosas las va incorporando a él, porque tiene la fama, por ejemplo, para publicar una canción de Angela Davis. Esto se soslaya en la historia de ambos pero fue muy importante”, concluye.

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