Habitantes de Stonehenge tenían parásitos intestinales hace 4 mil 500 años
Stonehenge fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1986. Foto: Wikimedia Commons

El estudio de excremento descubierto en un asentamiento cercano al monumento de Stonehenge, Inglaterra, reveló que, en el Neolítico, los habitantes de este poblado consumían órganos de ganado y se contagiaban con parásitos intestinales.

La investigación hecha por un equipo de arqueólogos de la Universidad de Cambridge se hizo a partir de 19 restos de heces antiguas, o “coprolitos”, encontradas en el asentamiento de Durrington Walls y conservadas durante más de 4 mil 500 años.

Según el análisis, cuyos detalles se han publicado en la revista Parasitology, cinco coprolitos -uno humano y cuatro de perro- contenían huevos de gusano, lo que supone la primera prueba de la existencia de parásitos intestinales en el Reino Unido.

Durrington Walls era un asentamiento neolítico situado a solo 2.8 km de Stonehenge, y que data de alrededor del 2500 a.C., cuando se construyó gran parte del famoso monumento de piedra. De hecho, se cree que el lugar albergó a las personas que construyeron Stonehenge.

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El descubrimiento se hizo en en el asentamiento de Durrington Walls, a 2.8 km de Stonehenge. Foto: EFE/Adam Stanford

“Esta es la primera vez que se recuperan parásitos intestinales en la Gran Bretaña neolítica, y encontrarlos en el entorno de Stonehenge es extraordinario”, resaltó Piers Mitchell, autor principal del estudio e investigador del Departamento de Arqueología de Cambridge.

Cuatro de los coprolitos, incluido el humano, contenían huevos de gusanos capiláridos, que fueron identificados en parte por su forma de limón.

Los numerosos tipos de capiláridos que existen en el mundo infectan a gran cantidad de animales pero, cuando en raras ocasiones infectan a humanos, los huevos se alojan en el hígado y no aparecen en las heces.

Por tanto, el hallazgo de huevos de capiláridos en las heces humanas indica que la persona había comido órganos (posiblemente pulmones o hígado) crudos o poco cocinados de un animal ya infectado, lo que permite que los huevos del parásito pasen directamente por el cuerpo.

Durante las excavaciones de Durrington Walls, los arqueólogos también descubrieron cerámica y herramientas de piedra junto con más de 38 mil huesos de animales, que alrededor del 90 por ciento eran de cerdo y menos del 10 por ciento de vaca.

Para determinar si los coprolitos excavados en el vertedero procedían de heces humanas o animales, los autores buscaron esteroles y ácidos biliares en los restos.

Las fechas de Durrington Walls coinciden con las de la segunda etapa de la construcción de Stonehenge, cuando se erigieron los mundialmente famosos “trilitones”, muy probablemente por los residentes temporales de este asentamiento cercano.

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