Lily Safra, filántropa brasileña, falleció a los 87 años de edad

La filántropa brasileña Lily Safra, considerada una de las mujeres más ricas del mundo, falleció este sábado a los 87 años de edad en Ginebra, Suiza, informó la Fundación Edmond J. Safra. 

La entidad afirmó en una nota que Safra, quien nació en 1934, en Porto Alegre, quien llegó a ser candidata al Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional 2010, murió rodeada de familiares y amigos. 

“Durante más de veinte años, Safra sostuvo fielmente el legado filantrópico de su amado esposo Edmond, brindando apoyo a cientos de organizaciones en todo el mundo”, apuntó la fundación. 

Viuda del banquero de origen libanés Edmond Safra, uno de los fundadores del banco Safra y con el que se casó en 1976, se estima que tenía un patrimonio de mil 300 millones de dólares, según la revista Forbes. 

Lily Safra heredó la fortuna de su esposo después de que éste muriera en 1999 víctima de un incendio en Mónaco por el que fue condenado uno de sus enfermeros particulares. 

Antes, contrajo matrimonio dos veces. El primero a los 17 años con Mario Cohen, con el que tuvo tres hijos, pero terminó divorciándose. 

Después, en 1965, se casó con Alfredo Monteverde, propietario de la red minorista “Ponto Frio” y quien se suicidó cuatro años después. 

Con Safra formó un vínculo fuerte y un amor duradero que se extendió hasta el fallecimiento del banquero, quien en sus últimos años padeció la enfermedad de Parkinson, momento a partir del cual se convirtió en la guardiana de su legado, según la fundación. 

De padres judíos, Lily Safra impulsó proyectos educativos en memoria de su difunto esposo y financió iniciativas para que fueran impartidas clases sobre el Holocausto. 

Su interés por el arte la llevó a adquirir numerosas piezas, como una escultura de Alberto Giacometti que, en 2010, supuso un precio récord. Sus esfuerzos filantrópicos la llevaron a que el Museo de Israel nombrara un ala en honor suyo y de su esposo.

Safra también fue parte del patronato del Museo de la Herencia Judía en Nueva York, además de aportar piezas y recursos a célebres instituciones como el Centro Pompidou, la Tate Gallery de Londres y el Museo Whitney; además, aportó 10 millones de dólares para la reconstrucción de la catedral de Notre Dame. 

Asimismo, estaba comprometida con la investigación del párkinson y otras enfermedades cerebrales, y apoyó a hospitales que trataban con pacientes afectados por esas dolencias, así como a universidades para impulsar pesquisas sobre el asunto.  

También era una apasionada coleccionista de arte y fue mecenas de museos de todo el mundo. Igualmente apoyó diversas causas humanitarias, como la construcción de hogares para huérfanos en Rumanía. 

Según la Fundación Edmond J. Safra, Lily Safra hablaba seis lenguas, vivió en siete países y era conocida por su “elegancia, independencia y generosidad”. 

Con información de EFE