¿Qué son las muxes, el tercer género zapoteco que aparecen en la serie El Secreto del Río?
Este grupo es incluso considerado una bendición familiar, con una función de cuidado hacia los padres y una participación activa en celebraciones como las tradicionales velas.
Este grupo es incluso considerado una bendición familiar, con una función de cuidado hacia los padres y una participación activa en celebraciones como las tradicionales velas.
En Juchitán, en el istmo de Tehuantepec, Oaxaca, una ciudad clave en la cultura zapoteca, los muxes representan una identidad única y profundamente arraigada. Biológicamente nacidos como hombres, los muxes asumen roles femeninos, no en competencia con las mujeres, sino como un tercer género reconocido en esta sociedad indígena, según explica la doctora Natividad Gutiérrez Chong, investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
Con una población estimada de 3 mil muxes, muchos de ellos participan activamente en roles familiares y sociales, algunos optando por modificar su cuerpo, aunque este no es el objetivo principal de su identidad. “La madre es la figura central de la familia, y el muxe no compite con ella. Su rol es distinto y complementario, especialmente en el cuidado de los padres”, detalla la doctora Gutiérrez.
La comunidad zapoteca, de estructura matriarcal, no solo acepta, sino que incluso bendice la presencia de un muxe en la familia. Durante la celebración de las tradicionales “velas”, los muxes destacan por portar el huipil, la vestimenta tradicional de la mujer istmeña, adornado con flores y joyería de oro, en un despliegue de identidad y respeto por la cultura zapoteca.
La investigadora también señala que los muxes son clave para el “etnosimbolismo” zapoteco, participando en festividades y en la reproducción de los valores culturales zapotecos. Además, observa que en las sociedades indígenas no se asume una sexualidad binaria, sino que el género múltiple ha sido históricamente aceptado, permitiendo un espacio para el muxe que es único en la comunidad y en el mundo indígena.
“Los muxes no encajan en los conceptos occidentales de homosexualidad o transexualidad”, explica Gutiérrez Chong, ya que su identidad está íntimamente ligada a los roles tradicionales y familiares de su cultura. Esta característica cultural de género múltiple es reconocida no solo en México, sino en otras sociedades indígenas, y abre una reflexión sobre las posibilidades de género más allá de los límites binarios convencionales.
En un contexto donde la economía zapoteca depende en gran medida de la pesca y de eventos como las velas, los muxes tienen un rol preponderante en la organización de estas celebraciones, movilizando recursos y consolidando su lugar en la economía local. Como ellos mismos afirman, “No soy hombre, ni mujer; soy muxe, y estoy contenta así”.
La doctora concluye que la historia y la aceptación de los muxes reflejan cómo las sociedades indígenas han fomentado el respeto y la inclusión de identidades no binarias, ofreciendo una lección de diversidad y tolerancia para las sociedades modernas.