América humilla al Guadalajara 3-0
Henry Martín celebró su gol como Cuauhtémoc Blanco. Foto: EFE

América se dio un paseo por Guadalajara. Aplastó a su acérrimo enemigo, le pasó por encima. En dos palabras, lo humilló. Goleada azulcrema 0-3 en el Akron para dejar en claro que hoy por hoy el club águila es el más grande de México. Así, sin más calificativos.

Las sonrisas de Henry Martín y Sebastián Córdova fueron hirientes para el Rebaño (que ya no es tan Sagrado como en tiempos añejos). Los goles que hicieron les permitieron festejos llenos de burla. El doblete que se anotó Martín (45′ y 75′) los celebró como Cuauhtémoc Blanco. Primero con la Cuautemiña y, después, con las estocadas a la chiva que hiciera famosas el propio Temo hace varios ayeres.

Más tarde, Córdova, quien marcó al 80′, hasta le enseñó la casaca amarilla a los fans rojiblancos para hacer más grande la herida en Guadalajara.

Resultado que le permite al América ponerse en las alturas del torneo con 25 puntos (segundo lugar) y mantener a las Chivas en la depresión de tener apenas 12 unidades y estar fuera de zona de repechaje. Peligra la continuidad de su técnico Víctor Manuel Vucetich.

América impuso su mando. Apretó la salida de su némesis, lo asfixió a tal punto que los ataques contra Guillermo Ochoa cesaron. Sólo quedó en anécdota el tiro desviado de Jesús Angulo en el primer minuto. Fuera de eso, el Rebaño Sagrado estuvo lejos de vulnerar la portería águila.

Chivas careció de pegada. Todo su arsenal se quedó en las conferencias de prensa, porque en el Clásico Nacional ofendió menos que cuando sus jugadores tuvieron los micrófonos enfrente esta semana. Mucha palabrería que en el terreno de las acciones no se reflejó. La grandeza y la identidad, contrario a lo expresado por el rojiblanco Antonio Briseño, estuvo en el bando americanista.

El club de Coapa mantuvo su idea firme, sin titubeos. Se hizo de la pelota, aunque sin demasiada profundidad. Fue hasta el minuto 45, cuando en un tiro libro Martín se elevó ante un Raúl Gudiño amarrado y mandó el esférico a las redes tapatías. Júbilo emplumado, desazón chiva, tal y como fue la primera mitad del partido.

Los azulcremas siguieron jugando con su rival en la segunda parte. Se divirtieron paseando la pelota, mientras Chivas mostró un conformismo y una mentalidad paupérrima. América aprovechó la segunda mitad para cerrar la goleada, una más en la casa rojiblanca.

Ahora, los amarillos podrán presumir que volvieron a aplastar en el Clásico y vengaron la eliminación del torneo pasado frente al Rebaño.

Esta noche, el americanismo se regodea sobre una versión de Chivas tan triste que da pena.

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