Violencia sexual infantil: enfrentar a un monstruo de mil cabezas
Foto: SzaboJanos/Pixabay.

En septiembre de 2019, después de una fiesta infantil, Mariel y sus hijas, Ilse* de seis años y Verónica* de cinco llegan a casa. Antes de meterlas a bañar, la niña mayor le cuenta a su madre que su papá le dice “cosas feas”.

“Ella dice que le lastima su corazón, que yo no la quiero, que no deseaba que existiera. Corro por el teléfono, la grabo y justo cuando me está diciendo esto suena el teléfono”. Era Manuel “N”, su exesposo y entonces magistrado en materia penal del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, narra la madre de las niñas en entrevista con La-Lista.

Mariel se desconcierta. Toma el teléfono y lo enfrenta. Tras desmentir lo que él le decía enfrente de Ilse, la niña le confiesa un secreto. “Me narra tres eventos, que la agrede en un parque, en la camioneta cuando iban a Saltillo (Coahuila) y antes de entrar a la escuela. A ella le da mucha pena hablar de sus partes íntimas, sólo me decía aquí y allí. Bajaba la voz y yo le decía, ¿cómo se llaman? y entonces me dice las partes por su nombre”.

“Ella habla de rascar, por ejemplo, en el evento rumbo a Coahuila dice que su papá la rascó hasta su huesito. Cuando le pregunto que por qué no le dice nada a su papá me dice que le da miedo. Al día siguiente me presento en la fiscalía para denunciar”.

“El día que presento la denuncia en contra de él por mi hija mayor, le pregunto también a Verónica, mi hija menor, porque si lo hace con una es muy probable que lo haga con las dos. Ella no había escuchado las entrevistas ni los dictámenes, permaneció afuera con mi mamá. Cuando le pregunto, ella me lo dice muchísimo más claro”, señala Mariel.

En la Fiscalía Genral de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX), le preguntaron a qué se dedicaba su exesposo, al enterarse de que es magistrado, el trato cambia. “Interrumpen los exámenes psicológicos de mis hijas, el dictamen psicológico es en una sesión pero estos los hicieron en dos sesiones a cada una”. Nombran a una asesora jurídica que pidió varias medidas de restricción, pero las negaron. Cambian a la asesora jurídica y la sacan de la entrevista de su hija Verónica, “es algo que no se puede hacer porque es menor de edad”. 

“Ellas no sabían que las agredía a las dos. Cuando la mayor se entera se sorprende y me dice: ¿también a ella? y estaba muy lastimada psicológicamente porque en el dictamen pericial de la fiscalía, la psicóloga le infunde miedo al decirle que van a castigar a su papá y lo van a meter a la cárcel”.Mariel, madre de las niñas.

“En la entrevista de donde me sacaron (mi hija) dice que le presiona su parte púbica, o sea esas no son palabras de mi hija, pero además hay una diferencia entre la introducción del dedo (y lo antes mencionado). La pequeña habla de la aplicación de cremas con olor y sabor en su vagina, eso está en el informe del Centro de Terapia de Apoyo de la fiscalía“.

Delitos sexuales contra menores en la CDMX

En Ciudad México se abrieron 10 mil 188 averiguaciones previas y carpetas de investigación por los delitos de violación, abuso y acoso sexuales contra menores de edad de 2012 al 31 de enero de 2020, esto de acuerdo con datos obtenidos vía transparencia de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México FGJCDMX. El 75% de los casos fueron abiertos por abuso sexual, 21% por violación y 3% por acoso sexual.

En 8 de cada 10 casos, las principales víctimas de los delitos sexuales son del sexo femenino. Por otra parte, la edad de los niños, niñas y adolescentes van de los cero años a los 17, pero son los de 14 y 15 años los que tuvieron los números más altos señaladas como víctimas en una investigación, en conjunto suman 2 mil 21 registros. En cuanto a las edades similares a las de Ilse y Verónica se muestran 440 casos de niños y niñas de siete años de edad y 474 de cinco años.

Las alcaldías en donde más se denunciaron estas conductas de acuerdo con la fiscalía capitalina fueron: Iztapalapa, Gustavo A. Madero, Cuauhtémoc, Álvaro Obregón y Tlalpan, que en su conjunto, acaparan más de la mitad de los registros.

También se solicitó el número de las vinculaciones a proceso, pero la FGJCDMX no entregó dicha información. Este medio buscó la postura de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México para conocer el estatus del caso, pero al cierre de esta edición no hubo respuesta.

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Gráfico: C

En palabras del especialista en derechos de infancia, Juan Martín Pérez, en una denuncia de violencia contra niños, niñas y adolescentes, se tendría que partir de un principio psicológico y jurídico: creerle a las víctimas. 

“En este sentido es la obligación del mundo adulto y las instituciones ayudar a darle sentido y explicación a lo que el niño o la niña nos está comunicando, particularmente si son muy pequeños por la manera en la que narran los acontecimientos que está más llena de sus significados, las películas o los juegos.

“Eso generalmente ha sido a lo largo de la historia un problema que ha beneficiado a los perpetradores, que bajo el principio jurídico de tiempo, circunstancia y lugar, se han amparado sobre ese tema para decir que sus declaraciones son falsas o provocadas por su madre, con mucha frecuencia. Ahí tenemos ahí casos muy muy lamentables que desestiman el testimonio de niños y niñas. Nos enfrentamos con otra cruda realidad, que son las prácticas institucionales que están montadas en un paradigma viejo no acorde con el marco normativo actual”.

El director de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), destaca que tenemos todas las condiciones para que la impunidad en este tema prevalezca. “De cada 100 carpetas de investigación de violencia contra niños, niñas y adolescentes, sólo 3 llegan a un tipo de sentencia”.

El segundo agresor que se convierte en verdugo

Manuel “N” supo enseguida de la denuncia interpuesta en su contra por presunto abuso sexual hacia sus hijas, porque lo apercibieron para que se abstuviera de ejercer violencia, pero no ordenaron la restricción de acercarse. “Cuando viene para llevarlas al colegio lo enfrento y le digo no las va a volver a ver por lo que les hiciste, me dice que no sabe de qué hablo. Se sube a su camioneta y se va”.

Mariel presentó una queja ante la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México y a partir de ese momento acuden a revisar la carpeta de investigación para subsanar algunos errores y faltas que había. Por su parte, Manuel “N”, como parte de su entrevista, envió más de 200 cuartillas en donde refiere alienación parental y que la denuncia es producto de la manipulación por parte de la madre de las niñas. 

“De algunas diligencias que solicité al Ministerio Público decía que sí y después de consultarlo con el superior jerárquico, me decía que no”. En el Centro de Terapia de Apoyo a Víctimas de Delitos Sexuales dicen que Ilse “tiene la sintomatología compatible con víctimas de agresiones sexuales, pero que evade, cambia de conversación y se observa con angustia y ansiedad”. Después recomiendan la no convivencia, pero desde que él se entera de la denuncia no ha buscado a las niñas. 

Derivado de la intervención psicoterapéutica individual en la niña (Verónica) se identifica ansiedad, enojo, miedo, tristeza y confusión, sintomatología asociada a víctimas de agresión sexual, de acuerdo a lo que señalan los expertos en el tema, se registra en el Informe Psicológico del Centro de Terapia de Apoyo a Víctimas de Delitos Sexuales.

“Al estar a solas con la niña de manera espontánea comentó ‘mi papá me hizo cosas, pero no quiero decirlas porque son privadas y me da pena”, indica el reporte.

En enero de 2020, solicitan la judicialización ante el juez de control y señala que en 10 días deben determinar la carpeta de investigación. Se acercaba el proceso de ratificación como magistrado de Manuel “N”. “(Así que) buscaron acercarse a mí, a través de una amiga, para intentar negociar y pedir que esto no se hiciera más grande y, al no ver respuesta, me denuncian ese mismo día por falsedad en declaración. (…) Es una denuncia en mi contra, pero quienes manifiestan los hechos son mis hijas ante Ministerios Públicos y peritos”.

“Son tres carpetas (en mi contra), la primera es por falsedad y es cuando me denuncian para presentarla ante el congreso, las otras dos están en la fiscalía de niños, niñas y adolescentes y son por violencia familiar. Ellos como forma de represalia abrieron una carpeta por cada una de mis hijas”. Esto se convirtió en un monstruo de mil cabezas, cuenta Mariel que le dijo uno de sus asesores, porque es la carpeta de investigación por delitos sexuales, el juicio familiar, respuesta a sus apelaciones, amparos y carpetas de investigación en su contra.

“Después de que interrumpieron los dictámenes periciales, me dicen que mi hija Ilse no tiene sintomatología compatible, la perito dijo que ‘por el momento’ no había afectación, pero que no aseguraba que no podría haberla más adelante. Además, en el dictamen dice que los hechos ocurrieron, que es congruente con lo que narran en el Ministerio Público, con lo que narra con ella y que si bien el evento fue súbito, mi hija no le dio una connotación negativa por no saber de qué se trataba”.

“Cuando denuncias crees que vas a encontrar protección del Estado y descubres que es un segundo agresor que se convierte en un verdugo. En este caso, la violencia institucional no ha cesado, por ejemplo, derechos fundamentales como el ampliar una entrevista de las víctimas que ha sido negado o no aceptar un reporte del SNDIF que da cuenta de las pesadillas de las niñas en las que manifiestan que tienen miedo de que su papá se las robe y vuelva a lastimarlas, esto en el caso de la menor de mis hijas”. Mariel

Mariel envió una carta al Consejo de la Judicatura de la Ciudad de México en donde narró los hechos, pero la ignoraron. Hasta el día de esta publicación aún no se determina la carpeta de investigación del caso.

Tras presión pública y mediática, que incluyó pronunciamientos de diputadas federales y de la sociedad civil, no se ratificó como magistrado a Manuel “N”, sin embargo, él ha promovido amparos para regresar a su cargo, sin éxito. 

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Foto: Alexas_fotos/Pixabay.com

El difícil proceso de la terapia

En octubre de 2019 y bajo recomendación de una persona que trabajaba en un organismo de defensa de derechos humanos, Mariel decide acercarse a la Asociación para el Desarrollo Integral de Personas Violadas (Adivac) A.C., para que Ilse y Verónica recibieran atención psicológica e integral.

Tras la entrevista inicial con la madre, fueron canalizadas para integrarse cada una en grupos distintos de terapia.

“En este caso decidimos trabajar por separado con cada una para que no se contaminara una niña con la otra, pero también para que se sintieran con la libertad de expresar, porque son hermanas y entonces podría haber alguna confusión entre ellas, también porque son de edades diferentes”, explica a La-Lista Laura Martínez, directora de Adivac, organización civil que lleva 25 años brindando atención médica, legal y psicológica a personas que han experimentado algún tipo de violencia sexual, ya sean niñas, niños, adolescentes o personas adultas, hombres y mujeres por igual, aunque atienden con perspectiva de género.

En esas sesiones grupales, las niñas suelen externar las razones por las que están asistiendo a la asociación y suelen platicarlo entre ellas.

“La niña más pequeña sí dijo por qué estaba aquí: porque la había tocado su papá. Y la niña más grande, con mucho temor, no dijo inicialmente lo que había pasado. Sólo mencionó que su mamá la había traído. La niña más grande sí mostró mucho miedo a su papá, mucho miedo de hablar”.

Debido a la llegada de la pandemia por Covid-19, el servicio que ofrece Adivac se vio afectado para todos aquellos que asistían a recibir atención, pero se continuaron algunas sesiones individuales, como fue en el caso de Ilse, la hija mayor de Mariel. Fue entonces cuando la niña empezó a hablar con mayor confianza.

“A las dos niñas las lastimó por igual, aunque se acercaba de forma diferente a cada una. Pero a las dos las tocó. Cuando aperturan esta situación, obvio las niñas no dicen mi papá me violó, las niñas dicen lo que les hizo su papá con sus propias palabras.

“La niña más grande empezó a abrir situaciones que sucedían desde que estaban juntos sus papás, cuando todavía no se separaban, porque el papá hizo un cuarto de juegos nada más para estar con las niñas y en algunas ocasiones se dormía con ellas, pero estas situaciones sucedieron y su mamá no se daba cuenta, el señor casi siempre quería que Mariel estuviera alejada de las niñas y no dejaba que estuviera tan cercana, él las llevaba a la escuela, las traía de regreso a la casa, mientras su mamá a veces estaba en el trabajo”, describe Martínez.

La fundadora de Adivac menciona que a su llegada ambas niñas demuestran gran sentido de temor, vergüenza y rasgos paranoides (desconfianza y recelo), aunque más acentuado en la hija mayor de Mariel, al sentir que no le creían.

“Lo que a nosotras nos preocupaba mucho en el caso de la niña mayor, es que tuviera algún intento de lastimarse, porque creo que es una niña que tiene una indefensión aprendida muy fuerte, se siente muy devaluada, deprimida, la psicóloga que la está atendiendo nos dice que tenemos que seguir con ella trabajando en terapia individual por esa razón”.

Los informes completos de Adivac, informa Martínez, fueron entregados al juzgado de distrito en materia civil de la Ciudad de México y a la FGJCDMX que lleva el caso, el cual se suma al informe que existe del Sistema Nacional DIF y el del Centro de Terapia de Apoyo de la fiscalía, junto con los audios, dictámenes privados, constancias de la policía de investigación y sus entrevistas en donde narran las agresiones. 

Para este reportaje se buscó la postura de Manuel “N”, pero al buscarlo vía telefónica una grabación indica que “el número ha cambiado o se encuentra fuera del área de servicio”. También se intentó entablar comunicación vía correo electrónico, pero no hubo respuesta. 

Mis hijas han sido valientes al narrar la violencia sexual y es mi obligación acompañarlas. La FGJCDMX y el Tribunal Superior de Justicia les han negado el acceso a la justicia, las han violentado institucionalmente al no analizar el asunto con una perspectiva de derechos humanos, de género y con un enfoque diferenciado. No existe perspectiva de derechos de infancia“, concluye Mariel.

*Los nombre de las niñas fueron cambiados para preservar su identidad. 

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