Por agua contaminada, vecinos de Benito Juárez vacían cisternas y consideran rentas o mudanzas

Claudia Araiza detectó un olor extraño en el agua de su casa, y como temía que estuviera contaminada decidió que su pequeña de 11 años sólo tomara baños con agua embotellada. Su labor de cuidados se vio impactada por esta decisión y “una ducha de 10 minutos terminó convertida en una de 45”; sin embargo, junto a su esposo decidió que lo mejor era prevenir antes que lamentar.

Este 9 de abril, comprobó que su temor era cierto y el jefe de Gobierno, Martí Batres, informó que el Sistema de Aguas de la CDMX detectó en diversas muestras la presencia de un agente que pertenece “a la familia de los aceites”.

Ahora que la autoridad confirmó el problema, las medidas de prevención escalaron y la administración de su edificio decidió cerrar la llave de paso, que conecta a los departamentos con la red hidráulica de la Ciudad de México, en tanto no se confirme la sustancia contaminante y las medidas precautorias que deben tomar.

Sin embargo, los vecinos deberán lidiar con la merma de agua, costear pipas y la limpieza de la cisterna, y en especial comprar el líquido para tareas vitales como lavar los trastes, las verduras, la cara y las manos.

“Obviamente, estamos ocupando más agua de garrafones para poder llevar a cabo el aseo personal. Nosotros compramos agua de una purificadora y la verdad salen económicos comparados con los otros, pero ya estamos pagando entre 6 y 8 a la semana. Y ahora también se tomó la decisión en el edificio de cerrar la llave que conecta con la red de agua y pagar una pipa particular con el fondo vecinal. Como quiera se siguen sumando gastos”, comenta Claudia, quien es vecina de la Del Valle Norte.

El jefe de Gobierno, Martí Batres, confirmó este miércoles que el pozo Alfonso XVIII, ubicado en la delegación Álvaro Obregón, era la fuente de contaminación del agua; sin embargo no precisó el agente hallado en su interior y se limitó a informar que fue cerrado, vaciado y limpiado para tranquilidad de los vecinos.

Además, acotó que el agua no hay riesgos de explosividad y que el olor detectado por los inconformes “se va a ir, en la medida que el agua limpia desaloje la sustancia contaminante“.

Pero esta información oficial ha fluido a cuentagotas, generado confusión y desatado especulaciones entre los colonos, quienes exigen que la autoridad les diga “de una vez por todas” qué contaminó el agua y cuáles son las medidas de mitigación que se pondrán en marcha para limpiar tuberías, tinacos y cisternas.

‘Nadie se baña aquí’

Marcela Merino es otra vecina afectada que detectó la suciedad del agua gracias al filtro del purificador que emplea en su hogar. Antes de que se confirmara la hipótesis del agua contaminada, todavía usaba el agua del grifo para bañarse, lavar los trastes y lavarse la boca. Después, dejó de hacerlo y en consecuencia tuvo que modificar su rutina diaria.

“Ya nadie se baña aquí. Imagínate, tengo que ir a otra casa que está fuera de la zona, manejar 20 minutos, y con la pena arreglarme en otro lado. O me he tenido que bañar cerca de mi oficina. Tengo unos mellizos, que ahora se bañan en la noche en casa de alguien más, aunque antes lo hacían por la mañana. Y el otro día hasta tuve que decirles que se lavaran los dientes en la escuela y que le pidieran permiso a la maestra para hacerlo allá”, explica.

Además, lamenta que sus hijos hayan perdido independencia con la situación, ya que que ahora necesitan permiso y cuidados para lavarse las manos, después de ir al baño en su propia casa.

Antes, Marcela bebía agua doblemente purificada y no tenía ningún problema, pero ahora además del olor, descubrió que la contaminación dejó rastro en la esponja de su filtro, un color verdoso que no le da confianza y que la obligó a comprar garrafones, como a muchos otro vecinos.

“Esa esponja la cambié al mismo tiempo que la de mi oficina, es algo reciente y ahora tiene un color impresionante, mientras que la de mi trabajo sigue completamente blanca. Nunca me había pasado eso. Es increíble, y lo peor es que ninguna autoridad ha tenido la delicadeza de decirnos qué sustancia se encontró en las muestras”.

Pero hay algo que a Marcela y a su familia les preocupa aún más, que ni el Sistema de Aguas de la Ciudad de México ni el Gobierno local han estimado una fecha en las que las cosas podrán volver a la normalidad, y esa incertidumbre le ha generado insomnio y estrés.

¿Cambiar de domicilio?

Marcela es dueña del departamento en el que habita, pero en la desesperación ha analizado medidas drásticas como una mudanza, con tal de huir del agua contaminada y retomar sus actividades cotidianas.

“La cantidad de cuestionamientos que te pasan con esto son muchísimos, traigo en la cabeza preguntas y preguntas, De esas de despertarte a las 3 de la mañana y decir, ‘¿qué será que hagamos para solucionarlo?’ Ya he empezado a ver rentas en otro lugar. He estado googleando a ver cuáles serían las soluciones en la peor de las situaciones, pero este departamento es mío y no entiendo cómo podría rentarlo”, destaca al empezar la entrevista.

Marcela reconoce que la situación ha ido evolucionando, pero advierte que las y los vecinos tienen derecho a acceder a información verídica y oportuna. “Yo entiendo que es difícil mantener una Ciudad como la nuestra, pero sí pido que nos den chance de limpiar nuestra cisternas con el proveedor correcto. Urge saber lo que contaminó el agua para actuar en consecuencia”, expone la vecina de Avenida Coyoacán.

Al final, tal y como le pasó a Claudia Araiza, en el condominio donde vive han dialogado acerca de la posibilidad de vaciar los tinacos, lo que implicaría el desperdicio de decenas de litros de agua, pero abriría la puerta a inhibir la contaminación”.

“La sensación es de que ‘ya va a pasar, va a durar 4 o 5 días y se va’. Pero tengo miedo de que esto dure mucho más, 5 u 8 meses porque entonces yo tendría que mudarme de casa. No sé si pueda sostener esta situación varios meses. Que uno no se pueda bañar ni lavarse las manos tampoco es viable”, afirma Marcela de manera tajante.

Medidas ¿suficientes?

El Gobierno de la CDMX, presumió ayer el puesto de mando, instalado en el parque de San Lorenzo, donde se ofrece a los vecinos de la demarcación garrafones sin costo alguno.

Martí Batres incluso señaló que se ha beneficiado a más de 2 mil personas con este apoyo, pero mujeres como Bárbara Bringas llaman a hacer más accesible el servicio, al menos en lo que se controla la crisis. Bringas vive con Parkinson y es una mujer de la tercera edad, a la que le resulta inaccesible trasladarse a este sitio.

En ese sentido, llama a la autoridad a considerar las necesidades de todos los habitantes de la demarcación y demanda que se divulguen los resultados del análisis de agua para dar certeza y claridad sobre lo que sigue.