Invisibilizar fosas clandestinas de CDMX ‘da carta blanca al crimen’, opinan expertas y madres buscadoras
Foto arte: Majito Vázquez/ La Lista

En febrero y abril de este 2024, la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México halló –junto a madres buscadoras– fragmentos óseos humanos en la zona boscosa del Ajusco, a la altura del kilómetro 12. Eran restos de una pierna y una mano y estaban semienterrados, a 2.3 metros de distancia de la superficie, entre basura y cascajo.

Ambas jornadas de búsqueda se organizaron por Pamela Gallardo, joven que desapareció en 2017 tras acudir a un festival de música en la zona. Su madre, Mary Velázquez, presionó a la autoridad durante 9 meses para que peinara el perímetro.

Mary está convencida de que lo descubrieron en dichas incursiones fueron una o varias fosas clandestinas, pero la Fiscalía local y otras autoridades del Gobierno capitalino han sido reacias a confirmarlo.

La madre reprocha que inclusive hayan usado un término similar para confundirla y expone, en entrevista con La-Lista, el sinsentido de los argumentos.

“En las fosas dejan a nuestros seres amados para ocultar los crímenes de los que fueron víctimas, pero la autoridad y los forenses de Ciudad de México insisten en no llamarles fosas y yo les pregunto ‘¿entons, qué son?’ y salen con que son enterramientos. Me lo dijo una antropóloga de la Fiscalía: ‘eso no es una fosa, doña Mary, es un enterramiento’”.

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Mary asegura que ella no es una persona culta o dedicada a la academia, pero acusa que esa doble terminología, sólo ha servido para restarle importancia a una situación delicada y desviar la atención hacia otro lado.

Además, le reprocha al Fiscal interino, Ulises Lara, y al jefe de Gobierno, Martí Batres, su intención de desacreditar a las madres buscadoras.

“Aquí en la Ciudad de México también existen el monstruo del narco, de la extorsión, del derecho de piso. Esto, nos ha quedado claro a las madres buscadoras, y ha ido creciendo. Ellos pueden mentirle a todo el pueblo, pero no a las madres que sufrimos esta violencia de la desaparición o del feminicidio. A nosotras no nos engañan”, dijo.

La Comisión Nacional de Búsqueda, instancia de Gobierno encargada de atender el fenómeno de la desaparición de personas en México, define una fosa clandestina como “cualquier lugar en el que se inhuma ilegalmente uno o más cadáveres y/o restos humanos con el objetivo de ocultarlos, y que evita que las autoridades puedan sancionar e investigar las razones de la inhumación”.

Este concepto coincide con los hallazgos del año en curso, al menos en la teoría, y la defensa legal de Pamela Gallardo también lo confirma.

El Grupo de Acción para los Derechos Humanos y la Justicia Social acompañó a Mary Velázquez y a integrantes del Colectivo Hasta Encontrarles al Ajusco, el mismo día en que fueron hallados entre la tierra falanges y metacarpos.

Su abogado, Alan Piñón, advierte que “formalmente” se puede hablar de fosas en la CDMX, y especialmente pide considerar que no todo el terreno es urbano aquí en la capital y que las zonas despobladas son perfectas para que el crimen organizado disimule la comisión de delitos.

“De forma errada se piensa que la Ciudad de México sólo tiene este terreno urbano; sin embargo, si tú te trasladas a alcaldías como Tláhuac, Cuajimalpa, Xochimilco, Álvaro Obregón, te vas a dar cuenta del tipo de terreno que también tiene la ciudad. Es decir, un terreno que no es urbano, que es diverso y que tiene bosque, como en el caso del Ajusco, con kilómetros inhabitados y sin cámaras de vigilancia”.

¿Nueva zona de interés?

De acuerdo con el reporte “Buscar entre el dolor y la esperanza”, de la Universidad Iberoamericana, entre 2020 y 2023 se detectó la existencia de 11 fosas clandestinas en la Ciudad de México, que se clasifican de esta manera gracias a la investigación hemerográfica que dirigió la activista en derechos humanos, Andrea Horcasitas.

En tanto que, de 2006 a 2019, empleando los mismos parámetros, Horcasitas reconoció sólo 5 fosas clandestinas. Es decir, que la tendencia de esta práctica va al alza cuando menos en las cifras no oficiales.

El conteo de la autoridad, en contraste reporta -desde hace al menos hace 18 años- que la CDMX “no tiene registro de sitios ilegales de inhumación”. Horcasitas solicitó vía transparencia este dato, pero año con año y de forma consistente la CDMX ha negado la existencia de fosas clandestinas.

Isabel Beltrán Gil, experta e integrante del Grupo de Investigación en Antropología Social y Forense, observa que el hecho de que la autoridad oculte y minimice las fosas clandestinas “la convierte en cómplice y omisa”, y subraya que en lugar de desestimar el momento, debe tomar acciones.

Además, sugiere que la capital del país podría estarse convirtiendo en una zona atractiva para esconder la evidencia de actos atroces. “Si la ciudad, aparentemente, se está empezando a convertir en una zona de interés para ocultar cuerpos. El que la autoridad decida invisibilizar el fenómeno sólo retroalimenta ese problema. Por el contrario, reconocer qué está pasando implica pensar en políticas públicas y estrategias para atender la situación”, precisa.

Beltrán es parte del equipo de científicas y científicos sociales que conformaron un grupo independiente para entender el fenómeno de la desaparición de personas. Como antropóloga física indica que el concepto de “enterramientos” no incluye la carga de violencia que sí lleva una fosa clandestina e insiste en que dejar pasar las señales tempranas puede derivar en una tragedia a largo plazo.

“No reconocer el problema, va a suponer que los criminales digan ‘ah, bueno no hay consecuencias, tenemos carta blanca’. ¿Acaso tenemos que alcanzar las 2 mil fosas para empezar a hacerle frente? Yo creo que es mejor, sabiendo que ahora son pocas fosas clandestinas, atender el problema, antes de qué crezca y se replique el escenario de otras entidades”, comentó a La-Lista.

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Integrante de Una Luz en el Camino. Foto tomada de las redes sociales del colectivo.

Pero, ¿a qué le teme la Ciudad?

Para Jaqueline Palmeros, madre buscadora del colectivo “Una Luz en El Camino”, las autoridades capitalinas están evadiendo -a toda costa- reconocer la existencia de fosas clandestinas para tapar a su vez un patrón sistemático de desaparición en la capital del país.

El Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas en México revela que en la CDMX han desaparecido, de 1952 a la fecha, poco más 7 mil 600 personas, lo que convierte a esta entidad en una de las que más acumula víctimas de este delito a nivel nacional.

“Si no aceptamos la grave problemática de desaparición, que viene de raíz, tampoco vamos a aceptar las fosas o la trata de personas, porque una deriva de la otra. Y el peor riesgo para las familias es que seguiremos buscando a nuestros desaparecidos, pero cada vez con menos posibilidad de hallarlos. El Estado puede salirse con la suya, y normalizar esta situación“, comparte Palmeros a La-Lista.

Jaky, como le llaman en el colectivo de búsqueda, recuerda que las fosas también han sido reclasificadas como otra cosa, en vista de que algunas han sido halladas en predios particulares, donde los cuerpos o los restos de cuerpos yacen en jardines o patios, pero no por eso -alega- “una fosa deja de serlo para convertirse en algo más”.

Mary Velázquez concuerda con ella y ambas recuerdan que han sufrido indolencia del Estado. “Pareciera que también quieren desaparecernos a las madres buscadoras“, dice la también fundadora del colectivo Hasta Encontrarles CDMX.

Mientras que Palmeros pide no mirar hacia otro lado en este caso y pone sobre la mesa el hecho de que con cada desaparecido, tal y como ocurrió con su hija Montserrat, “una familia completa desaparece“.

El caso de Pame Gallardo es la prueba fehaciente de que hay fosas clandestinas, pero no es la única. Este abril lo vimos con toda claridad. En la CDMX estamos rodeados por algunas montañas como el Ajusco, como el volcán de Tlahuác, los Dinamos, el cerro de Guerrero donde, efectivamente, también se han encontrado estas fosas. Si la Fiscalía estuviera trabajando no tendrían que hacer su chamba las madres buscadoras”, lamenta.

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