Bebederos del Metro: 7 de cada 10 están abandonados e inoperantes

Imagina que vas en el Metro a hora pico y que el aire acondicionado no sirve. El tren se detiene en el túnel, como suele ocurrir, y la botella que llevaste al trabajo está vacía. El calor es insoportable y tienes mucha sed. Al salir del vagón, aprovechas el transbordo para buscar agua.

Los locatarios del Metro ya cerraron y recuerdas los bebederos. Cada estación tiene al menos uno, no es difícil encontrarlos cuando te diriges a la salida. Caminas hacia los torniquetes y al llegar descubres que es imposible servirse agua: el bebedero no tiene botón y está sucio.

La realidad no dista mucho de este escenario. Los bebederos del Sistema de Transporte Colectivo Metro podrían calmar la sed de millones de habitantes que transitan a diario, pero el 70 por ciento de ellos está averiado o en el abandono por lo menos desde junio de 2023.

De los 420 bebederos que están dispersos en la red, 220 están bajo análisis para determinar su estatus, 100 están en reparación desde el año pasado y sólo 100 dan servicio, según información que proporcionó a La-Lista la unidad de Comunicación Social del Metro. 

Aunque los bebederos estaban destinados a garantizar el acceso gratuito al agua potable, después de la pandemia muchos quedaron inutilizados y, en el peor de los casos, se convirtieron en contenedores de basura.

Algunos bebederos tienen restos de comida, residuos de refresco o diversos líquidos. Curiosamente, en algunos se acumulan botellas de plástico vacías, como si fueran una ofrenda de quienes intentaron usarlos. Otros están llenos de vasos de unicel, bolsas de papas y diversos desechos.

El espectáculo varía dependiendo de la zona.

Sed sin alivio: así es vivir la inutilidad de los bebederos

A pesar de que la mayoría de los usuarios sabe que los bebederos ya no funcionan, jóvenes como Gabriel, quien prefirió no dar su apellido, persisten en intentar usarlos para ahorrarse unos pesos. El estudiante de 20 años llegó con sus amigos a la estación Escuela Normal con la intención de rellenar su botella de plástico, pero se encontró con un bebedero que ni siquiera tenía agua.

“Honestamente era la primera vez que lo iba a usar, pero no sirve. Me han contado mis amigos que luego se rellenan, igual he visto personas que en otras estaciones sí los usan. Era mi primera vez y me decepcionó. La verdad nos ayudaría a ahorrar a nosotros como estudiantes y a varias personas que lo necesiten”, cuenta.

David Chacón, migrante venezolano de 35 años que llegó a la Ciudad de México hace semana y media, se encontró con una situación similar: confundió el bebedero con un bote de basura.

“Acabo de ver uno, pero había basura encima. Lo vi como si fuera un bote más bien. Para nosotros los migrantes, sería importante que funcionaran porque siempre necesitamos tener agua”, dice.

Bebedero por bebedero

La-Lista realizó un recorrido por la Línea de 2 del Metro, que va de Taxqueña a Cuatro Caminos, para comprobar si las estadísticas globales se reflejaban en la ruta más transitada del sistema.

Según los registros oficiales, la Línea 2 cuenta con la mayor cantidad de bebederos de toda la red del Metro, con 52 en total, pero también registra la mayor afluencia de usuarios, con más de 46 millones de personas en tránsito durante el primer trimestre del año.

La-Lista descubrió que el porcentaje de bebederos abandonados aumentó drásticamente, pasó de 70 a 96% en comparación con el total de la red. Además, en al menos nueve estaciones se encontraron uno o más bebederos con basura.

Alberta Alvinez, de 81 años, utiliza esta línea de manera recurrente. El 18 de junio, mientras viajaba con su nieto, intentó usar el bebedero para enjuagarse las manos y tomar agua. Afuera de la estación, el calor era intenso, con una sensación térmica de 30 grados.

“Veníamos agarrándonos de los tubos y quería enjuagar mis manos, también tomar una poquita de agua, pero no tienen”, dice. Hace unos seis meses, el mismo bebedero de la misma zona sí le permitió llenar una botella, pero ahora no sale nada. Está seco.

Alberta confía en la seguridad del agua de los bebederos, ya que nunca antes ha enfermado por beberla. Pero su experiencia no refleja la de la mayoría de los usuarios del Metro, quienes dudan de la pureza del agua y temen contraer enfermedades estomacales o infecciones al consumirla.

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Bebedero con desechos en la línea 2 del Metro. Foto: Redes sociales

¿Y la calidad del agua?

Para Ricardo Rojas, el sabor del agua de los bebederos cambia según la estación. En Chabacano, le genera desconfianza, mientras que en La Raza no experimenta preocupaciones.

“Hay de bebederos a bebederos. Por ejemplo, La Raza tiene buena agua. Y he probado en Chabacano, pero no me gustó, luego, luego se siente un sabor muy como agrio”, detalla.  

Durante el recorrido por las 24 estaciones de la Línea 2, La-Lista encontró que el agua de uno de los bebederos en funcionamiento no cumplía con la norma: no era insípida y tenía un sabor a tierra. En otros dos bebederos, la presión era tan baja que no se podía llenar un vaso o una botella. Además, uno de ellos estaba sucio, lo que habría obligado a los usuarios a colocar sus labios directamente en la boquilla para usarlo.

“No he utilizado los bebederos. De hecho, una estación antes los quería utilizar, pero honestamente no me dan confianza por el aspecto que tienen. No hay mucho qué decir (a las autoridades), los comentarios salen sobrando, pero si pudieran darles una solución al menos diría que tengan los bebederos limpios para atraer al público”, dice Emily, de 20 años, quien decidió compartir su nombre pero no su apellido.

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Erario que se escurre

Jorge Gaviño, exdirector del Sistema de Transporte Colectivo Metro, inauguró los primeros dos bebederos en 2015 en la estación Peñón Viejo de la Línea A, que va de La Paz con Pantitlán. Durante ese año, así como en 2016 y 2017, se continuó instalando bebederos en las 195 estaciones de la red.

Gaviño prometió que cada bebedero costaría alrededor de 30 mil pesos y que la inversión total sería de 12 millones de pesos. Pero la proyección se quedó corta, se invirtió el doble de presupuesto previsto. Una solicitud de información, interpuesta por un ciudadano en la Plataforma Nacional de Transparencia, reveló que la red de bebederos costó 24 millones 182 mil 433 pesos, y que cada uno superó el valor de los 57 mil pesos.

La pandemia por Covid-19 obligó a la suspensión del servicio en 2020, pero el nuevo director general del Sistema de Transporte Colectivo Metro, Guillermo Calderón Aguilera, anunció la reactivación en junio de 2023 como parte de las acciones para mitigar el calor. 

“Entre las medidas implementadas en la red para mitigar el impacto por las altas temperaturas se encuentran: operación de 91 ventiladores a nivel de piso, revisión continúa de 63 ventiladores por cada tren y activación de los sistemas de ventilación en túneles de las Líneas 7 y 12. Con relación a los bebederos, que habían suspendido su servicio por la emergencia sanitaria, en todas las líneas y puntos de alta afluencia, entrarán en operación una vez que se garantice su óptimo funcionamiento”, dijo el funcionario.

Desde entonces, se sigue evaluando si la mayoría cumple con las condiciones para operar, pero ningún bebedero tiene una leyenda que aclare si ya fue reactivado o no. Los usuarios deben adivinar, por su apariencia, cuáles están en funcionamiento.

Originalmente, cada bebedero contaba con un tinaco de agua y con un ozonificador, además de tres filtros compuestos de arena sílica, carbón activado y luz ultravioleta con los que se garantizaba su potabilidad, de acuerdo con el exdirector del Sistema de Transporte Colectivo Metro, Jorge Gaviño.

Las autoridades debieron de cumplir con las normas NOM-127 y NOM-224, referentes a las características del agua para consumo humano y para la reducción de bacterias. Pero se desconoce cuándo fue la última vez que el Metro dio mantenimiento a los bebederos y renovó sus filtros. 

“Normalmente tienen basura, jamás he visto a alguien que se pare a beber agua. No se animan, no puedes beber de un lugar que está contaminado. Y no me da mucha confianza, podría pensar que no está 100% purificada”, dice Juan Carlos Morales, usuario del Metro.

Aunque su funcionamiento es simple, solo basta con oprimir un botón, a los bebederos les falta lo más básico: agua e incluso los propios botones. Hoy forman parte del paisaje inoperante del Sistema de Transporte Colectivo Metro.

Víctor Conde, comerciante de 56 años, ironiza sobre su función: “Sirven de adorno porque nunca tienen agua… solo un chorrito. Pero si no hay agua en las casas, ¿crees que va a haber en el Metro?”.