<em>Días perfectos</em>, un poema de lo cotidiano y de la complejidad humana
'Días perfectos', un poema de lo cotidiano y de la complejidad humana. Foto: Especial

La cartelera de México recibió una obra maestra del cine de culto y película nominada al Oscar. Hablamos de Días perfectos, la historia más reciente de Wim Wenders.

Con una narrativa contemplativa a los pequeños detalles de la cotidianidad, la historia nos adentra a la vida de Hirayama, un trabajador de mantenimiento de los baños públicos de Tokio.

A bordo de su camioneta y los puntos que debe recorrer de la capital de Japón, el personaje de Kōji Yakusho aborda la forma en que se lleva a cabo su labor y se relaciona con múltiples personas, a algunas de las cuales ayuda a cambiar su vida.

Días perfectos da muestra de la unión de dos mundos. Hirayama vive en el mundo análogo, uno en el que el tiempo va más despacio y enfrenta la inmediatez, mientras que su colega y su sobrina, Niko, están del otro lado.

Los días de Hirayama toman un cambio cuando entra en contacto con ellos, aunque mantiene su esencia de responsabilidad y felicidad con los pequeños detalles, inclusive si esto responde a jugar con un desconocido en una hoja de papel escondida en un sanitario, a modo de una cápsula del tiempo.

La revolución de un beso en la mejilla, de una canción y el reencuentro con la familia dan muestra de la profundidad del personaje y todos los secretos y palabras detrás del silencio, sobre todo una declaración de un amor por las personas que le preocupan.

Con sus miradas, expresiones, silencios y palabras es como Kōji Yakusho da una clase magistral de actuación dentro de Días perfectos, motivo por el cual se hizo acreedor al premio al mejor actor dentro de la pasada edición del festival de cine de Cannes.

La cinta de Wim Wenders es un producto de belleza natural. Sus escenas de contemplación en medio de un parque, las fotografías de las copas de los árboles, las canciones reproducidas en casete y los laberintos de autopistas de Japón que recorre el protagonista en su camioneta o en bicicleta forman parte de un deleite para todos los sentidos, del descanso del bullicio de una ciudad reconocida por su luminosa vida y el estruendo de su urbanismo.

El filme ha recaudado a nivel mundial casi 17 millones de dólares desde su estreno mundial en Francia, además de sumarse a las listas de películas favoritas de directores como Martin Scorsese y Steven Spielberg.

Días perfectos es ejemplo de la sutileza cultural de Japón y su tradición poética desde los tiempos de Murasaki Shikibu, de los Mono no aware que nos regalan la belleza de los instantes, momentos fugaces como el Komorebi, es decir la luz que se filtra por las hojas de los árboles y que nos regalan la belleza de los pequeños detalles como la historia de Wim Wenders.

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