¿Quién era Danny Yerna, el fundador de Tutti Frutti y referente del arte corporal en CDMX?
Danny Yerna, pionero del tatuaje y el piercing en México y creador del mítico bar Tutti Frutti, falleció dejando una huella imborrable en la escena underground y cultural de la Ciudad de México.

Muere Danny Yerna, artista corporal
/Foto-Ig: danny_wakantanka.x
El arte corporal en México perdió a uno de sus pioneros. Danny Yerna, tatuador, perforador y figura clave en la escena underground de la Ciudad de México, falleció recientemente, según informó el colectivo Wakantanka, del cual fue fundador y guía espiritual. Más allá de las agujas, la tinta y el acero, Yerna fue un auténtico catalizador de la contracultura capitalina. Su legado va mucho más allá del estudio de tatuajes que ayudó a construir: Danny también fue el alma detrás del bar Tutti Frutti, un espacio mítico que marcó a una generación de músicos, artistas y espíritus libres.
“Con profundo dolor les comunicamos que nuestro fundador y maestro Danny Yerna ha partido de este plano terrenal”, compartió Wakantanka en sus redes sociales. Aunque no se ha revelado la causa oficial de su muerte, la noticia ha resonado fuertemente entre quienes lo conocieron, lo admiraron y compartieron con él alguna noche de música y camaradería en el icónico bar Tutti Frutti.
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¿Quién era Danny Yerna y por qué marcó a una generación?
Danny Yerna fue mucho más que un artista del tatuaje y el piercing. Para muchos, fue un guía cultural, un puente entre distintas tribus urbanas, y un impulsor de escenas artísticas cuando aún no existían plataformas o redes sociales para promoverlas. Su estudio Wakantanka no sólo se convirtió en referencia para el arte corporal en México, sino también en un espacio de aprendizaje y comunidad.
Pero quizá su aportación más recordada fue la creación del bar Tutti Frutti, un espacio alternativo que, aunque de vida fugaz, se convirtió en una leyenda dentro del circuito cultural de la Ciudad de México. Junto a su compañera Brisa, Yerna abrió las puertas de este bar con una visión muy clara: crear un refugio para aquellos que no encontraban lugar en los espacios convencionales. Un sitio donde se escuchara la música que no sonaba en la radio, donde se celebrara la diversidad estética, ideológica y musical.
A lo largo de los años, decenas de músicos que más tarde serían parte fundamental del rock mexicano, como integrantes de Caifanes, Café Tacvba, Santa Sabina o La Maldita Vecindad, pasaron por el Tutti Frutti en sus inicios. Ese lugar, modesto pero lleno de energía creativa, fue un semillero de talentos y un símbolo de resistencia cultural.
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¿Qué representó el bar Tutti Frutti para la cultura alternativa en México?
El Tutti Frutti no fue un bar común. Fue un laboratorio cultural, un refugio para los distintos y una zona de libertad creativa. Se le conoció como “El Templo Underground” de la capital, no sólo por su programación musical, sino por el tipo de comunidad que allí se congregaba. Era el tipo de sitio donde podías escuchar desde punk hasta jazz experimental, desde postpunk europeo hasta cumbia psicodélica.
Según Brisa, Danny era un anfitrión generoso. Se dice que solía grabar cassettes a quienes le pedían que les compartiera la música que ponía. Pero también tenía principios firmes: rechazaba rotundamente tocar música mainstream en su bar. “Se enojaba si le pedían que pusiera a bandas como Guns N’ Roses”, recuerda ella.
La magia del Tutti Frutti no sólo residía en su oferta musical, sino en el ambiente que lograron construir. No era raro ver en una misma mesa a músicos, poetas, pintores, punks, drag queens, anarquistas y curiosos. En ese microcosmos, las jerarquías se disolvían y lo que importaba era la expresión libre, el respeto mutuo y la experimentación artística.
¿Cuál fue su legado y cómo se despide la comunidad?
Aunque su muerte deja un vacío difícil de llenar, el legado de Danny Yerna perdura en quienes aprendieron de él y en los espacios que ayudó a crear. Wakantanka, el estudio que fundó, continúa operando y ha sido el hogar de decenas de artistas del tatuaje que hoy siguen llevando su filosofía: el cuerpo como lienzo, la identidad como acto de resistencia.
La comunidad alternativa lo recuerda como un ser cálido, creativo y con convicciones. Las redes sociales se han llenado de mensajes de despedida, anécdotas y fotografías que dan cuenta de su impacto. Desde antiguos clientes que lo recuerdan por su mano firme al tatuar, hasta músicos que le deben su primer escenario, todos coinciden en algo: Danny no solo cambió pieles, cambió vidas.
Hoy, mientras el Tutti Frutti vive en la memoria de quienes lo frecuentaron, y Wakantanka sigue marcando historias, la figura de Danny Yerna se consolida como un ícono de la contracultura mexicana. Su muerte deja un hueco enorme, pero también un ejemplo claro de cómo vivir con autenticidad, rebeldía y amor por el arte.
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