Historia de Aura - Historia-de-Aura-Portada

Aura

La amenaza


Aura fue la primera de su familia que atravesó por esta situación. Conocía del matrimonio infantil por otras mujeres que eran obligadas a casarse con hombres mayores a ellas, pero nunca imaginó que a sus 19 años tendría que casarse con un menor de 17 años.

Su familia ni siquiera pedía dinero por ella, pero aceptaron entregarla bajo amenaza de recibir una maldición si rechazaban la propuesta.

En un principio, el papá de Aura no quería que ella se casara, pero el padre del adolescente, Mario, le insistió una, dos, tres veces. Al final, a él tampoco le quedó de otra porque tuvo miedo de que la brujería no solo fuera para su hija, sino para la familia completa.

La unión se selló con una pequeña fiesta el 23 de mayo del 2021 en casa de Aura, como suele ocurrir en la región de La Montaña del sureño estado Guerrero, uno de los que concentra mayor población indígena y en condiciones de pobreza. La familia de Mario es cristiana y no beben alcohol, así que el papá compró 100 cajones de Pepsi para ellos, pero la familia de Aura no es de esa religión y su papá llevó 200 cartones de cervezas para sus invitados.

Aura dice que quienes sí acudieron al evento fueron los policías municipales de Cochoapa el Grande y el comisario de la comunidad de Dos Ríos, Natalio Hernández, señalado por encarcelar durante ocho horas a un hombre por negarse a financiar una fiesta patronal para todo el pueblo.

Esa misma noche, la joven se mudó con Mario y su familia a la comunidad de San Pedro el Viejo. En entrevista telefónica, la joven relata en mixteco, con la traducción de su prima, que las primeras dos semanas estuvo bien, pero después las cosas cambiaron.

El papá de Mario le empezó a reclamar por los 150 mil pesos que habían pagado por ella y le advirtió que iba a trabajar para devolverlos. De pronto, no le permitían salir ni visitar a sus papás porque había “riesgo” de que se escapara.

La obligaron a sembrar y levantar chile serrano. Aura ya estaba acostumbrada a trabajar en el campo, lo hacía por temporadas en Michoacán en la siembra de limones, junto con sus hermanas.

La diferencia es que el dinero de la siembra de limones era para ella y su familia, mientras que el papá de Mario nunca le pagó por levantar el chile serrano.

Conforme pasaron los días la situación empeoró: el papá de Mario ya no solo la ponía a trabajar, sino que le ordenaba hacer todo el quehacer de la casa, cocinar y servirle a él su plato de comida.

“Todos hacían lo que él decía, todos estaban de acuerdo con él”, dice Aura sobre el papá de Mario.

Una tarde del mes de julio el señor se molestó porque llegó junto con otros familiares y la comida no estaba servida, la regañó en medio de todos y le prohibió hablar por teléfono con su papá y su mamá.

Acabando la reunión familiar todos salieron a la central de camiones, ya que algunos de ellos vivían en otros municipios. Fue entonces cuando Aura aprovechó la distracción para escapar a su casa, en la comunidad de Dos Ríos.

No logró llegar muy lejos. Aura esperaba abordar un camión de vuelta a casa de sus papás en el cruce de caminos, cuando los hombres armados de la policía comunitaria la detuvieron y la llevaron de regreso.

Como castigo, fue trasladada a un cuarto que sirve como cárcel municipal en Cochoapa el Grande, el mismo lugar donde encierran a otras mujeres que se han negado a vivir con los hombres con quienes las obligaron a juntarse o a quienes escapan de los abusos de los que pagaron por ellas.

Aura permaneció ahí dos días enteros. La policía también detuvo al papá de Aura porque la familia de Mario exigió que le devolvieran los 150 mil pesos que habían pagado, dinero que al final sí regresaron porque no lo habían gastado.

El padre de Aura acudió a organizaciones de derechos humanos y lo ayudaron a dejar a la joven en libertad.

Tras enterarse de lo sucedido, una prima de Aura que vive en los Estados Unidos le ofreció la oportunidad de irse de México. La joven no lo pensó dos veces y tomó varios camiones hasta llegar a Ciudad Acuña, unos mil 747 kilómetros al norte de Guerrero, donde un coyote -otro tratante- le cobró 9 mil dólares (casi 200 mil pesos) por ayudarle a cruzar la frontera.

Aura solo estudió hasta sexto de primaria y su español es poco fluido. Con la ayuda de su prima, ella expresa su enojo por este tipo de prácticas que la obligaron a emigrar.

“En ese momento yo no quería casarme, quería estudiar un poquito más”, dice la joven.

Aura espera que en su pueblo ya no obliguen a las jóvenes a juntarse con alguien que no conocen. “Que las mujeres y los hombres se conocieran y después se casaran, que no siga pasando así porque mis suegros me trataron mal”.

*Los nombres de esta historia fueron cambiados por motivos de seguridad y por petición de la entrevistada.

Historia de Aura - btn-historia-de-aura
Descargar y comparte la historia