¡Celebración con burbujas! Hoy es el día del champagne

Ligado a las celebraciones de grandes eventos, como un campeonato de la Fórmula 1 o la obtención de un gran premio, el champaña es uno de los vinos más famosos del mundo. De hecho, según el Comité Champagne, en 2021 se produjeron 322 millones de botellas, de las cuales 180 millones se exportaron a todo el mundo.

“Lo primero es saber que se dice el champagne y no la champagne. En masculino te refieres al vino y en femenino a la región”, explica la sommelier y embajadora de la marca Piper Heidsieck, Georgina Estrada.

Producido desde hace siglos en la región de Champagne, a unos 150 kilómetros de París, se trata de uno de los primeros vinos espumosos que tuvieron éxito en el mundo, impulsado sobre todo por los paladares británicos.

“Citado por primera vez por sir George Etheredge en 1676 en The Man of Mode, el vino de Champagne espumoso experimenta rápidamente un gran éxito, primero en Inglaterra y luego en Francia en los años 1700. Es un vino extravagante, que despierta los cinco sentidos, pero también muy caro”, detalla el historiador Benoît Musset.

Desde la época de la ocupación romana, la vid se cultiva en distintos territorios del sur de Francia, incluyendo la región de Champagne. Posteriormente, los monjes que se asentaron en la región durante la Edad Media, como el famoso Dóm Perignon, continuaron el legado de la producción del vino.

El método champenoise, es decir, una segunda fermentación en la que se añade azúcar al vino tranquilo para producir las conocidas burbujas, es descubierto en la región y propio de sus vinos, aunque también se suele emplear en el cava catalán y otras bebidas.

“La primera de las reglas de calidad se fijó en la ley de 1927. Sólo autorizaba las vides tradicionales de Champagne: Pinot noir, Meunier, Chardonnay, Pinot blanc, Pinot gris, Arbane y Petit meslier.

“Pero el verdadero combate para la exigencia de calidad se intensificó de los años 1931 a 1935, después de las crisis de superproducción y de caída de las ventas, que causaron el hundimiento de los precios de la uva”, relata el sitio del Comité Champagne.

Reconocer un buen vino de Champagne es relativamente sencillo. Desde el punto de vista sensorial, tiene siempre un color cristalino, burbujas finas que hacen un “rosario” o hilera perfecta y una combinación de acidez y dulzor adecuada para cada una de sus categorías.

“Una investigación reciente señala que, el sonido del champagne es uno de los más agradables para el oído humano”, detalla Estrada. El estallido del corcho y el sutil sonido de las burbujas son icónicos.

“Una vez abierto, el Champagne entregará a la ‘primera nariz’ las impresiones olfativas inmediatas; luego un largo momento después, la ‘segunda nariz’ apreciará los aromas más profundos, más complejos, más precisos que se habrán revelado. Los aromas también son los signos de reconocimiento de una cepa o de una madurez”, destaca el Comité Champagne sobre el aroma de este vino.